Yo no creo, como cree Manguel, que haya unos libros para el verano y otros para el invierno. Entre sí, los libros son, también respecto de las estaciones del año, indistintos. Ni siquiera hay libros para niños, para viejos, para sabios, para tontos, no, hay libros buenos o malos, que nos caen encima, que leemos o rechazamos, según nos parezca, y todo ello es perfecto, viva la libertad que está unida íntimamente a la lectura.
Yo sugiero algunas cosas por si alguien puede tener la curiosidad de acercarse a libros y textos recién publicados, que me parece que tienen interés.
Hay tres novelas de autores que me fascinan: Mar de hierba de Modiano (Anagrama) y en Salamandra las últimas de Slater (Todo lo que hay) y de Nemirowski (Los bienes de este mundo). Fascinantes las tres. Personalmente me voy a zambullir también en ¡Melisande! ¿Qué son los sueños?, una novela del gran escritor judeonorteamericano Hillel Halkin (Libros del Asteroide). En narrativa, me parece una gran oportunidad para releer la nouvelle Sukkwan Island de David Vann, ahora en una edición en tapa dura, con el conjunto de los relatos que lo acompañan, editado por Alfabia.
Me encanta los cuentos, y las antologías de relatos cortos. Gracias a ellas he descubierto autores que han abierto para mí espléndidas carreteras secundarias. Se han publicado dos que no me perdería. Antología universal del relato fantástico, editada en Atalanta de la mano del propio Jacobo Siruela, y Confluencias, una antología de la mejor narrativa alemana actual, realizada por la siempre admirable Cecilia Dreymüller (Alpha Decay).
Galaxia Gutenberg ha publicado un largo ensayo histórico de primera división. Reinos desaparecidos. La historia olvidada de Europa, de Norman Davies. En estos momentos de zozobra nacionalista, me sumerjo en la historia de reinos (Galitzia, Lituania, Burgundia, Aragón, etc) que como tales han sido borrados del mapa de la historia. También pienso releer los capítulos referidos a la intolerancia en la historia española en el libro de César Antonio Molina La caza de los intelectuales (Destino).
Dos libros de poesía: Hasta aquí (los últimos poemas de Wislawa Szymborska, traducidos magistralmente como siempre por Abel Murcia y Gerardo Beltrán) editada en Bertleby editores, y también en Bartleby Rompiente, el deslumbrante libro de la deslumbrante Jorie Graham. La poesía la encontramos a veces bien editada pero en revistas. Turia dedica en sus dos últimos números (109-110 y 111) espacio a dos grandes: «Diez poemas» pertenecientes a Paradas de la poetisa canadiense Anne Carson, versionados por Jeanette L. Clariond) y una antología de poema del para mí hasta ahora desconocido Friederike Mayröcker de la mano de Jose Luis Reina Palazón. Toda una garantía. Hablando de revistas, yo echaría un ojo a La maleta de Portbou, y en concreto al artículo Filosofía del Éros de Simón Critchley.
Prosigo, como todos estos meses, leyendo la edición de la obra poética completa de William Blake en dos tomos que ha publicado Atalanta. Hablaré de esta obra capital a lo largo del verano.
Me apasiona cada vez más la figura de San Francisco de Asís. Julien Green me decía que era el ser humano que más se había parecido a Cristo. Puede ser. Han salido en estos meses dos textos que merece la pena conocer: San Francisco de Asís, en ensayo biográfico que le dedicó Hermann Hesse (Edhasa) y el trabajo que Arnold I. Davison dedica al estudio de sus estigmas en Religión, razón y espiritualidad (Alpha Decay). También hablaré aquí con calma.
Anteúltimo. Tres clásicos modernos ilustrados y publicados con el cuidado que les caracteriza a Sexto Piso: los Consejos para niñas pequeñas de Twain (por Vladimir Radunsky), El corazón de las tinieblas (por Abraham Cruzvillegas) y el Washington Square del sutil Jonny Ruzzo. Tres joyas.
Y por fin. Estamos de suerte los incondicionales de Patrick Leigh Fermor. RBA ha sacado tanto la biografía de Artemis Cooper (en el más clásico estilo de la mejor biografía anglosajona, un gusto) y casi al mismo tiempo la edición póstuma (y discutible) de la llamada tercera y última parte de su gran viaje iniciático por Europa. Hablaré también del asunto, of course.
¡Buen verano! ¡Buena lectura!