El camino del artista siempre ha sido misterioso. De una menara y otra, encontramos una musa como fuente de inspiración. Para el fotógrafo Edgard Stichen fue Lee Miller, también lo fue para Picasso. Renée Perle se convirtió en inspiración del diseñador de moda John Galliano. El niño terrible de las letras francesas y una de las figuras influyente de la literatura modera, Arthur Rimbaud, fue fuente de iluminación para Bob Dylan y Jim Morrison.
La lista puede ser infinita y completar todo un artículo pero no vamos a hacerlo. Aquí, quien importa es Pachi Santiago y su musa. Para el joven artista ovetense es Clauda Schiffer. Más que su numen, es su compañera. Santiago ha vivido con Schiffer durante casi seis años – de manera paralela-. El artista plástico, ilustrador, fotógrafo, admira a la modelo. Tanto, que le ha llevado a convertirse en ella. La fascinación ha llegado a un punto de obsesión convirtiéndose en uno de los factores principales del proyecto. ‘Copying Claudia’ es un ejercicio de copia. Santi se convierte en ella. “Después de tantos años viéndola, me resulta algo natural”, recalca Santiago a Teinteresa.es.
¿De dónde viene esa obsesión?
Ese afán por la colección y manipulación de la imagen, la intención del fan por coleccionar y capturar a su musa… La búsqueda de tu propia identidad, la repetición, la copia o el gesto… Tiene todo el sentido tratarlo desde la obsesión.
Ese deseo de parecerse a ella viene desde la ironía. Son autorretratos que buscan la identidad. “En mi última exposición en Madrid en Galería Cero, se vieron casi 200 piezas donde manipulo, corto y trabajo sobre la foto. Quizás no sea solo la obsesión de un fan, sino la obsesión del artista por su musa.
En febrero, del 24 al 26, la muestra podrá verse en el Petit Palace de Santa Bárbara dentro de la feria internacional de arte emergente Hybrid, –coincidiendo con ARCO-. Estos días, se podrá ver cómo Santiago se convierte en la piel de Schiffer, en sus vídeos y en sus fotos. “Porque ella es mi diosa desde la infancia”. Para él es un icono sobre el que ha ido construyendo su universo visual. Al principio creó un dibujo, una mujer gato que, años después, se convirtió en su proyecto de final de carrera. Esa mujer gato se llamaba ‘Sony’. Era una especie de alter ego. Con el paso del tiempo y de la manera más natural vino el momento de ponerse ya en el lugar de la musa y jugar a ser ella pero sin dejar de ser Pachi. Santiago. Desde niño se ha sentido muchas veces diferente por estar siempre en un mundo imaginario, con lo bueno y malo que conlleva. “Copiar a Claudia es la excusa para realizar mi autorretrato y de alguna manera hacer ver que nadie debe etiquetar lo que debemos ser. Debemos soñar con lo que nos inspire y con lo que queramos ser”.
¿Cuál fue y es el objetivo de ‘Copying Claudia’?
No he buscado nunca un objetivo como tal. Yo juego a copiar a Claudia persiguiéndola y replicándola en este universo imaginario. Se ve la soledad, los sueños, lo diferente y la magia. Todo, se cruzan como en un juego tragicómico o una dulzura atormentada. Personalmente, me interesa mucho la gente que se siente diferente y sufre por ello, cuando deberían utilizarlo a su favor. Todo este posicionamiento ha ido surgiendo y conformándose a lo largo de estos cinco años de trabajo con el proyecto, pero en el fondo se llevan gestando sin saberlo desde la infancia. No soporto las etiquetas que establece la sociedad para entendernos. Somos seres llenos de contradicciones y emociones, no clasificables.
¿Quién es ‘Sony’?
Un dibujo con vida propia. Aquella mujer gato que creé de niño como mascota y que creció conmigo hasta la actualidad, inspirándose por otras musas. Mi otro yo sobre el papel.
¿Cómo es tu relación con una musa creada en tu mente?
Como la de artista y musa. Unas veces se deja querer y otras desaparece. Pero siempre está ahí.
¿Cómo te abstraes para crear seres imaginarios?
No me hace falta. Estoy siempre soñando y mezclando los dos mundos. Son tantas cosas las que tengo en mente que hace tiempo que he empezado a apuntar todas las ideas para no olvidarme.
Después de Claudia Schiffer llegó Kurt Cobain y Rivert Phoenix, ¿por qué la copia hacia estos personajes? ¿Cuál es el fondo que hay en estas obras?
La idea con estos dos personajes parece similar a la de Claudia, pero es todo lo contrario. Para mí jugar a ser Claudia es algo que llevo dentro, y donde de manera honesta juego a interpretar un rol que supera lo masculino y lo femenino. Nunca he tratado de hacer un ejercicio de transformismo, sino solo sería un ejercicio de parecidos. Ni siquiera es importante que me parezca a ella.
En el caso de River y Kurt son dos hombres a los que me parezco y que forman parte del imaginario estético de mi adolescencia, un imaginario superficial. La estética grunge, sus cortes de pelo… una actitud que me ha gustado adoptar estéticamente en ambos proyectos donde trato de analizar cómo se han ido desarrollando las tribus urbanas. Jugar a copiarlos es como revivirlos, pero son irrepetibles como cada uno de nosotros. Somos únicos.
Tu tendencia ¿es postmoderna?
Se podría definir como un comportamiento artístico hibridado donde reformular los valores y pensamientos ya existentes. Toda esta sensación “revival” de épocas sobre la cultura de la imagen y la descontextualización de métodos artísticos que estamos viviendo podría tener este nombre. Una sociedad posmoral, del ego, hedonista y del goce pero que tiene un claro trasfondo sobre la soledad.
El artista asturiano ha llevado su exposición de ‘Copying Claudia’ a Nueva York, Berlín, Uruguay, Monterrey, Portugal, Nicaragua, Ciudad de México, ha recorrido gran parte de España. “La más especial ha sido en el Centro de las Artes de Nuevo León en Monterrey (México), donde viajé personalmente e impartí una master class inaugurando la primera exposición global de ‘Copying Claudia’ con 30 imágenes y una proyección de los videos en los cines de la filmoteca”.
¿Cómo es tu método de trabajo?
Es complejo y laborioso. Una mezcla de mis conocimientos de fotografía e influencias tras pasar por Bellas Artes.
En el caso de ‘Copying Claudia’ hay un proceso inicial de búsqueda de imágenes tanto digitales como en papel, escaneadas. Todo un trabajo que como coleccionista me apasiona. Pero esa selección no es al uso, ya que procuro elegir imágenes en las que creo que pueda parecerme a Claudia, ya sea por un determinado ángulo de la cara o sobre todo por la luz, y cómo juega con sus facciones. Una vez elegida la imagen toca fijarse en cada elemento que aparece en la misma, decorado, localización, atrezzo y, sobre todo y lo más importante, el gesto, alma y actitud que Claudia expresa en ese momento, por lo que en cierto modo hay un ejercicio de introspección y análisis casi actoral, como un método Stanislavski de la pose. Yo realizo el esquema de luz y después me coloco en la misma posición. Mirándome en el espejo voy generando ese instante mágico en la foto de Claudia que yo tendré que crear a través de la repetición y esto sin duda es lo más difícil de todo. Luego, viene la edición digital para tratar de llegar a la exactitud siempre sin deformar mi rostro. Después viene la parte de imprimir, pegar, recortar y redibujar por encima para que la foto pase a una nueva lectura y de algún modo la haga mía. El proceso con el video es parecido.
¿Qué es para ti el photoshop?
El photoshop bien usado es el mejor amigo del fotógrafo.
¿Qué te aporta ser uno de los jóvenes creadores elegidos dentro del programa Impulsarte –programa que apoyar el talento de los jóvenes españoles en el ámbito cultural-?
Es genial y un placer. Una oportunidad totalmente diferente de mostrar tu trabajo. Exponer en una habitación de un hotel ayuda a contar al espectador las cosas de un modo muy diferente e inesperado. Precisamente si algo me interesa es la hibridación de lenguajes y en el proyecto cuando fusiono mi cara con la de Claudia genero un nuevo híbrido, por lo que el hecho de que además se llame Hybrid es todo un aliciente.
Hybrid, el festival urbano multisede, ¿enriquece las propuestas culturales?
Por supuesto, y las acerca al público en una fecha en la que el arte será noticia. Es muy importante que haya propuestas de arte emergente en lugares especiales accesibles a todos los públicos.
¿Cómo ve su futuro y el de los artistas jóvenes en nuestro país?
No lo sé. Me encantaría que todos tuviéramos muchas más ayudas, que la posibilidad de enseñar un buen trabajo no viniera dada por los contactos que se tengan, sino por la valía de los proyectos, que el 21% de IVA bajase.
Son muchas cosas, pero pienso que si el proyecto del artista es bueno, coherente y sobre todo honesto tiene el 50% hecho. Luego viene una larga carrera de fondo. Es muy duro y hay que trabajar mucho para tener un hueco.