Desde el año 2006 en España se han registrado 1.374 detenidos vinculados a grupos de extrema izquierda, que según los últimos informes policiales integran 31 grupos que vendrían a formar el mapa de la extrema izquierda radical española. Estos 31 grupos serían la punta de lanza de la izquierda radical – un estudio anterior llegaba a contabilizar 116 grupos de extrema izquierda y otros 46 de extrema derecha –, que a su vez se divide en tres grandes familias que serían el Movimiento Antifascista, el Movimiento Anticapitalista y los llamados Red Skins, de corte anarquista y conocidos por las siglas RASH. En España, el Movimiento Antifascista es el más numeroso y activo, con un total de 19 grupos detectados, muchos de ellos ubicados en las comunidades de Castilla y León y Valencia. Además de otros grupos de corte más político, entre ellos se integran también seguidores ultras de clubes de fútbol, como los celtarras y los Bukaneros – seguidores del Celta de Vigo y del Rayo Vallecano, respectivamente –.
El carácter juvenil de muchos de estos grupos hace que entre los detenidos abunden los menores de edad y de hecho, entre los 1.300 arrestados había 126 menores de 18 años. Desde que se contabilizan estas diligencias se han realizado 32.654 identificaciones en actos vinculados a grupos violentos de extrema izquierda y aunque el dato podría ser orientativo respecto al apoyo social que reciben estos grupos en cuanto a la asistencia a actos y participación – con mayor o menor intensidad – en los disturbios, es muy posible que en este número puedan figurar personas identificadas en varias ocasiones.
Según información de El Confidencial Digital, la Policía manejaría una lista reducida de 600 antisistema procedentes de Madrid, Barcelona, Granada y Zaragoza – donde estarían los grupúsculos más duros – que suelen estar presentes en todas las manifestaciones con disturbios, digamos, a gran escala. En Barcelona, el núcleo duro se reduce a 200 ó 300 personas también controladas por las autoridades, mientras que las ‘tropas’ podrían ampliarse hasta los 2.000 simpatizantes. Por comunidades, la que registra un mayor número de arrestos es la Comunidad de Madrid, con 214; Castilla y León, con 190, Valencia, con 107 y Castilla La Mancha, con 54, aunque el estudio no incluye los datos referentes al País Vasco y Cataluña.
El perfil del ‘antisistema’
Por su naturaleza “voluble”, no es fácil hacer un control exhaustivo de estos grupos, ya que “surgen y desaparecen con la misma rapidez”. “Muchas veces existen siglas y una web de referencia que se mantiene más o menos actualizada, pero que no operan como organización”, explica Daniel Sansó, miembro del Ceseden y experto en estos grupos.
No obstante, sería posible hacer un perfil social de los jóvenes que integran estos grupos y que respondería al de jóvenes de entre 16 y 28 años, generalmente procedentes de la clase obrera o la clase media baja, la mayoría con estudios y no pocos con titulaciones superiores, “pero con una elevada frustración porque ven cómo el sacrificio hecho por sus familias para que estudien una carrera no supone un ascenso social y una mejora de su calidad de vida”, explica Daniel Sansó. En ese sentido, muchos de ellos responden al perfil de mileuristas que se sienten defraudados con un sistema donde teóricamente el mérito, la capacidad y la preparación les debería permitir encontrar un trabajo, independizarse y tener una calidad de vida y sin embargo, ganan poco o no tienen trabajo y viven con sus padres.
Para Daniel Sansó, el ambiente familiar también juega un rol importante. “Muchos de ellos ‘heredan’ la ideología de sus padres o de sus hermanos mayores. En el caso de Resistencia Gallega, muchos de los actuales integrantes son hijos, nietos o familiares de los GRAPO o del Exército Guerrilleiro de Liberación do Pobo Galego Ceibe, como pasa con los miembros más jóvenes de la kaleborroka del país vasco, que son familiares y allegados de presos de ETA. También existen los simpatizantes seducidos por la imagen romántica del luchador por la ‘patria’ o por causas nobles, con un elevado nivel de politización”, asegura el experto.
Por seguir con Resistencia Galega, el catedrático de economía de la Universidad Complutense, Miguel Buesa – hermano del líder socialista asesinado por ETA, Fernando Buesa – autor del informe ‘Resistencia Gallega. Una organización terrorista emergente’, contempla dos focos y dos entornos claramente definidos en cuanto al trabajo de reclutamiento de la organización. Uno tiene que ver con los movimientos estudiantiles radicales, constituidos principalmente en Santiago de Compostela y el otro tiene más relación con los sindicatos obreros y operan en torno a Vigo, ciudad industrial donde fue muy activo el activismo obrero vinculado al sector naval. “Si se observa la geografía de las acciones que han desarrollado, Santiago y Vigo son los puntos geográficos más importantes. Si tenemos en cuenta la distribución de los incidentes y los daños ocasionados el más importante es La Coruña, seguida de Pontevedra”, explica Buesa.
Realmente se pueden encontrar perfiles diversos, pero la juventud, el sentimiento de frustración y una cierta proximidad familiar o por afinidad entre amigos a movimientos radicales e ideologías radicales podrían ser una constante.