En 1981 Carolina se convirtió en la primera niña del colegio San Ildefonso, hasta ese momento, este colegio y residencia era solo de chicos. “Cuando yo entré no había ninguna niña, yo fui la primera. Recuerdo aquellos años como algo muy positivo, enseguida tuve muchos amigos con los que jugar”, recuerda Carolina. Esta exalumna señala que entró en primero de EGB, cuando tenía unos 6 años. Al ser tan pequeña no pudo participar en la lotería hasta que no estuvo en octavo.
Carolina relata que estuvo cantando en la lotería unos seis años. “Varios años fui pareja de mi hermano mayor, él cantaba los números y yo los premios. Fueron unos años muy bonitos”, apunta.
Esta exalumna destaca que “ser niña lotera es algo que se lleva. Entiendes los nervios de los niños el día del sorteo y las ganas que tienen de cantar el Gordo”. Mientras nos relata sus experiencias se le pone la piel de gallina y se emociona. “Todos los 22 de diciembre para mi son un día muy especial porque me recuerdan a mi pasado y porque me pongo en la piel de esos niños y puedo entender que sienten. Es algo muy bonito”, describe.
Carolina como todos los niños también soñó con cantar el Gordo aunque no tuvo esa suerte, es más, tuvo mala suerte. “Mi ultimo año en la Lotería yo quería cantar el Gordo, era mi sueño y mi corazonada. Me tocaba cantar en la primera y en la séptima tabla, yo estaba segura de que el Gordo iba a salir en la séptima por lo que estaba tranquila. Sin embargo, el día del sorteo íbamos por la quinta tabla cuando la pareja de la sexta tabla se quedaron afónicos. Entonces nos adelantaron a todos una tabla. Yo canté en la sexta y el Gordo salió el séptima ¡y me quedé sin cantarlo!