En su informe definitivo, el fiscal jefe de la Audiencia de Pontevedra, Juan Carlos Aladro, además de modificar la petición de pena inicial de 14 años y 11 meses de cárcel, también ha solicitado que el tribunal le imponga en concepto de responsabilidad civil un incremento del 20% sobre los 440.273 euros demandados.
Además de la pena de cárcel, solicita una orden de alejamiento de la víctima a una distancia no inferior a 500 metros por un periodo superior a diez años a la pena de prisión que se le imponga. La abogada de la acusación particular se ha adherido a esta petición en los mismos términos.
El Ministerio Fiscal entiende que el acusado es autor de un «delito de asesinato en forma de ejecución imperfecta de tentativa» en el que concurren varias agravantes: el ensañamiento, la alevosía, el disfraz y el parentesco.
PROTOTIPO DE AGRESOR
En su informe, el fiscal ha expuesto que el acusado es «el prototipo de un agresor en materia de violencia de género», que planeó «minuciosamente» su actuación en forma de «traición, emboscada, trampa, acecho», actuando de una determinada manera para «asegurar su resultado» y aprovechándose de una situación de «desvalimiento» en su víctima que «le impide cualquier forma de defensa».
Primero la dejó aturdida de un fuerte puñetazo en la cara, luego la apuñaló en el costado intentando llegar al corazón, después la arrastró y la golpeó hasta el sótano del edificio donde le clavó el cuchillo en el cuello, apunta Fiscalía.
Según declararon los forenses, que la víctima siga viva «es un milagro», aunque presenta importantes secuelas «físicas y psíquicas». Entre otras, ha perdido parte de la lengua y no puede deglutir con normalidad y está incapacitada de forma permanente para volver a hacer su trabajo.
La Fiscalía también considera que el agresor produjo un «aumento deliberado e innecesario del mal» a su víctima, «haciéndola sufrir de una forma fría y calculada», dejando que se desangrase durante 10 minutos mientras esperaba su muerte. Y para demostrar su «falta de desistimiento», el fiscal ha añadido que el acusado subió luego a la mujer coche pero la dejó a más de 50 metros de Urgencias del hospital Povisa, donde ambos trabajaban. Ella tuvo que recorrer andando esa distancia mientras perdía sangre.
SIN TRASTORNO
Finalmente, el fiscal jefe ha insistido en que el acusado «no tiene ningún trastorno de la personalidad ni del comportamiento», en referencia a los informes del psiquiatra forense contratado por la defensa, que señalan la existencia de un trastorno adaptativo que le habría llevado a autolesionarse en varias ocasiones, un diagnóstico que «los profesionales usan como un cajón de sastre» y que, en todo caso, no afecta a sus capacidades.
Además, durante la vista oral, los distintos compañeros de trabajo del agresor y de su víctima han coincidido en describir a Juan Carlos como una persona «mentirosa» y que no había asumido la ruptura con Mónica, por la que estaba «obsesionado», llegando incluso a «seguirla» y a protagonizar algunos episodios en los que ya había revelado un carácter «agresivo».