Se espera que el telescopio James Webb, el llamado sucesor del Hubble, salga al espacio en 2018 y que orbite a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. El coste estimado del telescopio es de más de 800 millones de euros.
El telescopio está diseñado para obtener imágenes infrarrojas de planetas, caracterizarlos según edad y masa y así, entre sus muchos usos, saber cuáles podrían albergar vida extraterrestre. El Webb también será capaz de mantener su espejo a una temperatura de 233 grados centígrados bajo cero.
La distancia desde la Tierra dará al nuevo aparato la precisión para detectar luz infrarroja 400 veces más débiles que los telescopios espaciales actuales.
El telescopio será lanzado al espacio en la Guyana Francesa y su misión tiene una duración de 5 a 10 años. Tan solo viajará por el espacio durante aproximadamente un mes hasta llegar a su destino, un punto estable que se encuentra casi cuatro veces más lejos que la Luna de la Tierra.
De momento, la NASA no tiene planes para el Webb de utilizarlo en misiones con trasbordadores espaciales, como el Hubble.