La editorial Trotta y un equipo dirigido por el profesor argentino José Pablo Martín han finalizado el cuarto de los ocho volúmenes de la obra completa de Filón de Alejandría. El director de este importantísimo proyecto cultural habla para teinteresa.es
P.- Se publica ahora el tercer volumen de los ocho que tendrá la edición de las obras completas en español de Filón de Alejandría. Usted es el director responsable de las mismas. ¿Qué contiene en concreto este tercer volúmen? ¿Qué se va a encontrar el lector?
R.- En los tres primeros volúmenes se editaron los veinte tratados de la serie más extensa escrita por Filón, el Comentario Alegórico. En este tercer volumen se encuentran los últimos siete tratados de la serie. En ella, con sorprendente audacia, el alejandrino “lee por dentro” el significado subyacente de las narraciones del libro del Génesis, capítulos 2 a 18, desde la creación de Adán y Eva hasta el encuentro de Abraham con Dios en la teofanía de Mambré. Con esta alegoría metódica se ilustran los conceptos de toda topología antropológica, la conjunción del intelecto y la sensibilidad (Adán – Eva), el principio del placer (serpiente), la función de la palabra creadora y separadora (el Ángel, Logos), las posibilidades éticas contrapuestas de reconocer a Dios y de encerrarse en sí mismo (Abel-Caín), el caminar del hombre histórico entre el bien y el mal (Set).
P.- Editar a Filón en tiempos de crisis, además de audacia requiere una fuerte convicción en su actualidad. ¿Podría apuntar algo en este sentido? ¿A qué se debe su entusiasmo patente?
R.- Mi entusiasmo por estudiar y editar a Filón viene desde mi juventud, cuando después de hacer una tesis sobre textos cristianos del siglo II me di cuenta, al final, que había descuidado por completo la figura de Filón, que tarde para mí había mostrado flagrantes semejanzas filológicas y conceptuales con los autores estudiados. Yo atribuí entonces la tardanza del descubrimiento al modo de los instrumentos de trabajo, las enciclopedias, los diccionarios, las historias, en los que Filón estaba ausente porque era considerado precristiano. Al entregar la tesis temí que el jurado señalara una debilidad que yo veía imperdonable. Entonces fui a consultar a un viejo sabio amigo, Emmanuel Lane, para hablarle de mis penas, y él me dijo tres cosas: que yo debía estar tranquilo porque el jurado no se iba a dar cuenta que faltaba Filón; que mi descubrimiento de esa falta era el principal resultado de la tesis; que además ese lugar vacío señalaba el camino para mis futuras investigaciones. Esa es parte de mi historia. Otros colaboradores de las Obras Completas podrán agregar las suyas. En cuanto a publicar en tiempos de crisis, Filón es un autor de crisis. Uno de sus tratados, que ya hemos publicado en el volumen V, muy bien traducido por Sofía Torallas, trata del primer pogrom antijudío, ocurrido en Alejandría en el año 38. Otro tratado, en el mismo volumen, Embajada a Gayo, revela la espeluznante discusión que tuvo Filón con Calígula sobre el concepto de “dios”, con la explícita acusación de que los judíos no reconocían el deber de dar culto a Calígula, divinidad autovenerada (Legat. 357). El ambiente de la vida de Filón era de esplendor en medio de la pax romana en la ciudad más rica del Imperio, pero también de crisis. Pero esto no quiere decir que nuestro entusiasmo por conocer a Filón radica en que, hurgando en sus escritos, esperamos encontrar alguna receta específica para la filosofía o la moral. Más bien vemos en Filón un enorme maestro de una comunidad brillante, desaparecido de la historia en el siglo II sin dejar herederos directos.
P.- Filón integró, quizás como nadie en la Antiguedad clásica, las dos grandes tradiciones que han constituído Europa. Pero, ¿qué vigencia tiene esto hoy, en pleno comienzo del segundo milenio cristiano? ¿Qué se nos ha perdido por el camino, si es que es así, de tanta sabiduría?
R.- Durante el Imperio alejandrino que unió el Mediterráneo oriental, Asia Menor y hasta la India, el pueblo judío tuvo dos experiencias distintas de esta irrefrenable expansión de poder. Una, la de los judíos de Judea, que resistieron con las armas a los helenistas de Antioquía, los Seléucidas, y con las armas obtuvieron un espacio de libertad, conducidos por los Macabeos. Pero hubo otro encuentro con los griegos. Los alejandrinos, Lágidas, decidieron, además de las armas, crear otro instrumento de conquista: una Biblioteca. En ella, todo lo humano se hacía griego. ¿Qué hicieron los judíos alejandrinos para enfrentar este desafío? Hicieron otra Biblioteca. Por supuesto, estaba escrita en griego, pivoteaba sobre la traducción de la Torá, los Escritos, los Profetas. Tenía historiadores, teólogos, poetas, exégetas, filósofos. Dura solamente cuatro siglos. La Septuaginta y Filón son las obras mayores. Filón piensa su biblioteca desde la Biblioteca alejandrina, en cuanto se enuncia la teoría del plagio de los filósofos respecto de Moisés. De cualquier manera, Moisés ha enseñado antes y con mayor precisión, las verdades que los griegos pudieran haber descubierto: la teoría de los contrarios de Heráclito, la aritmología de Pitágoras, las ideas de Platón, el demiurgo del Timeo de Platón y así cuanto contenía el acervo clásico grecorromano. El contexto de todas estas ideas es el de una lucha cultural: el judaísmo alejandrino quiere mantener su identidad, no quiere dejar que los sabios griegos sigan diciendo que las Escrituras contienen mitologías inverosímiles y que la ética de Mosiés es propia de hombres primitivos.
En el equipo que traduce a Filón en estas Obras Completas no hay, sin embargo, intención de discutir la autoría o la originalidad de Filón, sino de ofrecer los tratados de Filón como un escritor de encrucijada cuyos textos han permanecido mucho tiempo en los sótanos de las bibliotecas. No proponemos la lectura de Filón en el siglo XXI como la de un libro arcano que nos pueda traer retazos ocultos de algún tipo de sabiduría, sino como un testimonio poco conocido de una tradición mediterránea clásica que ha construido la cultura europea y sus expansiones planetarias; y en él reconocemos, como en un espejo, a un escritor que ha querido profundizar la educación de su comunidad, descubrir las riquezas de sus libros tradicionales, organizar el lenguaje sobre Dios, el mundo y el alma, proponer un modelo de vida loable que pueda ser descrito con los trazos mejores que se encuentran en las culturas diversas, defender a brazo partido la idea de que una lectura inteligente de la Torá debe contribuir a la formación de buenos ciudadanos y hombres sabios.
El comentario
Filón es uno de los grandes sabios de la Humanidad. Un sabio desconocido por el gran público y aún por muchos estudiosos de la tradición cultural occidental, demasiado inclinada a dejar al margen a aquellos que no pueden ser integrados en un discurso empobrecedoramente lineal. Nacido en la Alejandría romana, contemporáneo de Jesucristo y de Calígula, dejó una obra de incalculable valor que ahora ve la luz completa en castellano de la mano de un equipo de helenistas y teólogos de Argentina y España. Filón el judío, como se le ha conocido históricamente, es uno de los grandes intérpretes de la Escritura sagrada, un lector a la vez original y sistemático que escribía para los judíos de la diáspora pero que realizó una obra de valor universal. Siendo uno de los grandes intérpretes de la Torá y de los autores griegos (de Platón especialmente) su aportación a la historia de las ideas se hace cada día más patente, gracias entre otras cosas a proyectos como éste que en los tiempos que corren parece algo más que una obra puramente humana.