El director del Programa Global sobre Malaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el español Pedro Alonso, aseguró a Efe que es necesaria una «reactivación política» de la lucha contra esta enfermedad que, pese a los progresos, aún mata a más de 430.000 personas cada año en el mundo.
En una entrevista telefónica desde la capital de Senegal, Dakar, donde empezó este domingo la conferencia internacional Iniciativa Multilateral sobre la Malaria (MIM, siglas en inglés), Alonso indicó que 2018 es «un año clave» en la batalla contra ese mal.
«Nos hemos dado cuenta -afirmó- de que haciendo lo mismo que hacíamos hasta ahora no vamos a lograr los objetivos».
Estos objetivos, aprobados en 2015, pasan por reducir la mortalidad por malaria en un 40 % en 2020, y en un 90 % en 2030, algo «muy ambicioso» que Alonso cree que «no vamos a poder conseguir a menos que cambiemos la dinámica que teníamos».
El conocido epidemiólogo destacó el avance realizado, con unas siete millones de vidas salvadas en los últimos 15 años y una reducción de la mortalidad de un 60 %.
Sin embargo, el científico recordó que la enfermedad todavía afecta a 230 millones de personas cada año y que continúa siendo endémica en unos 90 países del mundo, por lo que «sigue siendo un problema de magnitud gigantesca a escala global».
De hecho, según el último informe publicado por la OMS en diciembre de 2017, en los últimos dos o tres años se frenó el progreso y «empieza a haber señales de que empezamos a recular, a perder parte de los logros conseguidos», lamentó Alonso.
«Hay una cierta sensación de que la comunidad internacional puede haber perdido un poco el foco en la lucha contra las grandes endemias. (…) Hay que volver a ponerlo en el foco», declaró a Efe.
Por eso, Alonso aboga por una «reactivación política» que involucre a los mandatarios de los países endémicos, especialmente de África, y «reducir la dependencia de la financiación internacional a base de aumentar los recursos de estos países».
«La toma de responsabilidad en la lucha contra estas enfermedades por parte de los propios Gobiernos de los países es clave. Hay ejemplos como Ruanda, Senegal y Zambia que han tomado el liderazgo y marcan el camino a seguir», agregó.
Pese a estos ejemplos, el científico resaltó que «en los últimos cinco o seis años no ha aumentado los recursos que los propios países endémicos dedican a la lucha contra la malaria, pese a que han estado creciendo de forma importante económicamente».
El estancamiento financiero se refleja en que la inversión mundial actual se cifra en unos 2.700 millones de dólares (2.189 millones de euros), y se necesitarían unos 5.500 millones de dólares (4.459 millones de euros) para conseguir los objetivos marcados.
«Con esto no vamos a avanzar mucho más. Un nuevo impulso a la investigación y al desarrollo es clave», reclamó el investigador, antes de matizar: «No me gusta utilizar esta frase, pero podemos hacer más con lo que tenemos ahora mismo».
Preguntado acerca de la prueba piloto con la vacuna RTS,S, que se comienza este año en Kenia, Ghana y Malaui, Alonso celebró que «por primera vez en la historia se va a empezar a aplicar de forma rutinaria, a través de los propios ministerios de Salud, una primera generación de vacunas de malaria».
Estas pruebas se iniciarán entre octubre y noviembre y en ellas participarán cientos de miles de niños de zonas de alta prevalencia.
Pese a que el final de este proyecto está marcado para 2022, el científico español espera que en un año y medio se tengan datos «bastante concretos» para plantearse la aplicación en otras zonas del continente, que actualmente registra el 90 % de los casos de malaria a nivel mundial.
Esta vacuna aportará entre un 30 y un 40 por ciento de protección adicional con respecto a las herramientas ya existentes, como insecticidas o repelentes.
Para este mismo año, la OMS prevé convocar un nuevo comité de apoyo al desarrollo de nuevas generaciones de vacunas, «una herramienta muy útil y clave para poder avanzar», afirmó Alonso.
Preguntado acerca de la posibilidad de erradicar totalmente la enfermedad en un futuro, el investigador se mostró cauto: «Todos queremos un mundo libre de malaria. Algunos han hablado de 2040, pero nuestra impresión es que el mundo no está listo para ello».
«¿Debemos embarcarnos ahora en una campaña de erradicación de la malaria? No. Hay cosas más urgentes e importantes que hacer porque tenemos un problema global de una magnitud todavía demasiado grande como para hablar de la desaparición completa del parásito de la Tierra», sentenció el responsable de la OMS.