Joan Josep Nuet, coordinador de Esquerra Unida i Alternativa y diputado por la Izquierda Plural, opina que el Ministerio del Interior tiene buena parte de la culpa de los disturbios que se produjeron el 22M y de los incidentes ocurridos este miércoles en el campus de la Complutense que se han saldado con más de 50 detenidos. “Hay una actitud premeditada para criminalizar a los manifestantes por parte de Interior y la subdelegación del Gobierno en Madrid”, señala Nuet.
Admite que puede haber “una pequeña infiltración de radicales entre los manifestantes”. Pero insiste en que los disturbios han sido consecuencia de “las provocaciones policiales” y una «mala planificación intencionada» por parte de autoridades políticas en Madrid.
Nuet considera que la tensión social está relacionada con las políticas económicas. «Existe una resistencia a las políticas del Gobierno porque la gente lo está pasando mal. Y no hay una actitud adecuada por parte de las fuerzas de seguridad”.
El diputado sostiene que este clima de protestas no tiene “nada que ver con Venezuela”, donde el Gobierno de Maduro reacciona a las manifestaciones con una dura política de detenciones y encarcelamiento a figuras políticas de la oposición. “Allí los intereses populares están representados por el Gobierno y la oposición sistemáticamente hace una acción violenta”.
Nuet advierte de que “no hay operativo policial que pueda parar las protestas” y critica “las leyes represoras” que planea el Gobierno de Mariano Rajoy –como la ley de seguridad ciudadana-, porque cree que aumentarán la crispación social.
El Sindicato Profesional de Policía (SPP) dice que pegar a un policía sale más barato que romper una farola. Ante esta afirmación, el dirigente de la coalición de izquierdas reitera que “la solución no son leyes más exigentes”, ya que cree que en ese caso habrá más problemas.
En su opinión, las autoridades deben respetar “protestas democráticas” y “organizar un sistema de seguridad con profesionalidad y planificación, sin que se inmiscuyan las decisiones políticas”. “Cuando se quiere interferir en una manifestación desde el punto de vista político, las cosas acaban mal”, concluye.