Insidias políticas en la Casa Blanca y filtraciones periodísticas, así se trama House of Cards, una serie de ficción televisiva con un extraordinario reparto (con Kevin Spacey y Robin Wright abajo en la imagen) y una puesta en escena al estilo del Ala Oeste. Está basado en la homónima serie británica, pero con la particularidad de ser un cine producido por y para ser emitido en Netflix, el servicio de streaming de más éxito en los EEUU.
¿Qué es el streaming? El método de difusión, envío o flujo constante de datos que gracias a las redes rápidas de la actual Internet permite el visionado de películas o la escucha de música o radio en tiempo real. Tan real y rápido como que alquilar y comenzar a ver una película es cuestión de minutos. Se trata de un sistema de transmisión online a la carta, televisión y cine donde y cuando quiere el usuario -incluso en dispositivos móviles-.
Además, alquilar, comprar y, sobre todo suscribirse, tiene un precio razonable (unos 80 dólares al año). Netflix roza los 40 millones de suscriptores; también Amazon (con su servicio de streaming) Amazon Prime que declaró tener otros 10 millones, y le sigue Hulu y iTunes, el servicio de alquiler y compra de Apple.
Netflix tiene el valor añadido de que fue pionera hace más de 15 años -recuerdo su lanzamiento precisamente en otra estancia aquí en la Universidad de California en 1997-, partiendo de un negocio de alquiler de DVD a domicilio, un sistema muy cómodo de envío y devolución por correo postal. Pero en este margen el negocio ha madurado y crece (pese a que se ha elucubrado mucho con que se estancaba en 2013) y, de ahí los premios, está produciendo sus propios contenidos.
Más nominaciones y premios
House of Cards se recordará como un antes y después en el cambio de modelo del cine y televisión. La serie es entretenida e inteligente, y las distintas nominaciones y premios de la industria, la crítica y los actores de Hollywood han destacado el esfuerzo que viene de una empresa que no es un estudio, tampoco una productora audiovisual sino una plataforma de contenidos de pago, de emisión de contenidos propios y ajenos. Después del estreno y disponibilidad de la serie para sus suscriptores, Netflix la vende en otras ventanas de explotación, como en España Canal +.
El pasado 12 de enero se entregaron los Globos de Oro, premios otorgados por la Prensa Internacional a la industria de Hollywood. Robin Wright, actriz principal de House of Cards (la intrigante esposa del Senador) fue precisamente la única galardonada esa noche, aunque la serie estuvo nominada en varias categorías: Mejor Serie Dramática, Mejor actor, Kevin Spacey y Actor Secundario Corey Stoll. Con este premio se consolida una tendencia en la industria hollywoodiense premiando el dinamismo de Netflix así como la calidad de la serie. Ya en 2013 el director de esta serie David Fincher recibió un Emmy a la Mejor Dirección pero el arranque de este años 2014 para Netflix porque además suena también para llevarse algún Oscar.
Volviendo al cine que se estrena y emite “por streaming” también fue nominada Taylor Schilling, la actriz principal de otra serie de Netflix, Orange Is the New Black un poco sórdida por cierto (amores lésbicos y una cárcel de mujeres).
La televisión ya es no que era
Hoy un 73% de los telespectadores –especialmente de series de TV- acude al streaming para recuperar una emisión o capítulo perdido. Para ver o ponerse al día de shows redescubiertos o para ver temporadas enteras mientras sale la siguiente. Además en EEUU cerca de un 20% han reducido o eliminado su contrato de TV de pago (por cable o satélite) para actualizar su televisión, comprando una Smart TV, o conectándola con un ordenador o una tableta.
Los datos sobre el futuro de esta forma de entretenimiento son claros. En EEUU, en 2016, habrá el doble que en 2012 de hogares con televisiones conectadas a Internet, que no verán sólo lo que ofrecen los grandes de Hollywood.
Cine sin sesión de cine; industria cinematográfica sin distribuidores ni exhibidores; talento y creación por doquier. Es cine en el nuevo “living room¨ en el cuarto de estar de casa, en hasta cuatro dispositivos distintos. En el momento en que quiero, sin programación ni limitaciones horarias, ni interrupciones publicitarias.