El roscón de San Valero es igual que el de Reyes y se elabora con azúcar, mantequilla, sal, piel de naranja, piel de limón, huevos, harina y levadura. Tras elaborar la masa se deja fermentar, se cuece y se rellena con nata. Se añade una sorpresa de pequeño tamaño.
El presidente de la Asociación, Germán Gracia, ha explicado que «se vende más o menos la misma cantidad que en Reyes, pero en tamaños más pequeños. Los pasteleros hacen un 15 por ciento menos de caja.
Gracia ha señalado que la tradición comenzó a principios del siglo XX, cuando los profesionales comenzaron a hacer pastelería de consumo. Inicialmente era una tradición más casera. En cambio, la tradición del roscón de Reyes es mucho más antigua.
Al respecto, la socia de la pastelería Canfranc, Lourdes Vázquez, ha detallado que en Reyes se veden más los de mayor tamaño, entre 10-12 raciones y más grandes porque «se suelen consumir con los niños y toda la familia».
ROSCÓN «ESTRELLA»
Para San Valero, el roscón «estrella» es el de entre 4 y 6 raciones y «generalmente, tienen mejor venta los de menor tamaño», aunque las previsiones que han calculado es que los ciudadanos comprarán alrededor de mil unidades entre todos los tamaños.
Los consumidores pueden encontrar roscones con precios que oscilan entre los más de 11 euros hasta los que superan los 30 euros, que son los de veinte raciones.
Se pueden comprar rellenos con nata, con crema para los que tienen intolerancia a la nata; con crema y nata; y también con trufa, y todos llevan sorpresa en el interior.
Esta pastelería los comercializa con los ingredientes habituales, pero el proveedor de este dulce, el obrador Tolosana, también los confecciona con mazapán en la masa que «al paladar resulta más agradable que el que sólo es masa de bollo y cada vez se vende más» ha apuntado Lourdes Vázquez.
Los días de más venta son la víspera y el mismo día de San Valero, el 29 de enero, que este año es domingo y al ser el lunes festivo, Vázquez ha asegurado que también será un día de venta de roscones, al igual que el 3 de febrero, día de San Blas y patrón de la garganta, que «la gente suele comprarlos para ser bendecidos porque la creencia dice que aporta beneficios».