Corría el año 2011, la crisis causaba los peores estragos y el fantasma del rescate sobrevolaba España como una amenaza cada vez más susceptible de convertirse en cruda realidad. La concesión del que hasta entonces era el mayor proyecto de la historia de nuestro país en el exterior llegó cuando más falta hacía y cuando mayor era el pesimismo entra los economistas patrios. La construcción de la línea de alta velocidad La Meca-Medina, en Arabia Saudí, fue a parar al consorcio formado por doce empresas españolas -Adif, Cobra, Consultrans, Copasa, Dimetronic, Imathia, Inabensa, Ineco, Indra, OHL Internacional, Renfe y Talgo- en alianza con otras saudíes en octubre de 2011. La mareante cifra de la adjudicación, de más de 6.700 millones de euros, supuso una bocanada de oxígeno para nuestras constructoras y para todo el país en general. La ratificación fue presidida en Riad por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, y la titular de Fomento, Ana Pastor, en enero de 2012.
La longitud de la línea de AVE en ejecución alcanza los 450 kilómetros y dispondrá de doble vía para permitir a los trenes circular a velocidades de hasta 320 km/h. Además de la Meca y Medina, ciudades que unirá, dispondrá de las estaciones de Jeddah, la Ciudad Económica del Rey Abdullah (KAEC) y el aeropuerto internacional de King Abdulaziz en Jeddah. La envergadura de la obra hizo que nadie quisiera perderse el trascendental momento de la rúbrica del acuerdo, al que España envió una expedición liderada por los citados ministros y completada por el director general de Relaciones Económicas Internacionales, Fernando Eguidazu, y los secretarios de Estado de Planificación e Infraestructuras, Rafael Catalá, y de Comercio, Jaime García-Legaz.
Margallo subrayó entonces el papel jugado por el Rey en la adjudicación, sin cuyo concurso hubiera sido imposible que triunfara la candidatura española. “Demostraremos una vez más que los españoles estamos en la primera línea de tecnología de vanguardia y que somos capaces de alcanzar la excelencia en todas sus formas”, incidió el titular de Exteriores. En ese acto estuvieron presentes también representantes de las empresas nacionales agraciadas, del consorcio saudí que colabora también en la obra, dos ministros saudíes y el príncipe Abdul Aziz Bin Mishaal Bin Abdul Aziz. El mismo Rey de Arabia Saudí había dejado patente la importancia de la licitación cuyo fin es asistir a las decenas de miles de peregrinos musulmanes que visitan La Meca, lugar sagrado para ellos. El cálculo estimaba que la línea ferroviaria transportaría a unas 160.000 personas al día en las épocas de mayor fervor religioso.
La alternativa española fue la única, junto a la presentada por empresas francesas en alianza con otras locales, que pasó el primer corte, en el verano de 2010. Apenas un año después, se dio a conocer la buena nueva, que vino a ratificar, en palabras del Gobierno, que el modelo de AVE de nuestro país es reconocido en todo el mundo. Reconocimiento a nuestras constructoras que también ha hecho Perú al encomendar a ACS y FCC la construcción del metro de Lima.