Fue el número 1 del mundo del tenis en 1999, ganó Roland Garros en el 98 y consiguió tres Masters Series. A sus casi 38 años, Carlos Moyá puede presumir de haber sido uno de los grandes deportistas españoles y además ahora es feliz como padre de familia numerosa junto a su mujer, la actriz Carolina Cerezuela.
Pero aunque aún no tiene que preocuparse por esos kilitos de más que llegan cuando un deportista de élite deja los entrenamientos que ha realizado durante media vida, Carlos sabe que es hora de empezar a cuidarse.
«No me preocupa la crisis de los 40, aún me quedan un par de añitos para llegar. Pero creo que es más un tema psicológico. Yo disfruto cumpliendo años y tengo salud y una familia maravillosa. Además me siento activo y joven así que… ¡nada de crisis de los 40!», comenta durante la presentación de Somatoline Cosmetic Hombre, producto reductor para cintura y abdomen del que es imagen.
Aunque no tiene demasiado tiempo para él entre el trabajo y sus tres hijos, Carlos explica que «siempre me ha gustado cuidarme y ahora soy un consumidor exigente de productos para hombres. Sigo haciendo deporte hasta cinco días a la semana, pero a otro ritmo que antes. Juego a tenis, a paddle y ahora me ha dado por montar en bici de montaña».
Revela que «para mí las tardes son innegociables para poder estar con mis hijos, pero por las mañana aprovecho para hacer ejercicio y trabajar. Echo de menos el deporte siempre y creo que todo suma. Si sólo usas cremas y no haces ejercicio o llevas una vida más o menos saludable, no vas a ver los mismos resultados. Lo que más me puede preocupar a la hora de verme bien es la tripita y por eso hago también deporte. Lógicamente el cuerpo no es igual a los 20 que a los 38, el metabolismo es distinto».
Además, aunque no es de darse cremas antiarrugas, confiesa que «me doy mucha crema hidratante en las manos y en la cara, y siempre me pongo protección solar porque estoy mucho al aire libre. Y ahora también uso crema reductora para la tripa, que es muy cómodo porque te la pones por la noche y realmente funciona». Eso sí, en cuanto a número de cremitas, en casa la que se lleva la palma «es Carolina. En eso ella me gana, aunque poco a poco le voy a la zaga», bromea el tenista.
Sobre las dietas, Carlos también lo tiene claro. «Cuando entrenaba seguía una dieta muy estricta y obviamente me tenía que privar de ciertas cosas antes de los partidos, pero ahora ya no soy esclavo de la dieta. Ya hice muchos sacrificios en el pasado. Me cuido y llevo una alimentación saludable pero también me pego mis homenajes si hace falta», bromea.
«Espero que mis hijos hagan deporte»
Aunque sus hijos aún son muy pequeños (Carla de tres años y medio, Carlos de 16 meses y la pequeña Daniela, nacida hace apenas diez días), Carlos Moyá espera que les guste hacer deporte. «Creo que es algo muy importante para los niños y espero que mis hijos practiquen el deporte que les guste. Creo que eso te aleja de muchas otras cosas», comenta.
Por el momento, la mayor no parece muy interesada en el tenis. «Es aún muy pequeña, pero no la veo yo muy interesada en el tenis, la verdad. Yo la he llevado a torneos pero ella aún no es consciente de lo que su papá puede haber hecho en el mundo del deporte», añade.
Tres niños es mucho trabajo, pero tanto él como Carolina siguen sacando tiempo para ellos. «Ahora Carolina se está recuperando de la cesárea y con la peque es más complicado, pero al final los niños van al cole por la mañana y nosotros intentamos siempre buscar nuestro momentos», explica y añade que «no descartamos tener más hijos. Todo se verá».