Las extraordinarias propiedades de resistencia y elasticidad de la seda que producen las arañas ya se conocen desde hace muchos años. Pero los investigadores no quieren desaprovechar una oportunidad de oro de poder aplicar este material en la vida del hombre. Para ello, equipos de todo el mundo trabajan en lograr la producción de este tipo de seda de manera industrial.
Pero no es sencillo. Tal y como señala el profesor Javier Llorca, catedrático de Materiales de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid, con los gusanos de seda sí se ha podido hacer, montando granjas en las que se produce este material. Pero con las arañas es imposible. «¿Qué pasa si las encerramos juntas?». Se acabarían comiendo las unas a las otras.
De manera que hay que idear nuevas técnicas. «Un área de investigación, en el que yo trabajo, es en la fabricación de la seda mediante la ingeniería genética«. Así, se trata de reproducir la cadena protéica propia de la seda en seres vivos que la generen por sí solos. «Con las dos proteínas base de la seda de araña se secuencias los aminoácidos dando lugar a una molécula que se inserta en un virus. Con ese virus se infecta una célula, que produce así las proteínas codificadas de la seda de araña en el virus».
Y con este virus con las proteínas codificadas se infecta a seres vivos, que producen la proteína de la seda de araña. Una vez logrado esto, se aísla esta proteína y ya se puede hacer lo que hacen las arañas, que la producen en su estómago y la van hilando.
Los científicos han logrado producir seda de araña de manera artificial, aunque, por el momento, no tiene las excelentes propiedades de la auténtica.