«¡Viva el Papa!». Así, en español. La frase sonó como un relámpago en medio de un silencio emotivo e impregnó el ambiente. La puerta de acceso a Castelgandolfo se cerraba y Benedicto XVI se convertía en Papa Emérito de la Iglesia Católica. Tras el relevo de la Guardia Suiza, la Gendarmería Vaticana se ha hecho cargo de la seguridad de Joseph Ratzinger y ha comenzado a tomar posiciones en el palacio apostólico. El reloj de la Plaza de Castelgandolfo marcaba las ocho en punto. La Guardia Suiza abandonaba su puesto de guardia.
Decenas de personas se habían congregado en la pequeña plaza de Castelgandolfo, a las puertas del palacio apostólico, para acompañar al Papa en sus últimas horas como Papa. Junto a ellos, decenas también de periodistas. Minutos antes de las 20:00, la expectación era máxima. Las iglesias, abiertas para que la gente pudiera rezar. Los periodistas, atentos. Dos jóvenes guardias suizos, a las puertas de Castelgandolfo, hacían su última guardia.
Pocos minutos antes de las 20:00, tres agentes de la Gendarmería Vaticana se disponen a dar el relevo. Son los encargados de la seguridad del Papa cuando pase a ser Emérito. Uno de los guardias suizos, emocionado, deja su pica; junto a su compañero, saluda a los tres agentes de la Gendarmería, y el portón de Castelgandolfo se cierra. Aacab el Pontificado de Benedicto XVI. A la misma hora, el cardenal Bertone, Camarlengo, sella la puerta de los apartamentos papales en el Vaticano. Comienza la Sede Vacante.
La Guardia Suiza será la encargada de velar por la seguridad del nuevo Romano Pontífice. La seguridad de Benedicto XVI quedará a cargo de la Gendarmería Vaticana. Los guardias suizos cambian su uniforme y regresan a Roma en estado de fuera de servicio. Histórico.
Decenas de fieles rezan, ponen velas, lloran, la emoción y la sensación de vivir un momento histórico se palpa en el ambiente. Aún resuenan las últimas palabras de Benedicto XVI, en las que ha señalado que es un peregino que inicia su última etapa en la Tierra, llega el momento del fin de su Pontificado. Será a las 20:00, y lo es así porque es a la hora a la que normalmente el Papa termina su jornada de trabajo, y comienzan sus momentos de descanso y oración. Benedicto XVI ya no es Papa pero su huella para la Iglesia va a ser imborrable. Histórica.