Desde que superó las doce candidaturas de Katharine Hepburn (con cuatro estatuillas), Meryl Streep bate su propio récord cada vez que es nominada al Óscar. Con »La dama de hierro», la actriz acumula su decimoséptima nominación y tres estatuillas, era la gran favorita para ganar el tercer galardón con su fiel recreación de Margaret Thatcher.
Durante la »carrera» hacia el Oscar, es decir, todos los premios que se otorgan antes de la celebración de la gran fiesta del cine, Meryl ha arrasado en la categoría de Mejor Actriz, destacando su premio en los Globos de Oro. Hay que tener en cuenta la alabanzas que ha recibido la actriz por su papel en »La dama de hierro», en donde ha recibido opiniones de la talla de ser la mejor interpretación de su carrera.
Meryl Streep compartía candidatura con otras cuatro nominadas de una calidad impactante, todas ellas interpretan a personajes que requieren una gran transformación física y mental:
Glenn Close, seis veces nominada, interpreta a Albert Nobs, una actuación estelar en la que oculta su cuerpo de mujer en la apariencia de un hombre para poder sobrevivir. Ella ha producido y es co-autora del film »Albert Nobbs» que tanta lucha y esfuerzo le ha costado rodar, estuvo peleando porque subieran a 5 millones de libras el presupuesto de la película.
Rooney Mara, su primera nominación, la actriz de 26 años ha sorprendido con su papel de Lisbeth Salander, una hacker ideada por Stieg Larsson, en »Los hombres que no amaban a las mujeres» de David Fincher. Se la compara con el salto a la puerta grande que dieron Audry Tautou con »Amelie» o Julie Andrews con »Mary Poppins».
Michelle Williams, tres veces nominada, sufre una gran transformación e interpreta a la perfección a Marilyn Monroe, aunque no partía como la gran favorita a »mejor actriz protagonista». Repite nominación con respecto al año pasado con »Blue Valentine».
Y por último, Viola Davis, dos veces nominada, otra de las favoritas que se mete en el papel de una criada que tiene que luchar contra el racismo en la época de Luther King.
Meryl Streep ha tenido que esperar 30 años para volver a ser la gran triunfadora de una gala de los Oscar. Pese a su récord de diecisiete nominaciones, la historia de amor entre la actriz y la Academia sólo se había materializado en dos premios y el último se remontaba a 1982. Hoy, «La dama de hierro» le ha llevado por fin al selecto grupo de actores con tres Óscar.
Es la única que le hace sombra a Katharine Hepburn, con doce nominaciones y cuatro Oscar. Ambas se codean por el trono de Hollywood. En el negativo, catorce derrotas, que le habían hecho ironizar sobre el cansino ritual de estrenar vestido cada vez que la Academia tenía a bien incluirla entre las cinco finalistas.
Ahora, gracias a «La dama de hierro», la actriz de Nueva Jersey ha vuelto a tener en sus manos un Óscar, ese viejo amigo con el que siempre queda, pero pocas veces se va a casa.
El primer Oscar se lo dejó en el baño
La primera sucedió en 1979, cuando era un rostro emergente gracias a «Kramer contra Kramer», y con los nervios se le olvidó en el baño unas horas después.
En el segundo Oscar el discurso acabó el suelo
Pasados tres años, repitió con «La decisión de Sophie«, como protagonista y con partes habladas en alemán. Entonces se le cayó el discurso al subir al escenario donde le esperaba Sylvester Stallone. Después, casi treinta años de sequía y el sambenito de «la eterna nominada».
De las pocas que tiene tres Oscar… tras los pasos de Katherine Hepburn
Muchos actores tienen dos Óscar, pero ahora Meryl es una de las cuatro que tiene tres. Y la única que les mira desde arriba es Katharine Hepburn, que tiene cuatro y, además, todos como protagonista.
Walter Brennan ganó sus tres Óscar entre 1936 y 1940 y todos como secundario. Ingrid Bergman recibió uno en 1944 por «Luz que agoniza«, otro en 1956 por «Anastasia» y un tercero en 1974 por «Asesinato en el Orient Express» como secundaria.
Jack Nicholson, el tercero en discordia, ganó en 1975 por «Alguien voló sobre el nido del cuco», en 1983 por «La fuerza del cariño» -como secundario- y en 1997 por «Mejor imposible».
Ahora, por fin, se suma Streep, que tiene muchas interpretaciones rutinarias en ese catálogo de nominaciones, pero también papeles tan inolvidables como los de «Memorias de África», «Los puentes de Madison» o esa secundaria de lujo en «El ladrón de orquídeas», la que había sido su última condición de favorita al premio.
Sin embargo, no ha sido hasta que se ha metido en la piel de la ex primera ministra británica, Margaret Thatcher, cuando Hollywood ha recordado que, por muy acostumbrado que esté a su extraordinario talento, Meryl Streep merecía ser premiada una tercera vez.
«La dama de hierro», dirigida por Phyllida Lloyd -la realizadora de «Mamma Mia!»- y que ha recibido críticas más bien tibias, parecía tener la única función de reportar a Streep este Óscar, aunque las competidoras eran duras.
La antigua rivalidad con Glenn Close, con la que compitió por el Óscar en dos ocasiones -en 1987 y 1988-, se reavivaba en pleno siglo XXI con otra producción diseñada para lucimiento de su protagonista, también transformación física de por medio, pues en «Albert Nobbs» se viste de hombre.
El hecho de que Close no tuviera un Óscar con seis nominaciones le ha hecho unirse a otro selecto pero menos honroso club: el de las grandes perdedoras, junto a Thelma Ritter y Deborah Kerr.
Por otro lado, y en un año en el que la nostalgia parece el leit motiv de estos Óscar, la inicialmente osada pero finalmente deliciosa iniciativa de recrear a Marilyn Monroe en la gran pantalla, había ido acrecentando las posibilidades de Michelle Williams, que con películas de recorrido más bien minoritario lleva, a sus 31 años, tres nominaciones en seis años.
Y en los últimos días, las casas de apuestas se volcaban en un nuevo Óscar para una actriz negra -el segundo en categoría protagonista tras Halle Berry- para Viola Davis, actriz que comenzó robándole a la propia Streep los elogios con una brevísima aparición en «La duda» y que ahora borda su salto al protagonismo en «Criadas y señoras».
Pero, finalmente, nada pudo con Meryl Streep, una dama de hierro con tres Óscar.
Tras un récord de 17 nominaciones y dos Oscar, Meryl Streep ganó su tercera estatuilla el domingo con su hiperrealista retrato de la primera ministra británica Margaret Thatcher en «La Dama de Hierro», que la confirma como una de las principales actrices de su generación.
La venerada actriz, de una sobriedad inédita en Hollywood, celosa de su vida privada y archiconocida por sus interpretaciones dramáticas, venció en la gala del domingo a Glenn Close, Viola Davis, Rooney Mara y Michelle Williams.
«Entiendo que no voy a estar otra vez sobre este escenario (…) Veo mi vida ante mis ojos, realmente es un gran honor, pero lo que más cuenta para mí es la amistad», dijo, emocionada pero con una apacible compostura. «Gracias por esta carrera inexplicablemente maravillosa», agregó, mientras recibía la ovación de pie de muchos de sus colegas.
Streep logró, con un peinado inconfundible, un brillante pintalabios y una voz de maestra de escuela, encarnar a una Thatcher casi tan auténtica como la original.
La película, dirigida por la británica Phyllida Lloyd («Mamma Mia!»), se estrenó cuando la ex premier padece a sus 86 años de demencia senil y no es ya más que una sombra de lo que fue.
Streep ha reconocido que sabía muy poco de las políticas de Thatcher antes de aceptar el papel, pero afirmó que el filme trata más «del coste de sus decisiones políticas sobre el ser humano».
Con su candidatura número 17 la preciada estatuilla, Streep superó su propio récord como la actriz más nominada de la historia de los Oscar, seguida de lejos por Katharine Hepburn y Jack Nicholson, cada uno con 12 candidaturas.
La actriz de 62 años, conocida por las nuevas generaciones por el musical «Mamma mia!», «El diablo viste de Prada» y la comedia romántica «It»s Complicated», ganó el Oscar dos veces, por «Kramer versus Kramer» en 1980 y por «Sophie»s Choice» («La decisión de Sofía») en 1983.
Cobra bastante menos que Jolie y Kidman
Aunque su nombre es una institución en la industria cinematográfica y es prácticamente la única actriz con agenda llena como protagonista más allá de los 40 años -toda una proeza en el cine estadounidense-, su honorarios siguen siendo «modestos» en comparación con estrellas como Angelina Jolie o Nicole Kidman.
Ha cobrado un máximo de ocho millones de dólares por una actuación, muy por debajo de los 20 millones que llegó a facturar Julia Roberts.
Y el dinero que obtuvo por «The Iron Lady» -cuyo monto se desconoce- fue donado en su totalidad: «Le di mi sueldo al Museo Nacional de Historia de las Mujeres, que estamos tratando de construir en Washington, porque, sabes, hay que luchar por algo», dijo en una reciente entrevista televisiva.
Margaret Thatcher es «la primera ministra que ha estado al mando durante más tiempo en el siglo XX, ¡y además preparaba la cena!», se maravilló la actriz. «Quiero decir, todas las mujeres trabajadoras pueden entender lo increíble que es eso».
Streep forma parte de esos actores que se pueden comprometer tanto con su personaje que hasta aprenden a tocar el violín en unas pocas semanas, como lo hizo en 1999 para el papel de la violinista Roberta Guaspari en «Music of the Heart», que le valió otra postulación al hombrecito dorado.
También es conocida por su increíble habilidad para imitar cualquier tipo de acento y representar personajes de la vida real, como en el caso que le dio esta vez su tercer Oscar.
En una ocasión bromeó sobre su carrera actoral: «Enfrentémoslo. Todos tuvimos tres años alguna vez e hicimos un show en el medio de la sala de estar y la gente pensó que éramos adorables. Sólo que algunos de nosotros crecemos y recibimos un sueldo por seguir haciéndolo».
Nacida el 22 de junio de 1949 en Summit (Nueva Jersey, noreste), Mary Louise Streep se interesó desde muy joven por la actuación y en la Universidad de Yale apareció en 40 producciones teatrales.
Tras un breve paso por Broadway, debutó en el cine en 1977 con «Julia», de Fred Zinnemann. Al año siguiente trabajó con Robert De Niro en «The Deer Hunter» (El cazador), el filme de Michael Cimino que le valió su primera candidatura a un Oscar.
Siguieron «Kramer vs. Kramer», «The French Lieutenant»s Woman», «Sophie»s Choice», «Silkwood» y «Out of Africa» («Africa mía» o «Memorias de Africa»).
Mostró su otra cara en la comedia negra «She-Devil», la primera de una serie poco memorable que se prolongó hasta «The River Wild» en 1994.
Desde entonces esta mujer, madre de cuatro hijos, selecciona cuidadosamente sus guiones para no alejarse mucho de su casa de Connecticut (noreste), donde vive con su marido desde hace más de 30 años, el escultor Donald Gummer.