La luz es una de las necesidades energéticas más importantes de un hogar, representando aproximadamente la quinta parte de la electricidad que consumimos en la vivienda según un informe del Ministerio de Industria. Para conseguir una buena iluminación hay que analizar las
necesidades de luz en cada una de las partes de la vivienda, ya que no todos los espacios requieren la misma luz, ni durante el mismo tiempo, ni con la misma intensidad.
Resulta importantísimo aclarar la idea equivocada, pero muy extendida, de asociar la luz que proporciona una bombilla con la cantidad de electricidad necesaria para producirla. Hablamos, así, de una bombilla de 60 o de 100 vatios (W) como sinónimos de bombillas que producen
una cierta luminosidad, cuando, en realidad, el vatio es una unidad de potencia y la luz tiene su propia unidad de medida, el “lumen”.
Así, la eficacia luminosa de una lámpara es la cantidad de luz emitida por unidad de potencia eléctrica (W) consumida. Se mide en lúmenes por vatio y permite comparar la eficiencia de unas fuentes de luz con respecto a otras. La eficacia luminosa de las bombillas incandescentes se sitúa entre los 12 lm/W y los 20 lm/W, mientras que para las lámparas fluorescentes va desde los 40 lm/W a los 100 lm/W.
Una de las que más consumen y menos luz da es la bombilla incandescente trandicional a la que le quedan días para jubilarse. La luz se produce por el paso de corriente eléctrica a través de un filamento metálico, de gran resistencia. Son las de mayor consumo eléctrico, las más baratas y las de menor duración (1.000 horas). Emiten una luz ligeramente amarrilenta y cálida. Una de sus mayores ventajas es que encendían instantaneamente, aunque emitían bastante calor.Sólo aprovechan el 5% de la energía eléctrica que consumen. Eso sí, son las más baratas del mercado: 0,75 céntimos y 1,5 euros.
Para sustituirla como la reina de la casa existen los halógenos, las bombillas de bajo consumo, los fluorescentes o los led. Según cálculos de la Comisión Europea, en 2020 se conseguirá un ahorro de electricidad equivalente al consumo anual de 11 millones de hogares y una reducción media del recibo de la luz de un 15%. Gracias al menor consumo de electricidad, un hogar medio puede tener un ahorro neto de entre 25 y 50 euros al año, dependiendo del tamaño de la familia y del tipo y número de bombillas que utilice. Además, reducirá su impacto ambiental.
Halógeno
Las bombillas halógenas son lámparas incandescentes pero con filamento de wolframio que se calienta a mayor temperatura. Suelen ser usadas como luces ambientales y son ideales para ser usadas como reguladoras de potencia. Emiten una luz blanca y localizada que ayuda a la hora de jugar con la iluminación enfocando a un cuadro o un objeto. En el interior de la amplla hay una atmósfera gaseosa formada por gas noble y por un halógeno Son pequeñas pero tienen una alta capacidad de iluminación y un relativo bajo consumo. Eso sí, generan mucho calor y emiten una luz muy intensa. Las hay con filtro para ser menos agresivas a la vista.Se usan sobre todo como luz de ambiente y van empotradas en el techo. Su luz es blanca. Suelen durar hasta 3.000 horas. Su precio oscila entre 3 y 15 euros.
Tienen el mismo fundamento que las anteriores. Se caracterizan por una mayor duración y la calidad especial de su luz. Existen lámparas halógenas que necesitan de un transformador. Los transformadores de tipo electrónico disminuyen la pérdida de energía con respecto
a los convencionales; y el consumo final de electricidad (lámpara más transformador) puede ser un 30% inferior al de las bombillas convencionales.
Tubos fluorescentes
Se basan en la emisión luminosa que algunos gases como el flúor emiten al paso de una corriente eléctrica. La eficacia luminosa resulta
así mucho mayor que en el caso de la incandescencia puesto que en este proceso se produce un menor calentamiento y la electricidad se destina, en mayor proporción, a la obtención de la propia luz. Son más caros que las bombillas corrientes, pero consumen hasta un 80% menos de electricidad que las bombillas incandescentes para la misma emisión luminosa y tienen una duración entre 8 y 10 veces superior. Los tubos del tipo trifósforo o multifósforo dan entre un 15 y 20% más de iluminación que los tubos estándar para un mismo consumo eléctrico. Los equipos con reactancia electrónica de alta frecuencia son más eficientes.
Bombilla de bajo consumo
Son pequeños tubos fluorescentes que se han ido adaptando progresivamente al tamaño, las formas y los soportes (los casquillos de rosca) de las bombillas a las que estamos comúnmente habituados: por esta razón, las lámparas de bajo consumo son conocidas también como
lámparas “compactas”. Tienen una alta duración y muy bajo consumo. Eso sí, son más caras que las bombillas convencionales aunque, por el ahorro en electricidad, se amortizan mucho antes de que termine su vida útil (entre 8.000 y 10.000 horas).
Duran ocho veces más que las bombillas convencionales y proporcionan la misma luz, consumiendo apenas un 20%-25% de la electricidad que necesitan las incandescentes. Por todo ello, su uso es enormemente recomendable. En ubicaciones con encendidos y apagados frecuentes es recomendable poner lámparas del tipo electrónico, en vez de las de bajo consumo convencionales, ya que éstas ven reducida de manera importante su vida útil con el número de encendidos.
En la actualidad hay lámparas de bajo consumo muy compactas que caben en los mismos apliques y lámparas que las bombillas incandescentes.
Para tirala hay que tener en cuenta que continen mercurio. En condiciones normales, el mercurio permanece en el interior de la bombilla. Pero cuando la bombilla se rompe, puede liberar hasta 5 miligramos de mercurio (del tamaño de la punta de un bolígrafo, aproximadamente). En comparación, los viejos termómetros contienen unos 500 miligramos de mercurio. Si se le rompe una bombilla, ventile el cuarto y límpiela a continuación con un paño húmedo. Evite el contacto de la piel con los fragmentos que hayan podido quedar y no los recoja con aspiradora. Una forma de solucionar el problema del escape de mercurio en caso de rotura accidental es comprar bombillas fluorescentes de bajo consumo con un revestimiento externo irrompible.
Ventajas de este tipo de bombillas
– Consumen hasta un 80% menos que las bombillas convencionales.
– Hasta 60 euros de ahorro por bombilla durante su periodo de vida.
– Duran como mínimo entre 6 y 10 años (las bombillas convencionales duran 1 o 2 años).
– Sin riesgo de quemaduras gracias a su baja temperatura de funcionamiento.
– Ofrecen un abanico más amplio de tonalidades de luz (temperaturas de color).
LED
Aunque los LED se empezaron a utilizar para indicar el encendido y apagado de aparatos electrónicos, cada vez es más frecuente su uso en la iluminación doméstica. Según la Comisión Europea, son la alternativa de bajo consumo que presenta más ventajas y se recomiendan para utilizar en todas las lámparas de uso frecuente o prolongado. Ahorran un 80% de energía respecto a una incandescente tradicional y tienen una duración de hasta 25.000 horas. Cuestan unos 30 euros.
Las bombillas LED para iluminación de interior son nuevas en el mercado. En la actualidad las bombillas LED solo producen luz de baja o media intensidad (inferior a la de una bombilla incandescente de 75 vatios). Algunas bombillas LED son sensibles a las temperaturas y no pueden regularse (aunque existen bombillas especiales que superan esas limitaciones).
Para tirarlas, como estas bombillas contienen componentes electrónicos complejos, no se pueden tirar a la basura normal. Esto se indica con un símbolo en el que aparece un cubo de la basura tachado. Devuélvalas a alguna de las tiendas que las venden o llévelas a un punto limpio de recogida de residuos electrónicos (cada país puede tener un sistema distinto).
Ventajas de este tipo de bombillas
– Consumen hasta un 80% menos que las bombillas convencionales.
– Ahorran dinero con el paso del tiempo (cuando hayan bajado de precio, el ahorro será aún mayor).
– Duran como mínimo 10 años (las bombillas convencionales duran 1 o 2 años).
– Sin riesgo de quemaduras gracias a su baja temperatura de funcionamiento.
– Sirven para encendido frecuente.
– Lucen a plena intensidad inmediatamente.
– Ofrecen un abanico más amplio de tonalidades de luz (temperaturas de color).
– Luz brillante nítida o suave en función de sus necesidades.