El Barcelona de Pep, el Real Madrid de Mourinho y el Atlético de Simeone. Son los tres equipos con más sello de entrenador en los últimos años en la Liga española. Cada uno con su ‘librillo’, pero casi siempre vencedores. El técnico argentino tiene una capacidad enorme de abstracción sobre el resto de jugadores. Cuando él está en el banquillo las cámaras le apuntan constantemente y sus declaraciones son más esperadas que las del goleador del partido o el portero que paró un penalti.
El equipo rojiblanco se está acostumbrando a vivir sin Simeone en el banquillo y le está costando. En lo que va de temporada, solo completó la ida de la Supercopa de España. Después fue expulsado en la vuelta y se ha perdido los cuatro últimos partidos: tres de Liga y el de Champions ante el Olympiacos.
El balance en cuanto los resultados no es ni mucho menos malo. Dos victorias, un empate y una derrota con asalto al Bernabéu incluido. Pero son las sensaciones, los ‘tics’ del equipo los que están fallando. Esta sanción del argentino ha llegado en un momento en el que los nuevos jugadores aún se están acoplando. Hay dudas en el lateral izquierdo y en la línea de los mediapuntas.
El equipo está echando de menos su liderazgo desde la banda, ese grito del entrenador que mantiene hasta la gran estrella concentrada en labores defensivas. Ese fue la virtud del Atlético campeón de Liga y subcampeón de Europa. El equipo era un bloque muy difícil de batir, con las líneas muy juntas y que se convertía en infranqueable cuando se ponía por delante en el marcador. Cualquier mínima fractura en la zona central era corregida por ‘El Cholo’ desde la banda, pero en el inicio de esta temporada el equipo rojiblanco ha sufrido en varias fases de partidos.
Para hacer palpable esta realidad podemos acudir a los datos. En la 2013-14 el Atlético de Madrid ganó los ocho primeros partidos visitando entre otros los estadios de Real Sociedad, Sevilla y Real Madrid. No fue hasta la novena jornada cuando perdió contra el Espanyol. Esta temporada ‘pinchó’ en la primera jornada en el campo del Rayo Vallecano en uno de los peores partidos de la ‘Era Simeone», que lo vio desde la grada.
En la Champions League ha pasado algo parecido. El subcampeón de Europa no perdió ningún partido la pasada temporada en el tiempo reglamentario y solo cayó en la prórroga en la final. Fueron un total de 13 partidos (9 victorias y 4 empates), una racha que se rompió en el estadio del Olympiakos. Si la pasada temporada recibió 10 goles, en Grecia se llevó 3. EL equipo rojiblancó acusó la fragilidad defensiva con unos errores impropios de un equipo de Simeone, que se desesperaba en la grada. Como ocurriera en la primera parte en el partido de Liga en el Bernabéu, el Atlético jugó con las líneas muy separadas y permitiendo la movilidad de los hombres de ataque del rival.
Gabí, el ‘Simeone’ dentro del campó no está fino
“Tú eres el campeón de Liga y subcampeón de Europa, vienes a atacarme”, le dicen los rivales. A los rojiblancos les cuesta cada vez más sorprender a la contra, los rivales se agazapan buscando ‘disfrazarse’ de Atlético. El Olympiacos lo hizo, como reconoció Míchel, jugando con velocidad ante un centro del campo partido y nadie encontró solución en el banquillo. El ‘Mono’ Burgos no es el primer entrenador y eso se nota.
Para colmo, el ‘Simeone’ del campo tampoco está fino. A Gabi, líder y alma del equipo sobre el verde, le está costando arrancar. Llega medio segundo tarde a las jugadas y se está cargando de amarillas demasiado pronto. Esto provoca menos consistencia en el medio, con Mario cometiendo errores infantiles y con Tiago con la ‘gasolina’ justa para jugar cada siete días.
A pesar de todo esto el equipo ha demostrado hechuras y poso de bloque ganador. Simeone superó en la batalla táctica a Ancelotti con los cambios desde la grada en el derbi y consiguió ganar en el Bernabéu por segundo año consecutivo. En Liga mantiene el pulso con la cabeza y en Champions sigue muy vivo. Al argentino le quedan dos partidos más de sanción, ante Celta y Almería. Vuelve al banquillo Simeone, el Atlético te echa de menos.