Etapa 1, sábado 5: Leeds – Harrogate 190,5 km
Al igual que en 2013, el primer maillot amarillo se pondrá en juego en un sprint. Se acabaron las etapas prólogo en contrarreloj en la que el ganador del año anterior lucía el maillot amarillo. La etapa finaliza con una una interminable recta picando hacia arriba que puede alterar las distancias de los lanzadores de cada equipo.
Pero tiene cierto peligro porque hay isletas centrales que obligan al conjunto de la carrera a dividirse para evitar embudos que puedan provocar caídas. Se atraviesa la zona monumental de Harrogate, con el Royal Hall o el Majestic Hotel.
El resto de la etapa es un paseo para mostrar Yorkshire al mundo, especialmente las preciosas carreteritas del Yorkshire Dales National Park con los tres repechos para jugarse el primer maillot a topos entre los que formen la escapada consentida del día.
Etapa 2, domingo 6: York – Sheffield 201 km
Se la suele comparar con la carrera cilcista de Lieja. Consiste en una sucesión de repechos cortos con rampas de dos dígitos, algún tramo adoquinado, bajadas peligrosas al 25% y, en general, las famosas carreteras secundarias de la campiña inglesa como protagonistas.
Sin embargo, serán las últimas cotas las que marquen el verdadero desarrollo de la jornada. Bradfile cuenta con un 19% en su primera rampa. Oughtibridge (conocida como Jaw Bone), de 1,5 km al 9,1%, será un buen punto de toque para los primeros movimientos importantes, contando incluso con un 20% en la curva final.
En esta segunda etapa ya hay subidas, como el Jenkin Road, coronándose a solo 5 kilómetros de meta. Sus 600 m al 12,8% (con una corta rampa cercana al 30%) pueden abrir huecos insalvables de cara al final.
Etapa 3, lunes 7: Cambridge – Londres 155 km
Es para los sprinters que son los que se disputarán la victoria. Un final de transición para los favoritos que se moverán cómodamente en el pelotón. Tras llegar al río Támesis, se remonta este por su margen izquierda atravesando toda la zona monumental de Londres antes de la llegada en The Mall, mismo lugar que en los Juegos Olímpicos de 2012.
Etapa 4, martes 8: Le Touquet-Paris-Plage – Lille Métropole 163,5 km
La carrera llega a Francia con otra etapa con final al sprint. En Lille Metropoli se vivirá otra llegada masiva de corredores buscando al gloria del triunfo de etapa. Buenas carreteras y pocas complicaciones para que se desate de nuevo la lucha de potencia en los momentos finales.
Etapa 5, miércoles 9: Ypres – Arenberg Porte du Hainaut 155,5 km
Y llega el temido pavés, al que ningún favorito quiere enfrentarse pero donde comenzará a perderse o ganarse la carrera como ya se vio en 2010. Se trata de un asfalto adoquinado irregular al que tienen que adaptarse los corredores. Caídas, pinchazos, cortes, grupillos, sobresaltos y alternativas nos esperan.
Todo ello se traducirá en minutos de ganancia o pérdida al final del día y que serán determinantes en el desarrollo posterior del Tour. Totalizando 15,4 km de pavés en los últimos 70 de etapa, estamos ante la etapa de adoquín más dura que se recuerda, quizá desde los años 80 o antes.
Todos los tramos son usados en la París – Roubaix, si bien se harán siempre en sentido contrario al Infierno del Norte. El primer tramo, que nadie se confunda, es el facilito de Gruson (2 estrellas) y no el mítico Carrefour. A continuación: Pont Thibault (3*), un tercio del 5 estrellas Mons-en-Pévèle (más corto, pero de adoquín malo igualmente), la mitad del 4* de Bersèe, Beuvry-la-Forêt (3*), Tilloy (4*), Warlaing (3*), Hornaing (4*) y Wallers ‘Pont Gibus’ (3*)
Es pavés. Es imprevisible. En cualquier lugar puede saltar la liebre. Pero destacaría tres puntos clave. Por su dureza, la combinación de Mons-en-Pévèle y Bersèe a 40 km de meta. Posteriormente, Tilloy a 25 km. Y luego Hornaing a 16 km. Es decir, están suficientemente lejos de meta para que perder contacto pueda costarte un Tour.
Etapa 6, jueves 10: Arras – Reims 194 km
Viendo el perfil, parece que estamos ante otra etapa al sprint sin historia, pero no es del todo así. La carrera va a transcurrir por carreteras secundarias más estrechas y, por lo tanto, más peligrosas por lo que puede haber cierto nerviosismo. Pueden producirse abanicos de corredores y embudos peligrosos cuando se llegue a las zonas secundarias. Esperemos que no se caigan muchos.
Etapa 7, viernes 11: Épernay – Nancy 234,5 km
Un par de repechos en las proximidades de Nancy. Los equipos de hombres rápidos querrán, como no, controlar la carrera, pero con 235 km de etapa les costará más de lo habitual. Habrá varios corredores que se escaparán de forma inciial y serán los que se disputen el final de la carrera con relevos en la cabeza del grupo.
El primer escollo es la temida cota de Maron, 3,2 km al 5%. Pero la cota de Boufflers, ya entre las casas de Nancy, es otra historia, una recta que va ganando pendiente progresivamente, totalizando 1,3 km al 7,9% separados por 5,5 km favorables hasta meta, con alguna curva cerrada por el camino. ¿Sprint, escapada, ataque tardío? Difícil pronosticar cómo y quién ganará esta etapa.
Etapa 8, sábado 12: Tomblaine – Gérardmer La Mauselaine 161 km
La primera de las etapas clave de este Tour. Llega el traslado a los Vosgos, una de las novedades del recorrido. Comienza la media montaña en el Tour. Un soplo de aire fresco a una ronda ciclista demasiado conservadora en sus tipos de puertos, pero que poco a poco va haciendo hueco a los desarrollos más cortos. Tras Sheffield, vuelven las rampas de dos dígitos, y no serán las últimas.
Tres puertos finales perfectamente enlazados por cortas bajadas y de desnivel decreciente conforman un final precioso. Primero, la Croix des Moinats, el más largo y regular, lugar indicado para hacer daño a ritmo con el equipo. El primer muro es el Col de Grosse Pierre, con 1500 m por encima del 11% y puntas del 16% coronándose a apenas 11 km del final. Final en otro muro, La Mauselaine y sus 1800 m al 10,3%.
Puede que todo quede para el final, pero la selección y la emoción irá en aumento con el paso de los puertos, y alguno puede llevarse la etapa sorprendiendo desde Grosse Pierre.
Etapa 9, domingo 13: Gérardmer – Mulhouse 170 km
Es una etapa imprevisible llena de repechos cortos, falsos llanos y puertos de baja categoría, pero muy entrelazados entre sí. Son las etapas propicias para los ataques de esos corredores que acuden al Tour en busca de un triunfo de etapa. Desde primera hora de la mañana se producen roturas en la zona media del pelotón con ataques laterales, pero los favoritos saben que esta no es aún su etapa. Es la antesala de la llegada a los Alpes.
Los primeros 130 km tienen 5 puertos y nada de llano, destacando dos zonas más rompedoras por su pendiente en la Cota de Gueberschwihr y en la parte final de Le Markstein. Cuidado también con las bajadas, especialmente del Grand Ballon.
Etapa 10, lunes 14: Mulhouse – La Planche des Belles Filles 161,5 km
La décima etapa en la que termina el paso por los Vosgos es una de las más atractivas. Los peligros de descontrol desde el inicio del día anterior se pueden repetir aquí, aunque algo atenuados por la dureza del encadenado final. Pero tanto Petit Ballon como el Col du Platzerwasel son dos puertos muy serios a mitad de etapa, y acompañados por Firstplan antes y Odensen después aportan una considerable dureza.
Lo más exigente, sin embargo, se encuentra al final. En 2012 ya vimos los estragos que puede causar La Planche des Belles Filles con la carnicería que allí perpetró el Sky y este año llega a continuación del Col des Chevrères, con 3 km al 10,3% y rampas que superan el 15%. Nuevo final el alto en la que los favoritos sí que tienen que aparecer. Puede que el maillot amarillo esté todavía en posesión de uno de los escapados del día anterior, pero en esta etapa se lo debe poner uno de los aspirantes al triunfo final..
DESCANSO, martes 15
Etapa 11, miércoles 16: Besançon – Oyonnax 187,5 km
Ninguna de las subidas tiene entidad suficiente para realizar una buena selección ni crear verdaderas diferencias. Quizá el mal tiempo pueda ser este día, como en muchos otros, el mejor aliado para ver una etapa espectacular en lugar de una escapada consentida sin implicación del pelotón. Bajadas peligrosas y carreteras de silueta serpenteada en la que los corredores deben emplearse a fondo. En este tipo de etapas, Perico Delgado era el mejor
Etapa 12, jueves 17: Bourg-en-Bresse – Saint-Étienne 185,5 km
Saint-Étienne, visita habitual del Tour, suele presentar etapas quebradas para que se luzcan las fugas. Sin embargo, no parece este el caso, pues aunque el perfil presente ondulaciones, la pendiente media de los puertos es tan baja (menos del 3,5%) que se antoja insuficiente para romper la tiranía de un pelotón donde los equipos de sprinters tendrían hambre de victoria tras muchos días sin nada que rascar
Etapa 13, viernes 18: Saint-Étienne – Chamrousse 197,5 km
Lo estábamos deseando ya. Llega al alta montaña en el tour con las dos-sí, solo dos- jornadas en Los Alpes. Son pocas pero fuertes. como primer contacto con ella la etapa de Chamrousse no está mal tampoco, lo malo es que la cosa no va precisamente a mejor.
Antes, se subirá el desconocido Col de Palaquit, vertiente del conocido Col de la Porte, se presenta irregular pero igualmente duro, con las zonas de subida al 8, 9 o 10%. Sus números generales pueden engañar, pero no lo hace saber que los 8 km finales son al 8,7%, que por derecho propio debería ser un puerto de categoría especial que dé más puntos a los escaladores
La carrera se jugará en las rampas de Chamrousse, sin duda otro gran puerto pero con un problema: lo más duro es su primera mitad (primeros 8 km al 8%), suavizando considerablemente al final (últimos 12 km al 5,4%). La experiencia dice que lo duro se hará a ritmo de los gregarios tirando de sus respectivos líderes hasta el momento en que se abran y sea el jefe de filas el que tire en los kilómetros finales. La ‘retirada’ les dejará en torno a 5 kilómetros de margen.
Etapa 14, sábado 19: Grenoble – Risoul 177 km
La etapa ‘reina’ de los Alpes cuenta con tres puertos no muy duros separados por enormes falsos llanos en los valles. Tanto el largo pero tendido Lautaret (19 km al 4,9%) como el Izoard por su vertiente menos mítica de Briançon (10,2 km finales al 7,4%) tienen más nombre que dureza, aunque este último si podría dar lugar a una lucha de gallos que deben buscar cuantos más aliados o gregarios mejor para el tramo de valle hasta las faldas de Risoul.
Risoul es nuevo en el Tour pero conocido del Dauphiné. Ni muy duro ni muy largo, son más de 12 km muy constantes siempre en torno al 7% por amplia carretera y con numerosas herraduras como rasgo más significativo. Una forma bastante pobre de cerrar un bloque alpino.
Etapa 15, domingo 20: Tallard – Nîmes 222 km
La organización ha decidido que el domingo vuelva la transición con una etapa llana propicia para el sprint. Los favoritos descansan en el pelotón, pero en un fin de semana donde la audiencia puede ser mayor parece extraño que se coloque una etapa como esta, sin historia. El que haya marcado al diferencia en los Alpes conservará el amarillo antes de los Pirineos.
DESCANSO, lunes 21
Etapa 16, martes 22: Carcassonne – Bagnères-de-Luchon 237,5 km
El Port de Balès es un clásico de los últimos años, algo entendible teniendo en cuenta que es duro, muy bonito, y está muy bien situado como entrada a los Pirineos. Irregular en su primera parte, Balès cuenta con muchas rampas del 12 o el 13% y 5,5 km finales al 8,5% donde jugarse las castañas cara a cara. Su bajada son 20 km, los más técnicos en la parte de arriba, y con una zona de pedalear en falso llano en su parte central. Es una presentación para lo que bien, los Pirineos, que este 2014 serán más decisivos que nunca
Etapa 17, miércoles 23: Saint-Gaudens – Saint-Lary Pla d’Adet 124,5 km
Cuatro buenos puertos de primera seguidos en 75 km de una etapa muy corta. Se vende como ‘la etapa reina del Tour’, pero no es para tanto. Es la primera decisiva para alcanzar el podio o el amarillo, por lo que es propicia para fugas y cambios de ritmo en la cabeza del pelotón jugando al despiste
Los puertos son de sobra conocidos y cumplen con el estereotipo de puertos pirenaicos: sin mucho desnivel, pero con buena pendiente media. Así el Col du Portillon (8,3 km al 7,1%) verá las primeras hostilidades, y el Col de Peyresourde (7 km finales al 7,9%) nos dejará momentos descacharrantes de nuestro comentarista favorito y esperemos que mucha batalla, pues es el puerto de paso clave para ver algo bonito este día. El Col d’Azet (7,4 km al 8,3%) es más corto pero no le falta dureza, aunque la subida más exigente es por desgracia la última de todas. Sus primeros 7 km son durísimos, al 9,3% de media y eso que hay un pequeño llano que baja la media. Tras este punto suaviza con dos km al 6% y uno final un poco más duro al 8%.
Si se quiere hacer daño y meter un buen tiempo al rival, hay terreno suficiente tanto antes del final, como ya en Saint-Lary si se aprieta desde el primer metro. Pero en una etapa tan corta las fuerzas estarán mucho más enteras y los gregarios más frescos, por lo tanto limitar pérdidas ante un día malo también será una tarea más sencilla.
Etapa 18, jueves 24: Pau – Hautacam 145,5 km
Tourmalet y Hautacam como final de fiesta. Dos puertos con desnivel, con dureza, con historia… y con un largo falso llano entre medias que afea muchísimo el perfil. Cierto es que los falsos llanos pueden dar ventaja al atacante si consigue superioridad numérica.
Los ataques empezarán tras la subida al Tourmalet y el que lleve el maillot amarillo no debe despistarse, pues es en esta etapa donde sus inmediatos perseguidores van a arriesgar. Si uno de ellos sale del pelotón, el líder debe ir tras él y pegarse a su estela y, si tiene fuerzas, tirar para sentenciar el Tour. Quedarse en el pelotón sería jugar con fuego.
Etapa 19, viernes 25: Maubourguet Pays du Val d’Adour – Bergerac 208,5 km
Con los nuevos y más amplios límites para los fuera de control, raro sería que algún sprinter se haya quedado fuera en las etapas de montaña incluso sin agarrarse a los coches, y volverán a su lucha por las victorias y el maillot verde de la regularidad en esta etapa de Bergerac. Una cota a 13 km del final le dará algo de colorido a la etapa, pero el sprint está más que cantado.
Etapa 20, sábado 26: Bergerac – Périgueux CRI 54 km
Única contrarreloj de todo el recorrido individual y exigente. Con 54 km y unos 360 m de desnivel acumulado, los corredores se irán bastante por encima de la hora de esfuerzo, con una sola verdadera cota pero con muchos falsos llanos para arriba o para abajo que provocaran cambios de ritmo
Es una crono rompepiernas, pero no llega a ser lo que se conoce como cronoescalada porque hay muchos kilómetros de llano entre un desnivel y otro. Un líder todoterreno como Alberto Contador, que no gana muchas contrarrelojs pero se mantiene no tendría nada que temer. Un escalador nato, en cambio tendría mucho que trabajar el día anterior.
Etapa 21, domingo 27: Évry – Paris Champs-Élysées 137,5 km
Paseo y homenaje en París antes de preparar el sprint final. Como el año anterior. Y el anterior. Y el anterior a ese. Y así hasta 1989, año de la última crono final en París. Al menos es el sprint con el entorno más bonito y la mejor realización. Brindis con champán, risas y posados en la cámara como aquel mítico ‘7’ que hizo Armstrong con los dedos de sus dos manos.