La reincorporación de Mercedes Alaya a la instrucción del caso de los ERE falsos no ha dejado indiferente a nadie; la juez ha ordenado de nuevo el ingreso en la cárcel del “jovial, pero no putero” -como él mismo se definió- Francisco Javier Guerrero, ex director general de Trabajo de la Junta, y de Juan Lanzas, ex sindicalista de UGT, alguien que -según sus propias palabras- no trabaja, “sino que es millonario”.
Todo esto ha sucedido en las últimas dos semanas, por lo que el periodista malagueño Agustín Rivera se ha venido hasta Madrid para presentar de nuevo El cortijo Andaluz; un libro en el que ha conseguido aunar el reporterismo con el periodismo de investigación para trazar una precisa radiografía sobre los últimos casos de corrupción en Andalucía, ese “latifundio de poder”, en palabras del propio Rivera.
Flanqueado por dos articulistas de raza, Ignacio Camacho (ABC) y Raúl del Pozo (EL MUNDO), Agustín Rivera ha explicado cómo fue el mismo Manuel Chaves quien fichó a Guerrero y lo mantuvo subordinado a tres consejeros de Empleo distintos. Rivera también abordó la posible imputación de José Antonio Griñán en el caso y, al mismo tiempo, fue delineando la estructura del régimen de poder creado en Andalucía; un régimen que, en las jocosas palabras de Raúl del Pozo, “guarda cierto paralelismo con Sicilia, solo que no tiene el encanto del asesinato”.
El modelo de reparto de los subsidios y del PER, las claves sobre la transición del poder entre Chaves y Griñán, la reciente aparición de una nueva casta de funcionarios en la Junta, los “griña-ninis”; estas y otras anécdotas se sucedieron en el desayuno informativo casi con la misma amenidad con la que lo hacen en El cortijo andaluz.
Asímismo, el coloquio de los tres periodistas permitió entrever la manera de funcionar del “mini-Estado del Bienestar” andaluz; Camacho, por ejemplo, señaló que “los siglos de pobreza”, “el miedo al desamparo” y “el no querer tanto ser más rico, como no querer ser más pobre” son las causas profundas que han apuntalado el clientelismo en Andalucía, haciéndola impermeable a la alternancia política (son ya tres décadas de gobierno monocolor del PSOE).
Antes de concluir, Rivero dejó claro como no solo los socialistas, sino también el PP e IU han despilfarrado millones de euros desde tres niveles de Administración distintos -Junta, ayuntamientos y diputaciones provinciales- en una espiral de gasto que solo se ha visto frenada por la crisis.