La unanimidad ha sido el valor más cotizado hoy en los mercados, aunque con matices. Mario Draghi no ha tomado ni una sola de las medidas que le pedían los inversores, pero a cambio les ha lanzado el mensaje que esperan si las cosas se ponen más feas: no hay fisuras para que el BCE actúe con contundencia y tome medidas no convencionales, quizá en la próxima reunión de mayo.
Ningún mercado bursátil ha reaccionado con tanto alborozo como el español. El Ibex 35 se ha apuntado una fuerte subida del 1,42% y ha cerrado en el nivel de los 10.584 puntos. No llegaba tan alto desde la lejana primavera de 2011. El mensaje de firmeza y consenso ha conseguido lo que parecía imposible este año: que el selectivo se consolide con cierta comodidad por encima de los 10.000 puntos.
La euforia de los inversores españoles no la han compartido en el resto de mercados mundiales. Sólo otra bolsa de un mercado periférico como la de Milán se ha situado muy cerca de la española con una subida del 1,38%. El Eurostoxx 50 ha ganado un 0,6% y el CAC francés un 0,4%.
Mucho más escépticos se han mostrado los inversores alemanes y británicos. Las bolsas de Francfort y Londres han cerrado totalmente planas, en una demostración de que el mercado espera hechos consumados aunque de momento parece conformarse con la declaración de intenciones de Mario Draghi.
De vuelta a casa, la mejora de las bolsas se ha trasladado aunque con menor fuerza al mercado de deuda. La prima de riesgo española sigue retrocediendo y ya ha caído hasta los 162 puntos básicos y la rentabilidad del bono español a diez años se reduce hasta el 3,23% que permite a España mejorar aún más unas condiciones de financiación muy favorables.
Antes de conocerse la decisión del BCE, España ha colocado 5.580 millones de euros en bonos a medio y largo plazo a los precios más bajos desde el año 2005. La cifra ha superado las mejores expectativas y eleva la captación de liquidez por parte del Tesoro hasta los 50.481 millones de euros, casi el 38% de los ambiciosos objetivos para todo el año.
Las expectativas de tipos de interés y niveles de inflación muy baja durante mucho tiempo dan mayor atractivo a los bonos españoles, que ofrecen rentabilidades muy superiores a las de otros mercados más maduros. La demanda de activos españoles está siendo extraordinaria en todos los segmentos. Incluso para las empresas con rating de bono basura, que se están financiando a tipos impensables hace un apenas un año.
En los mercados de divisas, el mensaje de Draghi ha calado inmediatamente. El euro ha perdido fuerza inmediatamente frente al dólar y se ha situado en los 1,3709 frente al billete verde. Un alivio momentáneo para las exportaciones, de las que España se beneficia muy especialmente.