Manuel Mira Candel ha escrito la primera biografía, no autorizada, del presidente de Mercadona. Tras catorce meses de investigación, y la realización de cientos de entrevistas ha publicado el libro, «Juan Roig. El emprendedor visionario». Gracias a él sabemos cómo se gestó el imperio Mercadona y cómo se hizo Roig con el negocio, o sobre cómo el presidente de Mercadona devora los libros que tratan de management para inventar nuevas fórmulas que optimicen el negocio.
Por ejemplo, según Mira Candel, los dos libros que Roig recomienda serían: “Los siete hábitos de las personas altamente efectivas, de Stephen Convey (…) Y Posicionamiento”.
También retrata una personalidad sobria que huye de los actos públicos o sociales: “Juan Roig apenas frecuenta el cine, ni la ópera, ni distracciones que lo puedan alejar de su obsesión por el management y, sobre todo, por el aprendizaje contiuo. Es un hombre familiar, amante de lo sencillo, que se expresa con los íntimos en valenciano y huye del protagonismo público; juega al pádel con su amigo del alma, Raga y corre medios maratones en compañía de su hermano Fernando”.
Roig nunca se ha sentido demasiado cómodo con el poder político, que recela de él, Mira Candel apunta a que “En Joan Lerma despertó admiración y respeto. En Eduardo Zaplana, recelos. A Francisco Camps terminó irritándolo. Fabra le resulta indiferente. Rodríguez Zapatero empezó a temerlo. Juan Roig considera nefasto su mandato. Mariano Rajoy prefiere mantenerlo a distancia”.
Cuando el presidente de Mercadona cogió los mandos, la situación era difícil, en 1977, “la confluencia de tres tormentas, de orígenes y cursos bien distintos pero complementarias para configurar una tormenta perfecta, marcan el nacimiento de Mercadona: la crisis política y económica que sacude al país; el lento, pero inexorable, desmoronamiento de Cárnicas Roig, que lo mismo se engancha desesperadamente a cualquier opción de salvamento que arrastra al que salga en su ayuda; y las disensiones internas en el núcleo familiar”.
Y es que en un principio, Roig no estaba predestinado a ser el »gran heredero» del grupo, según Mira Candel, su hermano mayor llegó a decir que: “Juan no sirve ni para coger un gato por el rabo”. Para el autor de la biografía, «sacada de contexto o no, la frase, atribuida al primogénito Francisco, posee la capacidad de ilustrar alguna que otra disparidad de criterios sobre la forma de gestionar los negocios en el círculo familiar de los Roig”.
Al final, “el 17 de octubre de 1981, Juan Roig Alfonso sorprendió a su familia con un audaz golpe de mano que le permitió, con la ayuda de sus hermanos, comprar Mercadona a sus padres y pocos años después convertirse en su presidente y principal accionista”.
Con todo Mira Candel asegura que “desde siempre, los Roig han sido una familia bien avenida y con un bagaje empresarial que impresiona. En poco más de veinticinco años, el patriarca de la saga constituyó al menos cinco empresas, entre ellas Mercadona y Pamesa (…) entre ellas, Industrias Cárnicas Roig, matriz de Mercadona, sin la que no puede entenderse el pedigrí empresarial de la familia (…)”.
Así Mercadona no habría existido de no ser por el padre del propio Roig: “Roig pasó la Guerra Civil en Valencia, último bastión republicano. Lo más probable es que no interviniera directamente en la contienda. Sus habilidades como comerciante y ganadero propiciaron que los primeros contactos con el nuevo régimen fueran positivos”. Incluso para la familia acomodada que ya era entonces, las cosas no siempre fueron fáciles:
–“¿Hizo estraperlo Francisco Roig Ballester? ¿Y quién no, si podía hacerlo? En caso afirmativo, él gozaría de una posición que le permitía hacerlo sin demasiados riesgos”.
-“A los ambientes familiares de pobreza en los años de posguerra se debe añadir la atmósfera de resignada claudicación en unos pueblos en los que no había de nada y valía todo con tal de hacerse con un poco de comida. A Juan Roig no le tocó vivir directamente esos ambientes de extrema pobreza, pues formaba parte de una familia acomodada, pero tampoco podía esquivarlos”.
Lo que sí parece evidente, es que el presidente de Mercadona siempre tuvo muy claro lo que quería hacer, y el modelo de negocio que quería desarrollar, según el periodista y escritor, Mira Candel:
“Juan Roig tuvo desde el principio una idea muy clara de la empresa que quería. Y empezó aplicando un modelo de gestión basado en la reinversión de los beneficios en la propia cadena, principios que sigue manteniendo. No fueron boyantes los comienzos. En 1982 disponía de ocho tiendas de alimentación de unos trescientos metros cuadrados cada una, un inventario más bien escaso para enfrentarse con éxito a los gigantes..”
Su elección fue ir a contracorriente: Cuando todo el mundo miraba a Europa intentando emular las estrategias de los gigantes franceses y alemanes, Juan Roig giró bruscamente la cabeza hacia Arkansas, Estados Unidos, para incorporar una política de excepción”.
El crecimiento de Mercadona se basó en reinvertir prácticacmente todos los beneficios: “Precisamente uno de los aspectos más destacables de la cadena es el obligado cumplimiento de la norma de destinar a inversiones la mayor parte del pastel de sus beneficios, en detrimento de los que obtiene el capital”.
El germen de la filosofía Mercadona se basa también en las relaciones con los proveedores:
“El precio fijo se convirtió en el germen de la filosofía del negocio Mercadona. Roig lo tituló SPB (Siempre Precios Bajos). La tarea no fue fácil, pero en poco tiempo el fundador de la cadena encontró proveedores fieles que se comprometieron a mantener los precios muchos años si no fluctuaban los de las materias primas. Así es como el término ‘fijo’ comenzó a cuajar en todos los aspectos del negocio”.
“Juan Roig dispuso en 1996 la formación de un pequeño ejército de 2.000 proveedores, de procedencia diversa, bien pertrechados y mejor aleccionados. A partir de ese momento, serán ellos quienes se encarguen de mantener la estabilidad de precios en la cadena”
“Los interproveedores (termino acuñado por Juan Roig en 1998) son los proveedores más fieles al sistema (…) En la mayoría de los casos, se trata de empresas que trabajan en exclusiva para Roig y elaboran productos recomendados por sus marcas blancas”.
“Juan Roig aprovecha cualquier ocasión para pedir a sus proveedores que revisen costes y aporten ideas para controlar precios”.
Después llegó la estrategia de los girasoles: “pretende reducir los costes de transporte y de medioambiente. Con tan sugestivo nombre pretende asegurar contratos de por vida a agricultores y ganaderos, lo que entraña extender el modelo estable de relaciones con los interproveedores a las de estos con los de las empresas que les suministran”.
El último »toque de magia» de Roig fue anticipar la crisis en 2008, se »consagró»: «Por último, en 2008 forzará una tercera vuelta de la rosca revolucionaria al emboscar a sus competidores con un sorprendente plan estratégico que pasaba por eliminar hasta un millar de productos de las estanterías de sus tiendas, con el único objetivo de reducir precios para hacer frente a la crisis (…) Esta última revolución culminó el día en que Juan Roig colocó su bandera de precios bajos y productos de calidad en el hasta entonces inexpugnable fortin de la calle Serrano”.