Una de las grandes acusaciones hacia el Club Bildergerg es su capacidad para crear una cultura de masas que les permita hacer en cada momento lo que estiman oportunio. Una de las creaciones más curiosas que se le atribuye al Club Bilderberg es la cultura de masas. Desde que Adorno afirmara que la televisión es un medio excelente para el control psicológico, los miembros del prestigioso club pusieron sus cabezas al servicio de un proyecto: adormecer y homogeneizar a las masas. Según afirma el periodista canadiense Daniel Estulin, uno de los autores que más ha investigado el fenómeno Bilderberg, el proyecto se diseñó en el Instituto Tavistock, auténtico laboratorio de experimentos del Club, y su más perfecta creación fueron Los Beatles. ¿De locos?
Los Beatles – dice Estulin – “formaron parte de un enorme experimento de masas diseñado por el gobierno inglés para condicionar culturalmente a la sociedad contemporánea”. Según el periodista, la ‘beatlemanía’ fue un fenómeno construido milimétricamente para colonizar las voluntades de los jóvenes de los sesenta. Su música sencilla y pegadiza, compuesta en una escala atonal de doce semitonos contribuiría – según el autor – a sumir a los jóvenes en un estado de mansedumbre ideal que los despojaría de sus instintos rebeldes.
Siguiendo esta teoría, toda la invasión del pop británico – Rolling Stones, Kinks, Zombies, Animals… –, junto con su filosofía lánguida y pacifista, sus drogas y sus costumbres contraculturales, responderían a un objetivo prediseñado por el Club Bilderberg para controlar psicológicamente a toda una generación.
Estulin menciona también los festivales al aire libre, como Woodstock, con ese poder atrayente, casi hipnótico, que mantuvo a cerca de 200.000 jóvenes despiertos y revolcados en barro durante más de tres días. El periodista apunta a la multinacional discográfica EMI como organizadora del evento, la misma compañía que elevó a los Beatles a la categoría de fenómeno de masas y también uno de los fabricantes de componentes electrónicos militares más importantes del mundo, en estrecho contacto con los servicios secretos británicos y también con el club Bilderberg. ¿Demasiada especulación conspirativa? Pues esto es sólo el principio.
La MTV, otra creación Bilderberg
Uno puede preguntarse qué negocio persigue un club de hombres poderosos para adormecer y homogeneizar a las masas. Para Daniel Estulin, el objetivo es doble. Por un lado, la generación de los sesenta y setenta, adormecida por las drogas y la psicodelia, dejó de lado un incipiente movimiento que ideológicamente podían apoyar, pero que necesitaba de otra fuerza y otro espíritu para salir adelante, las asociaciones pro derechos civiles, mucho más molestas y peligrosas para los intereses del poder establecido puesto que aspiraban a derribar el ‘statu quo’. Por otro, homogeneizando a la juventud lograban un único y enorme consumidor con idénticos anhelos y necesidades, lo que permitiría producir en masa y abaratar costes para satisfacerlo.
En esta línea de lograr un público consumista y uniforme surge otra de las grandes creaciones de Bilderberg – siempre según la opinión de Estulin –, la cadena MTV. Fundada por el grupo Viacom, perteneciente a la CBS Corporation – afín al Club Bilderberg – la MTV es hoy es, desde hace 30 años, la biblia del pop-rock mundial.
Se trata de una cadena muy visual, que ofrece información telegráfica, contenidos muy breves, mensajes directos, luz y casquería y la promesa de que lo que ha de venir será aún mejor. Máxima expectación y mínimo esfuerzo para crear en los jóvenes una estructura mental propia de un videoclip, predominio de lo estético e incapacidad para articular o seguir mensajes largos o complejos. Esa es la misión psicológica de la MTV, de acuerdo con el proyecto de ingeniería social del Club Bilderberg – afirma el periodista canadiense.