Cumplirá 57 años este año, pero Jose Coronado sigue siendo todo un galán de la pequeña y la gran pantalla. Aunque comenzó tarde en el mundo del interpretación, ha conseguido enamorar a media España con sus personajes, y sobre todo, con su exquisita educación y su imagen de caballero antiguo que le hace irresistible.
Ahora da vida a Fran, un policía con un lado oscuro pero que poco a poco va descubriéndonos su faceta más vulnerable, en »El Príncipe», la serie de Telecinco que arrastra a más de 5,2 millones de espectadores semana tras semana (los martes a las 22:30 horas).
¿Cómo es Fran, el personaje más oscuro de ‘El Príncipe»?
Fran es un bombón de personaje. Y le pasa de todo. Personalmente tiene grandes problemas, ha perdido un hijo hace tres años, en el mismo barrio que él protege y eso le genera un sentimiento de culpa increíble que se suma a que su vida marital se va al traste porque su mujer no puede pensar en otra cosa. Todo eso unido a su faceta profesional, tremendamente difícil, porque vive durante 12 años en un barrio hostil y complejo, hace que sea un superviviente que crea sus propias normas y que es consciente de que puede perder la guerra, pero que puede ir ganando batallas
Vamos, que es un poli corrupto…
Prefiero pensar que es que en la Península no entienden sus métodos. Que lo que vale en la Península, en »El Príncipe», no.
Le veremos entonces sufrir sólo por el tema de su hijo, ¿no?
Sí. Bueno, no lo sé. Es algo personal que enriquece la ficción del personaje. Algo que hace que la gente pueda entender más este personaje. Que pueda quererle si se le puede querer. Una de las máximas de la serie es que nada es lo que parece. Ya verás cómo los personajes van evolucionando y los giros son tremendos.
Tú eres todo un especialista en papeles de policía, ya ni te costará hacerlos….
(Risas) Ya he pasado por todos, sí señor. He cubierto todo el espectro. Los he hecho de todos los colores, chusqueros, otros que querían ser ministros del Interior… Son fundamentales para la buena marcha de la sociedad, uno de los que más alto índice de divorcios tiene porque se codean con lo peor… Es un gremio que me apasiona.
Y habiendo sido todos los tipos de poli, ¿qué tiene Fran que no tienen los otros?
No sé. Fran te da ingredientes que no he tenido antes como el enclave tremendo en el que vive, y la situación familiar que tiene. En cualquier caso, al gremio policial lo adoro, lo admiro y lo conozco bien, por todo lo que he hecho, por todo lo que me han dado y por todo el tiempo de mi vida que he gastado estando con policías.
«He patrullado con policías, adoro al gremio»
¿Cómo te preparas para este tipo de personajes?
Será. Desde »Brigada Central» que nos pasamos Imanol (Arias) y yo con una pareja de policías más de mes y medio yendo con ellos a patrullar, firmando lo hacíamos bajo nuestra responsabilidad, claro, y he visto redadas, interrogatorios, persecuciones… Es un gremio profesional muy difícil y para un actor, muy rico. Además tienen el índice de divorcio más alto, sus ritmos y horarios no tienen nada que ver con el del común de los mortales, mientras que nosotros paramos para comer, ellos tienen que perseguir a un malo, están rodeados de delincuentes, de prostitutas, de narcotraficantes…
Y claro, así es fácil pasarse al lado oscuro también…
Es fácil, sí. Pasar al otro lado de la línea, o volverte chiflado. Eso les convierte en personajes riquísimos.
De todos, ¿con cuál te quedas?
Mi Santos Trinidad es difícil de superar, pero con Fran estoy disfrutando mucho. No tienen nada que ver, Santos Trinidad es el diablo, es difícil hacer sombra como personaje y bestia humana (risas9.
Vamos, que parece que los personajes malvados te gustan…
Turbios. Sí. Son los más atractivos. Los oscuros, los difíciles. Son personajes planos no me interesan nada. Me gustan los que sufren.
«Me da igual que me encasillen. Yo quiero trabajar»
Supongo que ya no te da miedo que te puedan encasillar.
A mí que me encasillen o me identifiquen con lo que quieran. Yo quiero seguir trabajando. He pasado por ser el galán, por el poli joven, ahora por el poli maduro, ojalá que dentro de unos años sea un actor cómico fantástico.
Eres de los pocos a los que ahora no le falta el trabajo.
No me puedo quejar. Tengo por estrenar dos pelis, una argentina, »Betty Boo». Y otra que rodé en Rumania, »Why about love».
¿Tu etapa como galán ha acabado?
(Risas) ¿Qué pasa? ¿Que estoy gordo y fofo?
¡Para nada! ¡De hecho te hemos visto pegarte carreras frente a todo un jovenzuelo como es Álex González! ¿Te tuviste que poner en forma para ‘El Príncipe’?
Un actor tiene que estar siempre en forma y cuando tienes una edad no lo puedes dejar. Yo no me quejo. Todas las carreras las hago yo. Y las que duran tres minutos, de rodaje son horas. Corriendo, saltando vallas… Luego, eso sí, cinco días de agujetas. (Risas) Pero muy feliz. Muy feliz de seguir en esta profesión con la que tienes el privilegio de vivir otras vidas, y de sentirla… De hecho, no es broma, pero sentir lo que vive un policía al ser policía te hace reflexionar mucho las cosas y disfrutar tu vida.
¿Tú te llevas el personaje a casa o el trabajo se queda en el set?
Yo soy de corten y »boom», no me acuerdo de nada. Durante el rodaje, no miro el reloj y no me entero del tiempo durante seis, ocho horas, porque me apasiona la profesión, pero sí que tengo la capacidad de darle al botón de desconectar. Yo, termina el rodaje, y que el mundo profesional se olvide de mí hasta el día siguiente.
«Me enamoro de cada personaje que tengo firmado»
¿Hay algún personaje que te gustaría interpretar y aún no ha llegado?
He aprendido a enamorarme de lo que tengo firmado. La profesión da tales giros que para qué voy a ilusionarme con algo que no sé si se va a torcer. Me enamoro de lo que tengo. Para qué pensar en Hollywood si estoy rodando »El Príncipe». Vamos, que no cambio »El Príncipe» por Hollywood.
¿Cómo ha sido trabajar con Álex González y que sea ‘tu jefe’?
Como jefe no sé (risas). Pero como compañero, Álex es una delicia, un regalo, un tipo educado, como para llevártelo a casa. Es muy trabajador y generoso. Ya como jefe, veremos de diferente forma las maneras de actuar. Él quiere cambiarlo todo, yo soy el policía veterano que sabe dónde trabaja, sus circunstancias vitales le han hecho actuar como lo hace. Hace cosas que a priori pueden parecer raras, pero en el fondo es un gran negociador que a costa de permitir ciertas licencias a la gente que pulula por ahí, consigue mantener la tranquilidad.
¿Le has dado algún consejo?
Le digo que se ría, que no se agobie, que no entre al trapo cuando se vea en las revistas, pero que tampoco se convierta en uno de esos que dicen “yo no hablo de mi vida privada”. Todos sabemos en lo que estamos, basta con respetarse. Que haga como yo, que entiendo las preguntas que me hacéis los periodistas, pero ahí estoy yo para escaparme como pueda y contar lo que yo quiero contar.