James Rodríguez ha provocado que más de 46.000 personas hayan acudido al Bernabéu un 22 de julio en periodo vacacional. El colombiano ha tenido una multitudinaria presentación en sociedad que sirve para hacerse una idea de lo que transmite este joven futbolista. Los aficionados, muchos de ellos compatriotas, han respondido al efecto llamada de un jugador que se ha proclamado Bota de Oro en el Mundial, el máximo realizador con tantos y jugadas de fantasía. El talento y la calidad son reconocidos en cualquier profesión y el colombiano es uno de estos genios que se ven en un campo. Su golazo de volea, bajando el balón con el pecho ante Uruguay en octavos de final y su obra de arte en el gol a Japón, sentando a los defensas y picándole la pelota al portero, no es casualidad ni suerte. Este tipo de jugadas, de finalizaciones, de acciones tan sorprendentes solo las puede hacer un crack.
Estamos ante un chico que se quiere comer el mundo y que no se siente inferior a nadie. Tiene la humildad para decir que viene a aprender de las estrellas, pero que no se relajen Bale, Cristiano Ronaldo, Benzema e Isco porque se los puede comer. Es ambicioso y trabajador en el campo. Y tiene lo mejor que puede atesorar un genio. Es imprevisible y capaz de inventar cualquier tipo de jugada para desequilibrar y ganar un partido. Lo que hizo en un Mundial, liderando su selección tras la baja de Falcao, pone de relieve el tipo de futbolista que se crece con la presión y en los grandes escenarios. No le quema la pelota ni se achanta.
James es un lobo con piel de cordero. Esa es la sensación que dejó tras su primera comparecencia en la sala de prensa del Bernabéu. Es tímido y se transforma en el campo. Como los grandes genios se reserva su atrevimiento en el momento clave, cuando le tiene que venir la inspiración y sacar todo su talento. Hubo una pregunta que le inquietó y la resolvió con firmeza. ¿Siente la presión de tener que jugar en un equipo que acaba de ganar la Champions? Casi no dejó acabar la pregunta y respondió con seguridad y firmeza: “Presión ninguna. Estoy preparado mentalmente y físicamente. Siempre quiero ganar. No me siento titular y solo quiero entrenar fuerte”. Una respuesta diez para el chico que va a llevar el dorsal ’10’ y que ya ha desatado la ‘Jamesmanía’.
El listón está muy alto en el Real Madrid después de ganar la Décima Copa de Europa. Solo se puede poner más alto fichando a los mejores jugadores y Florentino Pérez, en menos de una semana, lo ha conseguido. Acaba de reforzar la plantilla con Toni Kroos y James Rodríguez, dos de los números uno del Mundial. Rejuvenece la plantilla con gente contrastada y fiable. El presidente fue claro en su discurso: “No hay lugar para la autocomplacencia. Siempre queremos más. Ahora solo pensamos cómo ser más fuertes y mejorar la plantilla”. Es la única estrategia para prolongar un ciclo ganador.