Francisco de Goya y Lucientes es el protagonista de la historia. Los actores secundarios son Javier Sainz y la institución de El Prado. Ambos coprotagonistas luchan por el que podría ser un descubrimiento de arte cuyas dimensiones serían apoteósicas. “Yo sé lo que opinaba Goya de sus pinturas y El Prado no”, sentencia Sainz, un ex anticuario de Ávila y experto en datación de cuadros, como argumento del enredo.
Sainz ha emprendido una batalla para que El Prado analice minuciosamente una pintura que compró a un frutero ambulante en 2011 por tan solo 40 euros y que, según Javier, es la única marina de Goya.
Pero el Museo Nacional del Prado no contesta. “Tienen miedo a equivocarse”, asegura este obsesionado de la figura de Goya.
Puede ser un disparate, o no. Lo cierto es que este experto en datación de cuadros compró un lienzo sin saber muy bien qué era. Como hace con todas sus adquisiciones, Sainz la examinó detalladamente en su taller y, para su asombro, encontró rasgos, ADN de Goya. “Ahora estoy seguro que estoy ante un cuadro de Goya, me baso en mis estudios, en investigaciones, en mis conocimientos”.
Javier Sainz cuenta a Teinteresa.es que mandó al Museo un correo certificado con acuse de recibo “para que nadie pueda decir que no lo recibió” con todas las pruebas que demuestran sus sospechas. “Esta semana entramos en los juzgados de lo contencioso en Gran Vía contra el Prado. Por ahora, no tengo respuesta del Museo. Todo se verá en el juicio”, aclara el anticuario. “Con el Prado ocurren cosas poco académicas y poco éticas. Un museo no te puede certificar si es obra de particular salvo ciertas condiciones expresas. En 2003, las instituciones de arte ponen limitaciones. Me parece bien. Quiero que sepan que yo no voy a intentar escapar de esas limitaciones. Lo único que quiero es que reconozcan que mi cuadro es un cuadrazo que pintó Goya”, señala Sainz.
El experto en Goya dice que El Prado no está muy capacitado para certificar si se trata o no del pintor Sordo “por eso ni se han tomado la molestia en examinarlo”, indica este hombre que desde joven lleva ganándose la vida como anticuario especializado en la clasificación de pinturas. “Da la impresión de que no conocen bien sus pinceladas. No osan a responder, a decir que no es de Goya, saben perfectamente que es y lucharé hasta que así se demuestre. El estudio es impresionante y lo van a tener que hacer”.
El entusiasmo, la obsesión y el estudio de Sainz por la figura de Goya viene desde que era un chaval, ya es abuelo. “Me atrevería a que me pusieran ante noticia con 100 retales de cuadros diferentes y reconocería, antes que nadie, los que son de Goya”.
Eres un valiente al enfrentarte a una Institución como el Prado, ¿quién te apoya?
Me va a apoyar la prensa porque yo soy el osado, soy el rompedor.
Sí, soy valiente y el Prado no está acostumbrado a encontrarse detractores. Si me pusieran la condición de que en 5 años, 10 o más no pudiera vender el Goya, la aceptaría sin pensarlo. Mientras tanto, la alquilaría. Ahora, me lo estoy pasando ‘bomba’.
¿Sabías desde el primer momento que se trataba del pintor Sordo?
No. Yo lo compré porque me gustaba. Vi que era una Marina preciosa del siglo XVIII. ¿Cómo voy a pensar en un principio que lo que compraba había salido del pincel de Goya? Es una sorpresa, como a aquel que le toca el Gordo de la Lotería de Navidad.
Este ingeniero de montes, sabía el siglo al que pertenecía la pintura. En cuanto entregó a aquel frutero los 40 euros que pedía, colocó el cuadro sobre la mesa de su nave, sacó la lupa y empezó a examinarlo. “Rápidamente empecé a pensar en Goya. La pincelada me recordaba a él”.
¿Qué es para Sainz Goya?
Goya es mi constante, ha marcado mi vida. Goya es Patrimonio Mundial. Voy a publicar un libro de Francisco de Goya y Lucientes. En el libro contaré que el pintor era homosexual. Ya está bien que se diga que Goya estaba enamorado de la Duquesa de Alba, eso es mentira. Eran amigos. Estaba enamorado de Leandro Fernández de Moratín. Justifico mejor que nadie esto.
Respecto a mi cuadro, no se puede obviar el trabajo que estamos realizando. Ni la Gioconda tiene una investigación tan meticulosa ni académica como mi Goya. No puede llegar el Museo y señalar: mi ojo de experto dice que no pertenece a Goya. Yo les puedo dejar en ridículo.
¿Te consideras experto en la trayectoria pictórica del artista?
A día de hoy es difícil que alguien pudiese superar mis conocimientos acerca del pintor. Y lo podría demostrar ante cualquiera.
Tienes un rastro en tu casa, ¿eres un coleccionista o un cazatesoros?
Soy un apasionado de la pintura.
Es tu descubrimiento, el Prado te lo tira por la borda al no responderte. ¿Qué te lleva a seguir luchando por verificar su autenticidad?
El Prado no está haciendo nada. Ahí está el problema. Como organismo público y dependiente del Ministerio de Cultura, El Prado tiene la obligación de responder y seguir cualquier línea de investigación que se les presente. Ya sea de un artista, historiador, de un museo, de un particular o de Javier Sainz.
¿Y si el Prado no lo reconoce nunca?
Eso no puede hacerlo. Tiene que fundamentar el por qué y es imposible que tiren por la borda nuestra investigación. No hay secreto escondido, el cuadro salió del pincel de Goya y punto. Nos enfrentamos al mejor consenso de conocedores de Goya del mundo. Queremos demostrar que al Prado le faltan muchos conocimientos.
Javier Sainz decidió llevar el lienzo a Artelab, un laboratorio especializado en examinar obras de arte. Durante más de un mes estuvieron analizándolo. Realizaron radiografías para determinar que había debajo de la marina. Dictaminaron que el cuadro fue pintado en torno a 1.800. Después de llevar la reliquia “al mejor laboratorio que hay en España”, según Sainz, el destino le puso en contacto con César Caño Llanos, un historiador que ya conocía y se interesó por la obra. Ambos, están absolutamente convencidos que el lienzo es una marina de Goya.
Si el ‘enamorado’ de Goya consigue su sueño, logra verificar su verdad y el cuadro es certificado como un auténtico Goya, Javier Sainz automáticamente se convertiría en millonario. ¿Lo venderías? “Evidentemente sí. Yo no tengo presupuesto para un cuadro con tanto valor. Ese cuadro en 5 años vale 200 millones de euros. Hay que tener paciencia, negociar y esperar para que se revalorice. El valor del arte no baja”.
El final de esta historia aún está en el aire. ¿La obsesión de Javier Sainz conseguirá la respuesta de El Prado por la vía judicial? El baremo del museo es indispensable para establecer si es un Goya, la última palabra la tienen los especialistas del museo.
Lo que dice El Prado
Desde Teinteresa.es nos hemos puesto en contacto con el Museo del Prado para conocer su versión. «En el Museo no se pueden hacer certificaciones de obra de arte a instancias privadas», aclaran fuentes de la Institución.
No nos han proporcionado más información. «Este tipo de gestiones, son privadas. Si son asuntos de tribunales se resolverán ahí, en los tribunales», explican desde el Museo.