En 2013, uno de cada cuatro españoles tenía entre 45 a 64 años. La proporción era ligeramente inferior al del conjunto UE 28, según Eurostat. Sin embargo, el crecimiento de la población de esta edad en España está siendo mayor que en el resto de Europa y en solo unos pocos años más ese peso será, en nuestro país, uno de los mayores de la UE.
La política comunitaria no ha sabido por el momento proteger a los mayores de 45 años, los más afectados por la crisis.
1. Se necesitan de forma urgente medidas de choque
Desarrollar en el ámbito comunitario iniciativas de amplio alcance dirigidas a fomentar la empleabilidad para la población más vulnerable dentro del colectivo es imprescindible, según el documento. Es necesario adoptar medidas de choque junto con la inclusión de otras de medio y largo plazo.
2. Es necesaria una financiación suficiente del FPE
Al contrario de lo que debería hacerse, los recursos destinados a la financiación de formación profesional para el empleo (FPE) han sido objeto de una reducción significativa en los dos últimos años.
3. Políticas de prevención del desempleo y de permanencia en el mercado de trabajo
La participación formativa en las empresas del grupo de trabajadores de 45 y más años es seis puntos inferior al peso que ocupan en el empleo asalariado, con una posición de infrarrepresentación. Además, tienen una media inferior de horas por participante.
4. Las empresas deben apostar más por la formación de los mayores de 45 años
Impulsar medidas para elevar la participación en actividades formativas, incluyendo permisos individuales de formación, dentro de las empresas de los trabajadores de estas edades ampliando así sus oportunidades de mantenimiento y mejora de sus cualificaciones y su empleabilidad. Incidir en aquellos trabajadores de más edad con niveles de educación-formación bajos o medios. En algunos casos, algunos de ellos no tienen estudios o son directamente analfabetos.
5. La cualificación no debe estar enfocada en los empleos de toda la vida
Hay que avanzar hacia una mayor diversificación de los contenidos profesionales, visiblemente concentrados en unas pocas familias profesionales. Utilizar la actividad de prospección de los servicios públicos de empleo de necesidades futuras de cualificación entre las pymes.
6. Los incentivos para evitar echar a trabajadores de más de 45 años no funciona
El sistema de incentivos para evitar la destrucción de empleo en general, y entre los mayores de 45 años en particular, ha demostrado ser poco eficaz hasta el momento. Así, a pesar de la obligación para las grandes empresas de realizar una aportación al Tesoro Público en el caso de despidos colectivos que afecten de manera desproporcionada a los trabajadores de 50 y más años, este colectivo sigue estando claramente sobrerrepresentado en las medidas extintas de regulación de empleo.
7. Poner en valor la experienca
Usar herramientas recomendadas por la CE, como la erradicación de los estereotipos negativos que afectan a los trabajadores de más edad mediante campañas de información y al enfoque reforzado de los servicios de empleo hacia ese objetivo. Es preciso, además, poner en valor las competencias de los trabajadores adquiridas mediante la experiencia y vías no formales de formación, y prevenir y asesorar en los procesos de reestructuración o potenciar los servicios de recolocación aplicados a los trabajadores de más edad. Los objetivos de empleabilidad deben acompasarse con una adecuada adaptación del sistema de protección social que favorezca una prolongación sostenible de la vida laboral. Hya que impulsar los procedimientos de reconocimiento y acreditación de la formación adquirida mediante la experiencia laboral y las vías no formales de aprendizaje.
8. Rediseñar la jubilación parcial
Sería deseable reflexionar sobre un rediseño de la jubilación parcial que dé respuesta a la necesidad de una mayor gradualidad en el abandono del mercado de trabajo por parte de ciertos trabajadores.
El CES propone una visión integradora de las opciones a la permanencia en el mercado de trabajo más allá de la edad de jubilación a fin de potenciar, de una manera más efectiva, las posibilidades de activación entre los trabajadores de más edad que encierran los instrumentos de compatibilización y demora voluntaria (la posibilidad de compatibilizar pensión y empleo atrajo en 2013 a tan solo 9.000 personas, en su mayoría autónomos).
9. Las medidas para orientar al trabajador más mayor deben ser individuales
Las acciones de orientación laboral sobre los trabajadores de más edad son prioritarias para potenciar los perfiles de un grupo en posición de desventaja. La heterogeneidad que engloba el grupo de más edad hace necesaria la adopción de una perspectiva más individualizada de la orientación, alejada de un enfoque excesivamente generalista.
10. La colaboración público-privada no debe afectar a los mayores de 45
Garantizar que la apertura de la intermediación a la colaboración público-privada no redunde en un menoscabo en el acceso al empleo de los trabajadores desempleados de más edad. La distribución equitativa de carteras de desempleados a las agencias privadas, con un adecuado reflejo de la distribución total de edades y, dentro de ésta, de los distintos perfiles, cualificaciones y niveles de formación, resulta por tanto esencial.
11. No solo hay que formarlos, además hay que atreverse a contratarlos
La participación en acciones de formación de los desempleados mayores de 45 años es inferior a la total y se confirma la infrarrepresentación en el conjunto de la formación de oferta a los parados. Además, aquellos que han recibido formación presentan unas tasas de inserción laboral inferiores, especialmente los que sobrepasan los 55 años.
12. Incentivos a la contratación
Se puede afirmar que el nuevo esquema de incentivos a la contratación no se orienta de manera específica a facilitar la reinserción de estos colectivos vulnerables, como los mayores de 45 años con cargas familiares que estén cobrando subsidios, rentas de inserción o hayan agotado las prestaciones. Un sistema de incentivos bien diseñado pueda reorientar el empleo hacia los colectivos con mayores dificultades de acceso al mercado de trabajo.
13. Apoyo al autoempleo y al emprendimiento
Se observa que en materia de políticas de empleo dirigidas al fomento y promoción del autoempleo y el emprendimiento no se ha llevado a cabo un tratamiento específico del colectivo analizado. Además, se ha producido un acusado descenso, de más del 50%, de los fondos destinados al programa de promoción del empleo autónomo.
Las administraciones públicas deben desarrollar estrategias o ejes coherentes con las características de este grupo poblacional que desemboquen en ayudas o incentivos específicos que fomenten el autoempleo y permitan resolver los problemas y disminuir las trabas y riesgos que encuentra este colectivo a la hora de emprender. Y dotar a este tipo de políticas de recursos suficientes.
14. Adaptar el entorno de trabajo a la edad
Los convenios colectivos incorporan cuestiones ligadas a la perspectiva de edad, tanto de la igualdad y la no discriminación en el trabajo, como en relación con materias retributivas, extinción de la relación laboral o formación en el seno de la empresa.
Hay que impulsar una adecuada integración de las personas en la franja de edad más alta, entre otros aspectos a través de la adaptación de entornos y condiciones de trabajo que faciliten la estabilidad en el empleo de los trabajadores de más edad y las necesidades organizativas y de adaptación de las empresas. Hay que evitar salidas prematuras del mercado de trabajo acompañadas de un elevado riesgo de permanecer en el paro de larga duración.
15. Más protección social en las personas de 45 a 64 años, que ha disminuido un 47% en un año
Tras las últimas modificaciones normativas, especialmente las relativas a la mayor edad mínima para el acceso al subsidio especial para mayores de 55 años, se ha registrado una disminución de perceptores de este subsidio de un 47% con respecto al año anterior.
Debería considerarse especialmente la situación de los desempleados mayores de 45 años que agoten todas las ayudas del sistema de protección por desempleo y que son menores de 55 años, por ejemplo reduciendo el requisito de edad para acceder a esta ayuda que puede prolongarse hasta la edad de jubilación, para evitar que quede fuera del sistema un grupo de desempleados con especiales dificultades de reincorporación al mercado laboral.
Cabría reconsiderar el requisito de rentas de la unidad familiar o, alternativamente, exceptuarlo de cara a la financiación del convenio especial. Y elevar de nuevo la base de cotización por jubilación en este subsidio.
Al menos desde el punto de vista de mantenimiento de la cobertura de la protección, sería importante, en el panorama actual, reconsiderar el diseño de la Renta Activa de Inserción, elevando la duración o suprimiendo el número de veces en que se puede percibir.
16. Renta mínima que facilite la inserción a los mayores de 45 años en paro
Sería muy conveniente que se consolidara un sistema de Renta Mínima de Inserción como derecho subjetivo que permita cubrir las necesidades básicas así como lograr una cobertura adecuada de las personas en riesgo de pobreza y exclusión.
17. Extensión de vida laboral… pero con incentivos que ayuden a decir sí
El objetivo de extensión de la vida laboral también debería prestar una atención equivalente a los incentivos a la permanencia en la actividad, a fin de articular una política más equilibrada con los esfuerzos hasta ahora realizados con objeto de contener la salida del mercado de trabajo.