«Es evidente que hemos quedado lejos de la mayoría excepcional que pedíamos, además claramente por debajo de los resultados de hace dos años». Con estas palabras, Artur Mas admitía el fracaso de su proyecto a pesar de reeditar la victoria. Ha perdido 12 escaños, de 62 a 50 diputados, lejos de los 68 necesarios para la mayoría absoluta.
La cara de Mas reflejaba su decepción. El líder de CIU adelantó las elecciones tras menos de dos años en el gobierno, la legislatura más corta de la historia del Parlament, donde fue criticado por su política de recortes, para convertir los comicios en un plebiscito para su hoja de ruta soberanista.
Una suerte de mesías que liberaría a Catalunya de una España que «nos roba», llegó a asegurar. El »derecho a decidir» ha sido el »leitmotiv» de su campaña electoral marcada por la independencia. Pero la caída electoral cambia el panorama, aunque no sus convicciones.
«La consulta sigue en pie. Intentaré llevarla a cabo en estas condiciones de la política catalana. No significa que el país tenga que renunciar a sus aspiraciones», declaró ante una sala Majestic, cuartel general de CIU, que coreaba gritos de independencia.
Así, tendrá que pactar para gobernar y avanzar en su proyecto. Por ello, Mas pidió que se abra ahora un periodo de reflexión en la política catalana porque CiU no tiene el apoyo suficiente para liderar el proceso soberanista. Por ello, reclama un pacto «con otra u otras» fuerzas políticas dado que los partidarios del »derecho a decidir» son «una suma indiscutible».
Una invitación velada a ERC, que se coloca como segunda fuerza política, y partido que históricamente ha defendido la opción independentista. Junto a ella y CUP, que irrumpe en el Parlament con 3 escaños, sumarían 71 diputados favorables al proyecto soberanista.
En su campaña, Mas ya había avanzado sus primeros pasos. Como nuevo presidente, primero convocará a todos los partidos, estén a favor o no de la autodeterminación; intentará aprobar una declaración en el Parlament en pro del »derecho a decidir» para empezar la negociación con el Gobierno en 2013; y si fracasa, aprobar una nueva ley catalana de consultas.
Si esta última opción se tumbara, Mas se ha declarado dispuesto a acudir al ámbito europeo e internacional.