El Jueves Santo, sobre las diez de la noche, se recorren varias calles cercanas a la Iglesia de San José, de donde parte el paso del Cristo crucificado con María Magdalena abrazando la Cruz a sus pies.
El paso es portado en una procesión de silencio por el centro de la ciudad.
La procesión fue restaurada en 2014, tras años de no haberse realizado, en concreto, desde 1840. Desde el siglo XVI hasta 1836, »La Sang» organizaba las procesiones del Jueves y Viernes Santo.