De entre las múltiples aplicaciones que surgen desde la nanotecnología, la nanomedicina es hoy una de las que tiene mayor futuro. La fabricación de máquinas biológicas a nanoescala. Unos de los motores moleculares más sorprendentes son las proteínas encargadas de duplicar la doble hélice del ADN. Estas polimerasas son capaces de leer la composición de bases de cada una de las hebras del ADN e incorporar la base complementaria en cada posición, a una velocidad de 6.000 bases por minuto (más información en este enlace).
La bionanotecnología y la nanomedicina permitirán crear nanomotores moleculares, copiando los que activan los flagelos de las bacterias para desplazarse y que, a manera de propulsores, tienen tamaños que oscilan entre los 45 y los 9 nanometros, capaces de catalizar la conversión de la energía en procesos biológicos. Otro buen ejemplo es la fabricación de estructuras biomiméticas, aplicadas al diagnóstico de enfermedades, el transporte de sustancias químicas en las células o la obtención de imágenes moleculares. También se podrá usar la plata en forma de nanocristal cuya liberacion de iones, en forma periódica, permite su uso como antimicrobiano.
La nanometrología será capaz de medir en nanoescalas la fiabilidad de los procedimientos de análisis biológicos y otros muchos, lo que implica grandes aplicaciones para el futuro. En la actualidad existen muchas y diversas líneas de investigación y desarrollo de la nanomedicina, como son:
– Modelización molecular. El uso de los dendrímeros como partículas transportadoras de fármacos, permitirá obtener la mayor eficacia y la mínima toxicidad. Entramos en la era de los nanomedicamentos, conocido generalmente como el “targeting”, activo o pasivo.
– Detectores bioquímicos. Las nanopartículas superparamagnéticas utilizan las metaloproteinasas como marcadores de invasión tumoral para así obtener imágenes sobre la malignidad o benignidad de un proceso tumoral.
–Biotecnología molecular. Las nanopartículas semiconductoras como los puntos quánticos de seleniuro de cadmio, emiten luz brillante muy estable, para obtener imágenes moleculares de las actividades metabólicas del organismo; es el caso de los estudios de imagen en cardiología o las imágenes sobre actividad cerebral.
– Investigación en nanopartículas. Los nanotubos de carbono tienen propiedades eléctricas inusuales y aumentan su temperatura por la acción del láser, lo que permite destruir células cancerosas y evitar el daño a las células sanas.
También hemos de reconocer nuevos y emergentes conflictos éticos. A saber:
1.- El mal uso mediático de los descubrimientos, dando expectativas no realistas de sus aplicaciones médicas a los pacientes y familiares.
2.- Desconocimiento de los riesgos, derivados por el manejo de nanopartículas, tanto sanitarios como laborales
3.- Riesgos toxicológicos de las nanopartículas y su relación con el medio ambiente y las generaciones futuras.
4.- Posibles conflictos en el manejo de instrumentos a nanoescala. Es el caso de los nanorobots, que toman decisiones prediseñadas ante ciertas mediciones, que también se hacen en nanoescalas, por ejemplo en el control y liberación de fármacos a la sangre.
5.- El manejo de estos nanoinstrumentos de control eluden la capacidad sensorial humana o pueden quedar fuera del control. Todo ello determina la exigencia de una serie de responsabilidades que están por establecer.
El programa de ética de la UNESCO, con la creación de la comisión Mundial de ética de los conocimientos científicos y las tecnologías (COMEST), plantea la necesidad de examinar las cuestiones éticas y riesgos que suscitan los nuevos descubrimientos y las tecnologías emergentes, usando de manera muy especial el principio de precaución.
Una verdadera sociedad del conocimiento se caracteriza por un elevado desarrollo de la sociedad del aprendizaje, sobre todo si es de los errores…