La llamada marcha por la dignidad que tuvo lugar el pasado fin de semana en Madrid, desembocó en un enfrentamiento de grupúsculos antisistema con la Policía en una serie de escaramuzas que se caracterizaron por un extraordinario grado de violencia. Los ataques de los grupos violentos estaban perfectamente coordinados y la sangre fría con la que actuaban parecía responder a una hoja de ruta previamente diseñada, antes que a una acción espontánea fruto de la adrenalina. Por estos indicios, la Policía ha manejado la posibilidad de que hubiera grupos conocedores de las tácticas de guerrilla urbana o ‘kale borroka’ detrás de estas acciones e incluso se ha especulado con que el grupo terrorista Resistencia Galega estuviera detrás del inicio de la violencia, liderándola y azuzándola.
Desde que se diera a conocer por primera vez en Galicia en 2005 a través de un comunicado en el que informaba sobre el inicio de acciones “para fortalecer su lucha”, este grupo calificado como terrorista – la Audiencia Nacional ha condenado a cuatro de sus miembros por participación en organización terrorista – ha caminado hacia su consolidación y si bien ha tenido un crecimiento lento, su repercusión ha sido considerable, ayudado quizás por el vacío de grupos similares debido al abandono de actividades por parte de ETA. Según el informe ‘Resistencia Gallega. Una organización terrorista emergente’, elaborado por el catedrático de la Universidad Complutense Miguel Buesa, en el que cita informaciones periodísticas basadas en investigaciones policiales, RG contaría ya con una estructura bastante consolidada.
Según este informe, Resistencia Galega no contaría aún con un brazo político propiamente dicho, aunque este estaría ya diseñado sobre el papel y sería la Organización de Liberación Nacional (OLN). En este caso, el brazo político estaría en la cúspide del organigrama y por debajo de él saldrían todos los tentáculos, incluido Resistencia Galega como brazo armado. Como plataforma cívica o frente de masas estaría la llamada ‘Causa Galiza’ y como frente de juventudes la Asamblea da Mocidade Independentista (AMI), muy activa en círculos estudiantiles. La organización contaría también con sindicatos estudiantiles afines, tales como AGIR, BRIGA o Nós-UP. Como elemento de captación estaría la Agrupación de Montaña Augas Limpas (AMAL) y como agrupación de presos, la asociación CEIVAR.
“El esquema de Resistencia Galega tiene mucha inspiración en el caso de ETA, que tiene a su alrededor una serie de organizaciones más o menos específicas y con una relación más o menos formal. La diferencia esencial entre ETA y Resistencia Galega es que esta concede la preeminencia a la organización política – que todavía no se ha constituido – mientras que en el caso de ETA son ellos quienes tutelan todas las organizaciones”, explica el catedrático de la Universidad Complutense, Miguel Buesa, quien asegura que los intercambios de información de las organizaciones radicales de izquierdas con el entorno etarra – representado fundamentalmente por la organización juvenil Segi – e incluso los encuentros físicos entre grupos en acampadas organizadas, son habituales.
Las conexiones no se limitan a los ‘cachorros’ de cada banda y así, según informaciones publicadas por ABC, etarras condenados “instruyen y aportan sus experiencias a los presos de Resistencia Galega (RG), sobre todo en lo que se refiere a cómo comunicarse con los militantes en libertad a través de sus abogados y familiares”. Según esta información, publicada en abril del año pasado, los terroristas de RG reclamarían la consideración de ‘preso político’ para buscar el contacto con otros terroristas, tanto del Grapo como de ETA, aunque estos en el fondo les despreciarían “al considerar que la violencia que ejerce esta banda en Galicia dista mucho de alcanzar el nivel de medio de terrorismo vasco”, asegura la información.
Tras ponernos en contacto con una de las entidades que aparecen en el informe, la Asociación de Montaña Augas Limpas – presunto órgano de captación – uno de sus portavoces pone en cuestión la información e incluso la existencia misma de un grupo terrorista gallego. “Se trata de una información interesada de un sector de la derecha española, que trata de vincular, como ya se hizo en otras latitudes, todo lo que sea nacionalismo con la violencia y así meter presión. Pasó en el caso catalán, en el vasco, en el corso… Pasa en toda Europa siempre que hay un fenómeno de nacionalismo periférico. Se busca una razón para presionar a todos los grupos nacionalistas y la razón fácil es decir que hay un grupo terrorista. Si atiendes a las encuestas del CIS nadie, salvo un número muy poco significativo, cree que en Galicia haya un grupo terrorista y las preocupaciones de la gente son otras, muy alejadas del terrorismo”.
“Según información que he leído en la prensa, en alguno de los juicios han hablado de que AMAL era un aparato de captación de Resistencia Galega – admite – pero me parece literatura fantástica de la Audiencia Nacional, que filtra a los medios y estos la repiten meticulosamente”, explica. “Nuestra asociación está muy bien definida, lo que hacemos es montañismo, en el que tratamos de acercarnos además a la fauna, la sociología, la naturaleza y la historia de los lugares que visitamos, eso es todo”, puntualiza.
Preguntado sobre si existe algún vínculo entre AMAL y Resistencia Galega, el portavoz de la asociación de montaña advierte que la mera pregunta ya es tendenciosa, pues de algún modo acusa y se pregunta si se la haríamos tan libre y directamente a otra asociación que no tuviese un carácter nacionalista. “Esa es la forma de actuar de la Policía y la Audiencia Nacional con el nacionalismo, tratan de vincular a la gente con la violencia. Es una forma fácil de crear un distanciamiento hacia estas posiciones”, dice.
Para el portavoz de AMAL, el fin de la violencia de ETA tiene mucha relación con este comportamiento. “Como se acabó la lucha en el País Vasco quieren inventar aquí otra”, afirma. ¿Usted duda entonces de la existencia de Resistencia Galega?, preguntamos. “Yo pienso que no existe. Yo no he visto ningún comunicado de ninguna organización que avale su existencia y la gente que fue juzgada no acreditó que formase parte de ninguna organización”, asegura.
Terrorismo de baja intensidad
Desde comienzos de 2001 hasta el primer trimestre de 2013, a Resistencia Galega y a otras formaciones afines a ella se le atribuyen 137 incidentes terroristas, siendo todos ellos de baja intensidad y la mayoría sin heridos. Esto arroja una cifra de 11,1 incidentes anuales, frente a los 324 de media que ha registrado el separatismo vasco en el mismo período. “Dicho de otra manera – escribe Buesa – mientras que RG o los grupos que la apoyan han logrado realizar, en promedio, un poco menos de una acción mensual a lo largo de la docena de años en que llevan actuando, ETA – a través principalmente de sus organizaciones juveniles –, en el mismo período, ha perpetrado casi a diario un incidente de esta naturaleza”.
Además, en los últimos años se ha observado un retraimiento de las acciones terroristas debido al incremento de la presión de la acción policial, que se ha notado de forma significativa en un grupo que todavía tiene una pequeña dimensión. Según investigaciones policiales, Resistencia Galega estaba compuesta por 20 ó 25 personas en 2007, mientras que en 2011 contaba con unas 40. No obstante y pese a este lento crecimiento, desde 2002 han sido detenidas 82 personas relacionadas con el independentismo gallego, la mayoría vinculadas a acciones de Resistencia Galega, lo que muestra un entorno mucho más amplio del estrictamente terrorista, debido a que algunas de estas detenciones correspondían a miembros de AMI, asociación juvenil que se perfila como la cantera del grupo.
En definitiva, Resistencia Galega es un grupo terrorista en claro proceso de consolidación con una estructura creada en torno a él a imagen del organigrama de ETA pero que carece de un brazo político que sí está contemplado en su diseño. “Sin embargo, cabe añadir que cuenta con el amparo político del nacionalismo gallego. No digo que estén vinculados a ellos, sino que cuentan con su amparo, tal y como se desprende de las declaraciones de sus líderes. Beiras incluso testifica en el juicio a favor de los terroristas que fueron condenados, desde un punto de vista teórico, claro”, explica Buesa. Cada vez que el nacionalismo se ha referido a estas minorías violentas no ha sido para marginarlas o rechazarlas, sino más bien para restarles importancia. Beiras ha llegado a decir que a los terroristas de RG se les aplican “leyes de excepción”, aunque en su discurso más institucional ha rechazado la violencia terrorista.
Aunque Resistencia Galega se ha cuidado de no cometer asesinatos, para el catedrático de la Universidad Complutense, Miguel Blesa, no es descartable que en el proceso de radicalización en el que está inmerso, más aún si logran consolidar una dirección política, decidan en el futuro que dar un paso más allá puede servir a sus objetivos. “En todo caso hay un factor que juega en su contra y es el caso de ETA, que puede hacernos pensar que este grupo opte por seguir conteniendo la intensidad de sus acciones violentas. Además, hay que tener en cuenta que Galicia no es el País Vasco y que allí el nacionalismo es muy minoritario y la justificación de la violencia ligada al independentismo casi inexistente”, concluye.