Este sábado 27 de enero se celebra el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Sin embargo, hace tres días la capital de España recordó de la mano del superviviente de la barbarie nazi Noah Klieger el genocidio judio, mientras visitaba la exposición dedicada a Auschwitz en Madrid, aunque «nunca se podrá mostrar» lo que vivieron en ese campo.
«Estoy muy contento de que haya personas que hayan organizado esta exposición», dijo a los medios Klieger (Estrasburgo, Francia, 1926) tras su recorrido por los 600 objetos de la muestra «Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos», que permanecerá en Madrid hasta el 17 de junio.
Invitado por la Comunidad Judía de Madrid y el Centro Sefarad-Israel, el periodista israelí ha representado en el Centro de Exposiciones Arte Canal a todas las víctimas del Holocausto, cuya conmemoración mundial se celebra hoy 27 de enero, coincidiendo con el 73º aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau.
«Los días previos a la liberación sabíamos que estaba pasando algo», relató Klieger -que llegó al campo polaco en un tren desde Bruselas en 1943-, en silla de ruedas por su avanzada edad, entre objetos como una lata de Zyklon B, una máscara de gas, un barracón, una mesa de operaciones, una maleta y correspondencia de prisioneros.
Antes, a los 13 años, el periodista participó en la creación de un movimiento sionista juvenil y clandestino, que ayudó a salvar a más de 270 judíos del Holocausto, una persecución sistemática que se saldó con seis millones de judíos asesinados.
Tras ser apresado y trasladado a Auschwitz, donde enfermó muy gravemente, Klieger logró convencer al oficial alemán Mengele y a otros médicos de que aún podría ser de utilidad al Tercer Reich, a pesar de su débil estado de salud.
Volvería a esquivar la cámara de gas más tarde, al hacerse pasar por boxeador e ingresar en el equipo de prisioneros del campo con 16 años, para entretenimiento de los oficiales nazis.
«Nunca se podrá mostrar lo que pasamos, lo que sentimos cuando veíamos que todos los días mataban a miles de los nuestros», sentenció Klieger, quien quiso dejar clara la diferencia entre campo de concentración y de exterminio. De los primeros, los ciudadanos europeos sí tenían constancia, pero «nadie» había oído hablar de campos de exterminio ni de lo que en ellos se hacía, ni de Auschwitz -donde murieron 1.100.000 personas de 1.300.000 deportadas desde su creación-, ni de otros como Chelmno o Belzec.
Poco antes de la liberación de Auschwitz por los soldados soviéticos, Klieger fue enviado al campo de Mittelbau-Dora, donde una vez más logró evadir a la SS para salvar su vida y desde donde el 4 de abril de 1945 fue obligado a marchar, sin descanso, en una marcha de la muerte de diez días en dirección al campo de Ravensbrück, donde fue liberado el 29 de abril.
«No pasa un minuto sin que no recuerde lo que pasé allí. Recuerdo todo», reconoció, añadiendo que su principal objetivo era sobrevivir -algo que ni él pensaba que podría ocurrir-, y el segundo, contar a la gente todo lo que allí había vivido para acabar con el odio a otras personas.
Una misión que lleva cumpliendo 70 años, y que ha continuado durante su estancia estos días en Madrid, ya que ha participado en otros actos en el Parlamento madrileño y en el Ayuntamiento de la capital, así como en colegios en los que ha contado su testimonio como prisionero y superviviente.
Cuando fue liberado, Klieger regresó a su casa a buscar a sus padres. Primero los buscó sin resultado en París, y más tarde volvió a Bélgica, donde consiguió reunirse con ellos y descubrió que también habían sobrevivido a Auschwitz: «Somos la única familia de tres miembros, que yo sepa, que sobrevivió», concluyó el superviviente.
Tras el fin de la guerra, Klieger estudió periodismo y se dedicó a cubrir los juicios a los nazis en Bélgica, Francia y Alemania. Fue invitado de honor y orador principal de la última ceremonia conmemorativa del Holocausto de las Naciones Unidas, en enero de 2017, en 2010 fue galardonado con la Orden de Mérito de FIBA y en 2012 se convirtió en Caballero de la Legión de Honor de Francia.