Los dos pesos pesados de la zona euro –Francia y Alemania– y un buen número de países bajo sospecha –Grecia, Portugal, España y el primero en la lista entre los candidatoS a recibir ayuda financiera, Eslovenia- salen esta semana al mercado a pedir dinero a los inversores. Lo hacen en una semana que ha empezado mal, con la publicación de un PIB chino decepcionante, porque la economía sólo ha crecido un 7,7% en el primer trimestre, y que puede acabar con un ataque de nervios.
Esta última posibilidad depende de Italia. El jueves el Parlamento transalpino empieza a debatir quién será el próximo presidente, con la alargada sombra de Silvio Berlusconi creciendo cada día que pasa. Lo sorprendente es que en una situación de absoluto desgobierno, Italia haya conseguido sacar adelante sus últimas subastas de deuda con unas cifras razonables.
En un contexto ciertamente difícil, los mercados están aguantando el tipo. La responsabilidad es del Banco de Japón y su extraordinariamente agresivo plan para relanzar la deprimida economía nipona. La búsqueda desesperada de activos más atractivos está provocando una huida hacia Europa – incluidos los mercados periféricos- y Estados Unidos.
El amigo japonés ha aparecido en el momento ideal. Mientras la Troika presiona a España para sacar adelante nuevos ajustes duros para frenar el déficit y nuestros bancos sufren en sus carnes los rumores de que viene una nueva ronda de provisiones millonarias, la prima de riesgo se mantiene por debajo de los 350 puntos básicos y las bolsas aguantan relativamente bien el tipo.
Los analistas creen que el impacto en todo el mundo de la fabricación masiva de billetes en Japón será duradero. Bankinter recuerda que el volumen de liquidez que va a llegar al mercado desde el Banco de Japón será, en los dos próximos años de 1,32 billones de dólares, de los que asegura que “prácticamente nada de ese importe ha llegado aún al mercado”.
El banco llega a afirmar que la política expansiva japonesa tendrá el mismo efecto que el Banco Central Europeo (BCE) se ha negado a aplicar en el Viejo Continente, “sin que la propia Alemania cuente con medios para impedirlo”. ¿Estamos por lo tanto ante el comienzo de una rápida recuperación de las bolsas y los bonos?
Bankinter cree que hay razones para el optimismo en los mercados periféricos. Y en los grandes mercados, BNP Paribas dice que el impulso nipón será suficiente para que el índice S&P 500 estadounidense, en zona de máximos históricos, pueda seguir subiendo. Lo importante es que según el banco francés el indicador estrella de Wall Street ya no tenía razones para seguir al alza. Pero las previsibles compran de inversores japoneses pueden provocar un cambio radical de dirección.
Con el BCE haciendo el papel de Don Tancredo, los mercados europeos siguen parasitando a costa de la Reserva Federal -en pleno debate sobre si debe mantener o no sus políticas expansivas- y del Banco de Japón. España, que hoy subasta letras a seis y doce meses y el jueves bonos a tres, cinco y diez años, debe estar muy agradecida. Rajoy respira un poco más tranquilo mientras prepara el paquete de medidas con el que intentará saciar la sed de ajuste de la Troika.