Opción A
El jueves pasado, sin ir más lejos, viví un momento glorioso. Perfecto. Me encontré por la calle a una pareja de jóvenes, parte de un grupo que estaba un poco más allá en la puerta de un bar, y lo que primero oí fue la música, que atronaba la calle por los altavoces de un Megane tuneado. Luego asesté pupila: él y ella. Poligoneros de manual. Tan clásicos de pinta, que tecleas en Google los nombres Yonatan y JEssi, por ejemplo –O Vane, o Yasmi, o Viky, o Mati, o Soralla-, y salen sus fotos… Miré a la parte masculina del binomio: el chacho estaba situado al volante del buga, con una lata de garimba encima del salpicadero, y sentada la choni a su lado en la acera, ella con tanta pintura de colorines en los ojos que no podía ni levantar los párpados y la cara como empolvada de colacao, un piercing en el belfo inferior, botas de pelo hasta la rodilla, el pantalón de caja bajísima dejando ver la mitad superior de dos rollizos glúteos, un tanga negro y un tatuaje verde en chino, o japonés, o de por ahí. Se me fueron otra vez los ojos al jambo, como es natural, y he de reconocer que mi afecto por su especie urbana subió, en el acto, varios puntos. Era un clásico: dos cadenas de oro al cuello, gafas pastilleras, camisa Rodweiler, vaqueros cagaos, Nikes de muelles, pelo a lo cenicero estándar con mechón engomado, y muy concentrado tecleando algo en el iPhone, posiblemente un mensaje a algún colega, de tipo “AnoSie cojiMo uN siego wapo”, “le kitao el tuvo esKape y peta que t Kgas” o “Pa mi Ca la Yeni la tngO preñá” […] Para ese momento yo me apoyaba en la pared más cercana, entusiasmado, buscando apresuradamente el Pilot V7 azul y un papel para anotar aquello antes de que se me olvidara. Y mientras tomaba las primeras notas al dorso de un recibo de cajero automático, vi cómo la loba se ponía en pie, airada, se acomodaba las bufas en el escote del top ombliguero color verde fosforito, se rascaba justo entre las ingles, fuerte y sistemáticamente, y luego, sin descomponerse demasiado, le pegaba una patada a una llanta tuneada del coche, antes de pronunciar una frase que esa misma tarde, en el pleno de de la Real Academia Española, tuve el gusto de repetir, fascinado, a mis respetables colegas: “Te vi a zampar una ostia más rápido que deprisa”. Y es que son –somos- unos genios. Aunque no lo sepan. O sepamos.
PREGUNTAS
1. Comentario crítico personal de este fragmento.
2. Léxico.
2.1. Significado que tienen, en este fragmento, estas cuatro palabras: atronaba, binomio, dorso, fascinado.
2.2. Indicar y explicar qué palabras –grupos de palabras- de este fragmento tienen similitud de significado con la idea de “juventud”.
3. Sintaxis y morfología
3.1. Análisis sintáctico.
a. Estructura oracional de: “El chacho estaba situado al volante del buga, con una lata de marimba encima del salpicadero, y sentada la choni a su lado en la acera”. [Basta con decir: 1) la clase de relación (yuxtaposición, coordinación o subordinación; y 2) el tipo de coordinación o subordinación.]
b. Función sintáctica de las siguientes cinco unidades: (1) el chacho, (2) situado, (3) del buga, (4) encima, (5) en la acera.
3.2. Análisis morfológico de las siguientes cinco palabras pertenecientes a la oración “Me encontré por la calle a una pareja de jóvenes”: (1) me, (2) encontré, (3) por, (4) pareja, (5) jóvenes.
4. Tema literario: “Temas principales y secundarios en ‘La casa de Bernarda Alba’”.