– Don Felipe y Don Juan Carlos, ¿son tan diferentes como parece?
Son dos biotipos contrapuestos. Juan Carlos es genéticamente Borbón. Felipe se parece más a la monarquía griega, cuyos orígenes son ingleses, prusianos y rusos.
Felipe es un hombre deliberadamente secundario, con cachaza. No es patalallana, no se ríe fácilmente. Tiene un sentido del humor irónico y socarrón. También tiene un toque de altivez. Su madre dice que es tímido y que por eso fortalece su carácter con ese toque de altivez.
Es aficionado a la lectura. Aquí es muy distinto de su padre, que tiene una inteligencia intuitiva y al que nunca le han gustado los libros. En cambio, a Felipe le gustan los hechos y los dossieres. Cuando visita una institución le gusta hacerlo a fondo, recorriendo desde los despachos hasta las cocinas y hablando con todo el mundo. Le gusta el tú a tú.
Es un hombre totalmente integrado en la era digital: tiene su ipad, su tableta, orbyt y sigue todos los periódicos del día a través de Internet, cara a cara. En cambio, su padre recibe la prensa a través de un dossier en el que le vienen las noticias recortadas y previamente expurgadas.
Al Príncipe le gusta la naturaleza y los animales. Es ecologista. También le gusta estar con sus hijas, educarlas, acompañarlas, decirles que no se peleen y que pidan las cosas por favor. En esto también se diferencia de su padre, que no es nada niñero.
Pero padre e hijo también tienen cosas en común: se sienten más cómodos con la gente de la que han estado rodeados siempre, que es la burguesía con una vertiente aristocrática. En esto se parecen a todos los reyes del mundo, que no tienen amigos mecánicos.
– Desde luego, la manera de llegar al trono de padre e hijo no podrá ser más distinta…
Su padre llegó aquí como rey de Franco. La gran dificultad es que fuese aceptado por la izquierda. Todos, incluido el PSOE, el PC, la Platajunta, apostaron por él para que trajera la democracia a España.
La monarquía cumplió su papel, pero luego ha habido un desgaste. Se han olvidado de lo nuestro. No pega que cuando cuando el país tiene seis millones de parados, el rey ande de caza por Botsuana, ligando con una rubia, llevando una triple vida. Los hechos delictivos de uno de los miembros de su familia desde luego que no ayudan para recuperar el prestigio y las caídas del Rey le han impedido estar en los negocios del Estado. El Rey ha estado ausente en momentos importantes.
Ante esta situación, Don Juan Carlos no puede irse de la Historia de tapadillo. El rey tiene que irse recuperando y restableciendo. Pero el momento no es bueno porque España está en un agujero negro.
El reto del príncipe será hacer frente a la demanda de redefinir el Estado, a cómo se distribuye territorialmente España. Esto ya fue apuntado por el Rey en su última entrevista.
El rey trajo la democracia a España. A lo mejor Felipe tiene que traer la monarquía federal y hacer que la Casa Real sea más transparente. Porque el rey no puede ser un misterio divino. Tenemos que saber donde está.
– Ahora que está tan de moda, ¿existe algún paralelismo entre la monarquía holandesa y la monarquía española?
Son casos distintos. En Holanda es la tercera reina que abdica. Podría ocurrir en España, pero no es buen momento. Tal vez podría producirse un pacto entre las monarquías europeas en el que decidan ponerse el día, en el que decidan que dentro de las casas reales europeas se tiene que producir una renovación generacional. Si miramos a Europa, veremos que hay muchos príncipes herederos de más de 40 años esperando en el banquillo. La gente, en las monarquías, busca los mismo que en la sociedad: juventud, novedad, dinamismo. Las prejubilaciones de gentes de más de 50 años están a la orden del día.
Quizás este pacto real se podría organizar en el Club Bilderberg, donde son miembros la reina Beatriz de Holanda, Isabel de Inglaterra y Sofía de España.
Las monarquías tranquilizan a los poderosos porque dan estabilidad. Todas estas cosas se discuten en el Bilderberg. Un rey en una España en crisis da más garantía de estabilidad que una república, donde puede venir otra persona distinta.
– ¿Está preparado para reinar?
Sus padres han dicho que es el Príncipe de Asturias más preparado de la historia, lo cual tampoco es mucho decir; ha habido pocos príncipes de Asturias y estos no estaban especialmente preparados. En cambio, su madre ha dicho que es el príncipe heredero más preparado del mundo.
Felipe se ha preparado para asumir su cargo en democracia, tiene tres carreras militares, dos civiles, un máster en EE.UU., habla varios idiomas, lee, conoce quien es quien en cada pais. Conoce el mundo y sus entrañas. Tiene tablas. Cuando viaja lo hace pagado por el Estado español, no como Juan Carlos, que cuando se iba de viaje lo hacía medio a escondidas para que Franco no supiera con quien andaba. Pero, de momento, es el augusto mudo. Hoy por hoy, solo representa a su padre, no al Estado.
– ¿Qué diferencia a Felipe de Borbón de otros príncipes que también van a reinar?
No sigo mucho a las monarquías europeas. Dicho esto, la diferencia fundamental que veo es que el rey, en España, no solo reina sino que también influye. En el resto de Europa, son figuras decorativas para el Chrismas navideño o para ese momento romántico en que se casa una hija. En cambio, nuestro rey tiene un poder arbitral y moderador, a lo que se suma el poder de las audiencias, en las que también aconseja en influye. Este influjo, al igual que su padre, podrá seguir haciéndolo entre los letrados, los empresarios, los sindicalistas, los empresarios o los ingenieros.
Pero sucede que este poder arbitral, por fuerza, tiene que ser discreto. Solo se puede saber lo que ha logrado una vez que ha pasado el tiempo. Los reyes son si están, así que se tiene que saber donde está el rey, pero, al mismo tiempo, la mediaciones del rey para, por ejemplo, arreglar unas exportaciones son gestiones discretas. Para que sean eficaces, solo se puede saber de ellas una vez que haya pasado el tiempo. Esta es la paradoja de pedir transparencia y luego no poder tenerla.
Ante esta situación, la Casa Real tiene que encontrar la forma de contar a la ciudadanía cómo se gana el sueldo a pulso. A lo mejor hay cosas que hay que esperar a decirlas y luego quizás haya otras que no hay que esperar tanto. A lo mejor ya se podría decir que el día 3 o el día 5 llamaron a Obama.
– Vertebrar el Estado parece que será el gran reto del príncipe. ¿A qué otras dificultades hará frente?
La vertebración del Estado, como ya queda dicho, será el principal reto. A ello sumaría la vertebración social de España. La desigual social y económica también es otro reto. Seguimos siendo una país dividido. Estas cosas, en una país socialmente sano, se tienen que acabar. El trabajo es un derecho constitucional, y cuando este derecho no se ejerce, el Estado no está cumpliendo con deber.
El príncipe tendrá que ser más civil que militar y estar en el mundo de los negocios, de los pequeños y medianos empresarios, en el mundo de los taxistas, de la gente del asfalto, de los arquitectos, que ahora están en paro, de la sociedad civil. El reto será adaptar la monarquía a una España cada día más moderna, interdependiente y europea.