Miguel Indurain vuelve a ser el ciclista más laureado con cinco victorias consecutivas en el Tour de Francia (1991-1995). El exciclista, ídolo de varias generaciones, prefiere no meterse en terreno pantanoso y no hablar del »caso Armstrong».
“Entiéndeme, no voy a decir nada”, declinaba amablemente la llamada de TeInteresa. Ya el sábado pasado, durante la presentación de la próxima edición de la Vuelta a España, fue una de las personas más buscadas. La intención, arrancarle una opinión sobre el americano. “Pregúntale a él, sólo él sabe qué va a decir. No me gustaría nada, ni que confesara ni lo contrario”, decía.
Desde dentro del mundo ciclista, tras la caída de Armstrong, han comenzado a señalar los éxitos de Miguel Indurain. El ciclista de Villava no dio nunca positivo, se mostró intratable en carretera y es un héroe en todo el mundo. El propio David Millar, el primer ciclista en confesar toda su historia de dopaje, asegura que “sería bueno que Indurain contara toda su historia”.
Una sutil manera de acusar sin pruebas al ciclista español, que a buen seguro no encontrará respuesta en Indurain. Miguel rehuye los focos salvo en ocasiones puntuales, y tiene claro que no va a hablar para que nadie pueda malinterpretar sus palabras después. Sus éxitos ahí quedan, y limpio, a no ser que alguien demuestre lo contrario. Indurain no tiene que demostrar que corrió limpio, si alguien tiene alguna sospecha o alguna prueba, es quien debe demostrar en ese caso que los cinco Tour de Indurain no tienen veracidad. Guste o no, Miguel Indurain vuelve a ser el ciclista más laureado.