Al parecer, la madre pidió asistencia a la tripulación minutos antes de aterrizar y, en media hora, el capitán aterrizó en el aeropuerto más cercano, que coincidía con el destino final del vuelo.
Durante el descenso, el aterrizaje y hasta llegar a la terminal, la pasajera fue asistida en la última fila del avión por un miembro de la tripulación y un médico que viajaba en el mismo vuelo.
Según las mismas fuentes, la madre y el recién nacido fueron trasladados en ambulancia del aeropuerto al hospital y se encuentran «en perfecto estado».
Desde Wizz Air se muestran «muy orgullosos» de su tripulación y del «cuidado y profesionalidad» con el que manejaron la situación, al tiempo que recuerdan que las pasajeras embarazadas deben presentar un certificado médico para viajar después de las 28 semanas de gestación y no pueden volar después de las 34 semanas de embarazo.
En este punto, instan a las pasajeras embarazadas a que «no arriesguen su salud ni la de sus bebés ocultando el estado de su embarazo».