Este porcentaje supone una reducción de cuatro décimas con respecto a los datos de 2003, cuando los ingresos por impuestos medioambientales superaron los 16.000 millones de euros y representaron el 6,1% del total.
No obstante, España se encuentra por debajo de la media de la UE en los dos casos: mientras que en 2003 los tributos medioambientales representaban el 6,9% del total, en 2013 fueron del 6,3%. El objetivo para 2020 es alcanzar el 10%.
Los países donde los impuestos medioambientales representan un mayor porcentaje sobre el total de ingresos tributarios y contribuciones sociales son Eslovenia (10,5%), Bulgaria (10,1%) y Croacia (9,6%). En la situación contraria se encuentran Bélgica y Francia (4,5%) y Alemania (5,4%).
El informe también desglosa en tres categorías los tipos de impuestos medioambientales. En España el 84% eran impuestos a la energía, el 14% al transporte y el 3% a la contaminación y a los recursos. En el conjunto de la UE, estas tres categorías representaban el 77%, 20% y el 3%, respectivamente.
La metodología de Eurostat define los impuestos medioambientales a aquellos cuya base de tributación es una unidad física de alguna materia de la que se ha probado un impacto negativo específico en el medio ambiente.