José Luis Iranzo Balaguer ha relatado, asistido por su abogado, Enrique Trebolle, lo ocurrido el día 14 de diciembre, cuando acudió junto con su hijo a un masico propiedad de la familia, donde Feher ya había sustraído, presuntamente, varios objetos, lugar en el que fallecieron tiroteados el pastor y los dos guardias civiles que se personaron tras llamar el declarante al Centro Operativo de Servicios (COS) de la Benemérita en Teruel.
Se ha ratificado, excepto en una pequeña salvedad, en la declaración realizada el 15 de diciembre y ha expuesto que el día 14 fue con su hijo al masico por la mañana y llamaron a la Guardia Civil al advertir que había un cristal roto, desplazándose una patrulla en 20 minutos o media hora. Tras registrar los guardias la masía, comprobaron que faltaban varios objetos.
Se marcharon y el padre volvió a las 18.00 horas y esperó a que llegara su hijo, lo que hizo de noche, sin que hablaran antes de producirse el primer tiroteo, tras el que el declarante llamó a su esposa y a un sobrino sin obtener respuesta y después a la Comandancia de la Guardia Civil.
En esta conversación con la Benemérita comunicó que se había producido un tiroteo y que alguien podía haber muerto. Se escondió por recomendación de la Guardia Civil, observando que una persona conducía el vehículo de su hijo y posteriormente escuchó un segundo tiroteo con «muchos disparos» y no vio «nada de nada». Se quedó solo.
A continuación vio unas luces y se aproximó levantando las manos y la Guardia Civil le dio el alto. Los agentes le dijeron que había un cuerpo y le pidieron que no se moviera, requiriéndole después que subiera al vehículo, donde le comunicaron que había dos guardias heridos. Le llevaron al centro de salud de Andorra, donde le permitieron marchar a su casa.
José Luis Iranzo Balaguer ha comparecido en la fase de instrucción del asesinato de su hijo y de dos agentes de la Guardia Civil cometido por Norbert Feher el 14 de diciembre de 2017. El día 5 de diciembre hirió gravemente a dos personas en otra masía de Albalate.
El exmilitar serbio permaneció durante varias semanas por la zona escondiéndose y realizando algunos robos. La Guardia Civil le detuvo horas después de los asesinatos, ingresando en prisión tras confesar su autoría.