Una vez concluida la Asamblea Ciudadana de Podemos, con el nombramiento de los órganos internos de Podemos y de sus principios organizativos, quedan aún varios desafíos ingentes para el nuevo partido.
El tiempo apremia con las citas electorales del próximo año, para las que Podemos aún no ha definido nombres ni estrategias. Tampoco ha diseñado aún su programa definitivo, una de las principales reclamaciones de las bases.
Definir su programa político
Establecido ya su organigrama y la composición de sus órganos internos, Podemos afronta un reto inmediato: diseñar su programa político. Siguiendo el modus operandi plasmado en sus documentos, será el Consejo ciudadano el encargado de elaborarlo, aunque habrá de ser ratificado después por la asamblea ciudadana, esto es, por todos los inscritos en el partido.
Lo único que hasta ahora sirve para valorar los planteamientos del partido es el programa presentado para las pasadas elecciones europeas, en el que se incluían algunos puntos cuestionados, como la renta básica para todo ciudadano “por el mero hecho de serlo” o el impago de ciertas partes de la deuda. No obstante, a medida que ha trancurriendo el tiempo, algunos de estos planteamientos han sido también matizados.
La viabilidad de lo primero-uno de los ataques más recurrentes de los críticos a la formación emergente-se valora ahora con varios expertos económicos, como Vicenç Navarro. “Entendimos que con las ayudas a la banca y con el presupuesto europeo había dinero, pero no en las generales. Tendremos que presentar un programa en su momento”, reconocía a este periódico Juan Carlos Monedero, portavoz e ideólogo de la formación. La financiación se basaba entonces en dos datos: los 400.000 millones de euros que se habían destinado para la ayuda a los bancos y un incremento mínimo, calculado en el 5%, del PIB comunitario. Partidas de las que no se dispone en España. Su aplicación para nuestro país sigue sin concretarse.
Lo segundo, el polémico impago de la deuda, se ha sustituido ahora por una reestructuración ordenada. La idea se propone en una de las cinco resoluciones aprobadas por las bases y ratificadas en la asamblea ciudadana Sí se Puede, celebrada los pasados 18 y 19 de octubre. Estas resoluciones, documentos breves en torno a medidas concretas, fueron formuladas desde distintos círculos y equipos de trabajo y sometidas a votación, y se incorporarán en el futuro programa del partido.
El documento, presentado por Alberto Montero Soler, Bibiana Medialdea García y Nacho Álvarez Peralta, desarrolla una de las ideas centrales de Podemos y propone una “reestructuración ordenada de la deuda, tanto pública como privada (…) que trascienda el ámbito estatal”. Dicha reestructuración abarcaría una «renegociación de tipos de interés», «periodos de carencia», «alargamiento de los plazos de vencimiento», así como «amortización de la misma». Y, finalmente, «quitas parciales».
La propuesta suaviza en cierta medida lo enunciado para Europa. «El objetivo no es no pagar la deuda, es recuperar un nivel de endeudamiento y una senda de sostenibilidad de la misma», se sostiene en el texto.
La nacionalización de los bancos y de sectores estratégicos de la economía, como telecomunicaciones, energía, alimentación, transporte, sanitario, farmacéutico y educativo, medida incluida en el programa europeo, será sin duda una de las más debatidas en el momento de extrapolarla a España. En los últimos tiempos, Iglesias parece haber suavizado en cambio la propuesta. «A veces la fórmula puede ser la nacionalización y otras no. La Constitución dice que la propiedad privada debe estar subordinada al interés social. Pondríamos un precio político que garantiza que ningún ciudadano de mi país se va a quedar sin luz y sin calefacción y si no accede a lo mejor le nacionalizo la empresa. En algunos casos podría haber incluso confiscaciones, es decir que no hay que pagar», dijo la pasada semana en una entrevista en La Sexta, en la que aclaró: «No tenemos voluntad de expropiar, pero sí que las empresas asuman su responsabilidad social».
Muy comentado ha sido también en las últimas semanas, el mutismo en torno a la celebración de la consulta en Catalunya. Podemos defiende un modelo de Estado netamente federal y en más de una ocasión, Pablo Iglesias se ha mostrado favorable a su celebración, si bien, no ha ocultado tampoco su preferencia porque la comunidad tuviese encaje en España.
El líder de Podemos ha matizado también su postura hacia los regímenes latinoamericanos, blanco de las críticas de sus adversarios. Sus frecuentes visitas a la región y su amistad con presidentes, como el ecuatoriano Rafael Correa, dan aún evidencia de la afinidad que siente-al igual que el resto de promotores del movimiento- por los modelos aplicados en América Latina. Sin embargo, consciente de la animadversión que ello genera, Iglesias ha tratado también de tomar distancias. “Me gustan algunas cosas, otras evidentemente no tanto. No hay ningún modelo que se pueda aplicar en España, nos toca construir nuestro futuro”, dijo en una entrevista en teinteresa.es.
Siguiendo la misma línea, el ya secretario general de Podemos añade también confusión a su postura hacia la Iglesia católica. Mientras en su programa para las elecciones europeas proponía una absoluta laicidad y “una verdadera separación Iglesia- Estado”, eliminando los privilegios fiscales y educativos a la Iglesia católica, en las últimas semanas se ha desmarcado con ambigüedad de los planteamientos iniciales. «Cuando escucho al Papa Francisco no me lo puedo creer. Le respeto. En una institución como la Iglesia que un jesuita se atreva a decir las cosas que dice el papa es algo que no podemos obviar», se le escuchó decir en una entrevista en televisión.
También en los últimos tiempos, las críticas a la “casta” política parecen centrarse más en el PP, lo que ha sido interpretado como un posible intento de evitar cerrarse puertas a futuros pactos electorales con el PSOE. Iglesias ha sido acusado también de inconcrección política. Aunque es evidente que su programa va en la línea de la «izquierda de la izquierda»-así lo evidencian también las votaciones del partido en el grupo de la izquierda europea en Bruselas-Iglesias rechaza con vehemencia las etiquetas ideológicas. Quizás, en busca de la conquista de la «centralidad» que pretende. El «ocupar la centralidad del tablero» político- esto es, el atraerse el voto de la mayoría social- como él mismo clamó en la asamblea ciudadana de Podemos, es su objetivo.
El esqueleto inicial de programa incluirá también las propuestas aprobadas en las resoluciones ratificadas en la asamblea ciudadana, y que incluyen una reforma educativa (derogación de la LOMCE, redacción de nuevas Leyes Orgánicas de educación, el restablecimiento inmediato de los recursos que aseguren el acceso universal a la educación y la articulación de mecanismos de garantía de condiciones laborales dignas), nuevas medidas contra la corrupción (aumento de las penas por delitos de cohecho, tráfico de influencias, malversación y fraude, la tipificación penal de la financiación ilegal de los partidos políticos), dación en pago retroactiva y fin de los desalojos forzosos y una propuesta para la extensión de la sanidad pública.
Diseñar la organización territorial
Tal y como se establece en los documentos organizativos del equipo de Claro que Podemos, la estructura territorial de Podemos “replicará en su organización interna la fórmula organizativa estatal”.
Esto se traduce en que los municipios con más de 200 inscritos contarán con una Asamblea Ciudadana, un Consejo Ciudadano y una Secretaría General, mientras que en aquellos en los que exista un número inferior a esta cifra se prescindirá del Consejo.
Las asambleas ciudadanas son el máximo órgano de decisión en el territorio, y les corresponde soberanía en las cuestiones “de especial relevancia para el conjunto de la organización en dicho territorio”. No obstante, con plena coherencia con la línea marcada por la organización estatal. Entre sus funciones está, por ejemplo, traducir los principios del programa al territorio, elaborar las listas electorales y decidir sobre las alianzas.
Podemos habrá de definir en las próximas semanas cómo se articulará el proceso para la conformación de estos órganos territoriales que, de entrada, se presupone idéntico al seguido para la organización nacional. De esas primarias autonómicas habrán de salir también los 17 líderes regionales de Podemos, que pasarán a integrar el Consejo Ciudadano estatal y que, con toda probabilidad, serán también quienes encabecen las listas electorales del partido en las elecciones autonómicas, a las que Podemos se presentará en su mayoría bajo sus propias siglas.
Para este proceso, la organización se ha marcado como fecha límite el próximo 14 de febrero. Entonces, quedarán apenas tres meses para el mayo electoral.No obstante, pese a carecer aún de líderes regionales, la formación ha dado ya muestra de una importante fortaleza en los distintos territorios.
Una región clave para los intereses de Iglesias es Catalunya, donde Podemos, según el barómetro del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, irrumpiría como quinta fuerza política, con entre diez y once diputados, y superando a fuerzas que desde hace años se disputan el arco parlamentario catalán, como ICV-EUiA, CUP o Ciutadans. (el PP sacaría de máximo 14 y el PSC, 16).
El partido no cuenta con líder ni con estructura en Catalunya, más allá de los distintos círculos surgidos en todo el territorio. Alguno, como el de Barcelona, de evidente potencial para la formación, se ha mostrado incluso en varios momentos del proceso constituyente crítico con los planteamientos del equipo de Iglesias, y de hecho, alguno de sus miembros, como Víctor García, optaron por incorporar su propuesta a la vía alternativa diseñada por Echenique.
Caso similar es el de la Comunitat Valenciana, donde las encuestas de voto confirman también el auge del nuevo partido. Según el sondeo de Metroscopia para El País, el PP podría perder hasta 23 escaños en las Corts y la formación de Iglesias irrumpiría como tercera fuerza, con 17 escaños y el 15’3% de los votos, superando también a otras fuerzas clásicas en la comunidad, como Compromís-que se quedaría con 14, a pesar de aumentar seis- o EUPV, que obtendría 7 desde los 5 que tiene en la actualidad.
En la Comunidad de Madrid, el partido sería ya el segundo más votado, según la encuesta de GAD 3 para el diario ABC. Según un exhaustivo análisis de la consultora “Llorente & Cuenca”, basado en la intención de voto del CIS, coloca a Podemos como la llave del poder en muchas regiones, informa David Aragonés.
En cifras globales, según este informe, el PP se sitúa en la franja del 25-30% de los votos, lejos del objetivo que se marca en el 35%. El PSOE se sitúa en torno al 20-25%, aunque la suma de ‘Podemos’ e IU le sobrepasaría (Podemos en torno al 15-20% e Izquierda Unida entre el 7,5% y 10%), con lo que una posible coalición de izquierdas dejaría a los socialistas como tercera fuerza en casi toda España. Ese pacto de izquierda, que en ocasiones incluye al PSOE, podría hacerse, entre otros, con los gobiernos de Murcia, Madrid, Baleares, Valencia, Asturias o Cantabria.
Salvar la marca en las elecciones municipales
En más de una ocasión, Iglesias ha reiterado que los comicios municipales del mayo próximo están fuera de su estrategia. “Llegan pronto para Podemos”, advertía ya en el borrador de los principios políticos del partido, propuesto en septiembre. Sin embargo, el calendario electoral marca los mismos tiempos que en las autonómicas, cita que el eurodiputado sí considera clave.
La suspicacia de Iglesias procede de los tan comentados “intrusos”, que desde hace meses centran algunos de los debates internos de la formación. Personas que puedan aprovechar la marca con fines poco claros e intereses personales y que puedan provocar un daño irreparable. De ahí que, ante la falta de mecanismos de control-como las listas abiertas con voto directo de los militantes- Iglesias haya decidido por desligarse de estos comicios y presentarse, en todo caso, con la fórmula de candidaturas populares, del tipo Ganemos.
La marca Podemos se destaca en el mismo documento, «tiene un prestigio que no puede arriesgarse en contiendas y contextos difícilmente evaluables caso por caso». Y se advierte: «Con dos o tres» actuaciones «impropias» los medios de comunicación «se encargarían de convertirlos en icono» contra Podemos para «sembrar dudas» sobre el partido.
«Nuestra propuesta es preservar la marca Podemos de las municipales», afirma Iglesias en el texto, «pero poner nuestra capacidad política en juego, apoyando e implicándonos en las iniciativas municipalistas -se llame Ganemos o de otra manera-». Coaliciones electorales que deben respetar «los requisitos de la nueva política y las posibilidades de victoria y cambio».
En caso contrario, sea también Ganemos o cualquier otra marca, Podemos no dará ningún apoyo. El principal problema que se le presenta a Podemos es que Ganemos, plataforma municipalista surgida en varias capitales de provincia, se encuentra en una fase quizás aún más emergente que la suya. Hasta el momento, esta candidatura se ha ido articulando con la incógnita de la presencia del partido de Iglesias, pendiente de su propio proceso constitutivo. El respaldo, no obstante, ha sido mutuo, y varios de sus miembros han participado de forma informal en distintas asambleas.
En Madrid-donde Ganemos ha abierto campaña para conseguir los 30.000 avales que se marcan como necesarios para asegurar su presencia en las municipales- la más que previsible entrada de Podemos ha acentuado en las últimas semanas la brecha abierta entre los distintos sectores de Izquierda Unida.
La mitad del partido de Cayo Lara, la corriente Somos IU, es crítica a diluirse dentro de la plataforma, pese a que la Comisión Ejecutiva Regional aprobó en septiembre que la coalición de izquierdas estuviese presente en el movimiento. “Lo que hemos aprobado significa que estaremos en un proceso de convergencia, con una propuesta política, que tiene como fin quitar a la derecha del poder”, se decía desde la dirección regional.
La alianza con Podemos es defendida con intensidad por otros miembros del partido, como la diputada madrileña Tania Sánchez, candidata a las primarias de la formación en Madrid. Los rumores más potentes señalan que Juan Carlos Monedero, uno de los impulsores de Podemos, será también quien encabece Ganemos. No obstante, habrá de someter su candidatura a las primarias que en su día marque la plataforma para conformar su lista municipal.
Afianzar su fuerza en las elecciones autonómicas
Si las elecciones municipales son consideradas apenas mero trámite para asegurar su presencia en los ayuntamientos, las autonómicas sí cobran toda su importancia para el partido de Iglesias. De hecho, viene a considerarlas casi una especie de ensayo hacia las elecciones generales, su principal y expreso objetivo.
“Las elecciones autonómicas son un espacio privilegiado para representar a escala autonómica lo que nuestra candidatura al Parlamento Europeo representó el 25 de mayo. Pueden y deben ser la mejor manera de que Podemos esté presente y muestre su fuerza en las elecciones de mayo de 2015, con la vista puesta en las elecciones generales previstas para noviembre de 2015”, defiende Iglesias y su equipo en el mismo borrador de principios.
«Estamos ante un año decisivo para la historia de España, y en las diferentes elecciones se va a dirimir el poder político y el rumbo que tome el país y la conducción de la crisis orgánica por la que atraviesa», aseveran al respecto. La candidatura, en cambio, se plantea de forma distinta. Podemos aspira a concurrir con sus siglas, si bien no descarta pactos con otras formaciones.
El texto invita, de hecho, a ser “generosos con todas aquellas personas que hasta ahora no han compartido camino con nosotros pero que, sin renunciar a su identidad, quieran asumir que el nuestro es el mejor método para trabajar por el cambio y nuestro discurso el que puede articular una mayoría popular nueva”, lo que se ha interpretado como un guiño expreso a Izquierda Unida.
Las autonómicas se plantean por tanto como un anticipo de las generales y en su diseño habrán de poner ahora todo el énfasis desde el partido. Superada la primera fase organizativa, queda ahora articular el resto de niveles. En el proceso ha surgido ya un primer nombre: el del eurodiputado Pablo Echenique, que en las primarias a Podemos rivalizó, con su alternativa Sumando Podemos, con la propuesta de Iglesias, Claro que Podemos.
Echenique ha reconocido esta misma semana que se ha planteado presentarse a las autonómicas a la Presidencia del Gobierno de Aragón, si bien ha admitido también que es necesario ir “paso a paso” y que lo hará si tras un “proceso frío” de reflexión considera que es la mejor opción y la gente se lo pide.
Tejer las posibles alianzas
“Programa, programa y programa”, ha sido siempre la respuesta de Pablo Iglesias preguntado por los posibles pactos. Las alianzas con una jugosa formación de inesperado éxito electoral han rondado desde el principio en el debate interno de los criticados “partidos de casta”, mientras Iglesias ha reiterado que en Podemos no existe el sectarismo a la hora de pactar, pero sí líneas rojas: la urgencia de cambiar las bases del país y aportar las soluciones que reclaman los ciudadanos.
«Vamos a hablar con todo el mundo si está dispuesto a cambiar las bases de este país», dijo ayer mismo Juan Carlos Monedero, uno de los promotores del partido, a preguntas de los periodistas a la salida del acto final de la asamblea ciudadana. Eso sí, reiterando: “programa, programa, programa”. «Si las alianzas perjudican la posibilidad de cambio, que olvide nadie de que Podemos vaya a pactar nada», insistía Monedero.
Aunque es cierto que Podemos aspira a sacar su máximo rédito electoral en solitario, la cuestión de los pactos se le haría necesaria, en la mayoría de los casos, para llegar al poder. La posibilidad de una alianza provoca discusiones de puertas adentro, y afuera, en los partidos tradicionales, conscientes de que la formación de Iglesias atesora, hoy por hoy, la llave de muchos gobiernos.
La opción divide a IU, y también al PSOE. El líder de éste último, Pedro Sánchez, ha virado en los últimos tiempos su férrea oposición a Podemos- al que se refiere empleando la expresión “populismo”- para no descartar pactos puntuales en caso de que no consiga una mayoría suficiente de Gobierno. «Si tengo la ocasión de gobernar en minoría, lo haré, con acuerdos puntuales», aseguró a principios de mes, también sin citar a Podemos.
Hasta entonces, Sánchez había descartado de forma rotunda cualquier tipo de pacto con Podemos. La negativa le valió en su momento las críticas de algunas de sus federaciones, como la extremeña o la andaluza. En cambio, en las últimas semanas, también la presidenta de la Junta, Susana Díaz, parece haber modificado su planteamiento. No contempla ahora ningún tipo de pacto con una formación, afirma, con la que no tiene “nada en común”.
«Asaltar los cielos»
«El cielo no se toma por consenso, se toma por asalto», dijo un eufórico Pablo Iglesias en la asamblea ciudadana de Podemos, celebrada en el Palacio Vistalegre de Madrid a mediados de octubre, ante más de 9.000 simpatizantes.
El cielo, para Iglesias y los suyos, es Moncloa y en ningún momento, los promotores de Podemos han ocultado que ese es su objetivo prioritario.
«Si las elecciones autonómicas son el segundo paso y más contundente en la estrategia de cambio político en favor de la ciudadanía, es porque pueden alterar de forma irreversible el mapa político del país, hacer inevitable el cambio y desembocar, con la marca y herramienta Podemos al frente”, se lee en el borrador de principios políticos, “a las puertas de unas elecciones generales que el pueblo afronte con voluntad y posibilidad de victoria frente a quienes están protagonizando la masiva operación de saqueo, empobrecimiento, venta de la soberanía y secuestro de la democracia que aún sufrimos”.
En Podemos se saben con opción de gobierno, y juegan en ese escenario. Los sondeos lo ratifican. -tercera fuerza en estimación de voto y primera en intención directa, según el último barómetro del CIS-se leen con “prudencia” en el seno del partido, resulta indudable que, sin otra referencia, sí sirven para medir el ánimo de los electores.
Podemos habrá de afrontar ahora el reto de consolidar esa fuerza, alimentada, entre otros, por el fracaso manifiesto de un bipartidismo reventado por los distintos escándalos de corrupción.Los analistas coinciden en que la mayor parte del voto a Podemos es más un voto de castigo a los partidos tradicionales que un voto de confianza a su proyecto, aún indefinido. De ahí que sus resultados dependan también en buena parte de que estos sean capaces de renovarse y presentarse de nuevo como una alternativa confiable por el electorado.
Será la opción para consolidar el éxito inesperado de Podemos en las pasadas elecciones autonómicas, o para definirlo como movimiento pasajero.
¿Un líder efímero?
En varias ocasiones, Pablo Iglesias ha insistido en la renuncia que para su vida personal implica dedicarse a la política. Lo hizo en la asamblea ciudadana, donde expresó el coste: “Ya me gustaría a mí, os lo aseguro, descargarme de responsabilidad, pero creo que, aunque sea duro en lo personal y en términos políticos reconocerlo, tres secretarios generales no le ganan las elecciones a Rajoy ni a Pedro Sánchez, y uno sí», dijo ante un aforo entregado.
Días después, en el programa Salvados, de La Sexta, reiteró el malestar que le provoca haber dejado de ser un ciudadano anónimo. «He tenido que renunciar a muchas cosas que me encantaban como ir a tomar una cerveza con mis amigos o ir a cenar», afirmó Iglesias, quien llegó incluso a supeditar su continuidad al resultado de las generales.
“Yo creo que me toca hasta las próximas elecciones generales. A lo mejor no tiene sentido presentarse si no es para ganar. Podría ser que me presente y decir si no gano me voy. El peligro es que después de estar cuatro años en un parlamento me vean como uno más y eso no puede ser. Hay que demostrar que no somos como ellos». El político ha reconocido tener escolta pagada por el ministerio del Interior.