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Son muchas las personas las que siguen las últimas noticias con el objetivo de determinar en qué momento empezará la vacunación, para saber cuándo les tocará el turno. Además de darnos una cierta protección a coger el virus, también se piensa que, una vez vacunados, podremos dejar de usar la mascarilla, pero… ¿Hasta qué mundo esto es cierto?
Aunque la política que se están siguiendo en los países es vender la vacuna como una solución ante la pandemia (y realmente lo es), necesitará de un cierto tiempo para tener efectos.
Las vacunas están ya a la vuelta de la esquina; de hecho, son muchos los países los que están intentando adelantar los calendarios de vacunación. En España se está intentando seguir este camino, aunque todavía está por ver lo que se logrará.
Ahora bien, los expertos recomiendan tener cautela y no solo por los posibles efectos secundarios que podría tardar meses, incluso años, en verse.
Aunque consigamos el objetivo que persiguen las vacunas, que es la inmunidad colectiva, no nos podemos olvidar de las mascarillas.
Se requiere de bastante tiempo para lograr la vacunación
Para poder conseguir la ansiada inmunidad de rebaño será imperativo que se vacune, como mínimo, a un 70% de la población. Como ya nos podemos imaginar, esto no va a ser ni fácil, ni barato, ni rápido.
Los cálculos más optimistas aseguran que no llegaremos hasta verano, mientras que los más pesimistas declaran que pasará 2020 y todavía no habremos alcanzado tal porcentaje.
La vacuna podría no evitar que te contagies, pero la mascarilla si
En The New York Times hemos podido encontrar interesantes declaraciones formuladas por la Universidad de Stanford en las que se trata este tema. Son muchas las personas las que tienen claro que podrán dejar de usar la mascarilla nada más vacunarse, pero esto es un completo error.
Las vacunas se aplican con el objetivo de generar anticuerpos ante el virus, pero la respuesta podría no ser tan elevada como se cree (de hecho, existen diferentes porcentajes de efectividad dependiendo de cada vacuna). Además, también se piensa que el virus podría quedar alojado en tu organismo y dedicarse a infectar a otros organismos sin que lleguemos a estar enfermos.
Las mascarillas, en cambio, seguirán siendo tan efectivas como hasta la fecha, siendo uno de los pocos medios eficaces que evitan los contagios entre personas.
La tercera parte de la ecuación: los test de antígenos
Por otra parte, en el horizonte ya empiezan a vislumbrarse los test de antígenos. Son muchas las comunidades las que empezarán a traerlos en breves y llegarán a las farmacias para que, poco a poco, estén disponibles para toda la población.
Pero todavía hará falta algo más de tiempo para que los ciudadanos puedan tener acceso a estos tests.
En conclusión, nos debe quedar bien claro que la vacuna es una gran ayuda contra el virus, pero no va a acabar con la pandemia de inmediato. Por ello, todas las medidas de seguridad que se han implantado hasta el momento tendrán que seguir usándose, y una de las más importantes es la mascarilla y los geles hidroalcohólicos para las manos.
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