En la mañana del 15 de diciembre de 1994 del policía municipal de San Sebastián Alfonso Morcillo salió de su domicilio para ir a trabajar cuando fue asaltado por dos etarras que le asesinaron a sangre fría. En esta ocasión, Lasarte fue el conductor del vehículo que les trasladó hasta allí que les facilitó la huida. Además, había hecho el seguimiento previo a la víctima. Morcillo tenía 40 años, estaba casado y tenía das hijos.
Se da la circunstancia de que tanto Morcillo, como Ordóñez como Nieto estaban investigando las filtraciones a ETA por parte del estamento policial. En 10 meses todos habñian sido abatidos por la banda. En una entrevista con el portal soitu.es, su mujer recordaba esa mañana: «A los quince minutos de irse sonó el telefonillo y pensé que se habrían equivocado.
«Al otro lado, una persona me dijo que bajara, que mi marido estaba mareado en el suelo. Bajé corriendo, con el pijama puesto y un anorak para resguardarme de la llovizna. Justo debajo de la ventana de mi habitación me lo encontré tumbado, al lado de la salida de un garaje. Creía que se había tropezado con el bordillo y se había dado un fuerte golpe en la cabeza, porque estaba en medio de un enorme charco de sangre». Pero no. ETA había asesinado a sangre fría a su marido. Txapote había logrado su bautismo de fuego. Su mujer aún sufre cuando recuerda lo que le decían en esa época: “Que se joda tu marido bajo tierra”.