Una infección produce una reacción inflamatoria en la región donde asienta. Es decir, igual que una torcedura de tobillo provoca la inflamación del tobillo, una infección provoca la inflamación del tejido donde asienta. Así, si asienta en la faringe, lo normal es presentar dolor al tragar. Esto se debe a que la infección es una agresión contra el organismo por una bacteria, un virus o un hongo. Esta agresión genera una respuesta de las células que protegen el cuerpo de las infecciones, los leucocitos, y estas células responden generando una inflamación local para conseguir un medio favorable para vencer al agresor.
En este caso, el tratamiento tiene dos condicionantes, por un lado la necesidad de curar la enfermedad, por eso se debe recetar un antibiótico en el caso de una infección producida por una bacteria. Y además, se debe administrar un fármaco para aliviar el dolor y el malestar secundario a la inflamación que la infección produce, en el caso de la faringe, lo mejor es un antiinflamatorio como puede ser ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco o desketoprofeno. En caso de no poder tomar antiinflamatorios, un analgésico puede ser de gran ayuda, al menos aliviará el dolor.