Durante la Transición el propio don Juan Carlos acuño la expresión de que «tenía baraka», suerte, y que muchas de las situaciones más difíciles de aquellos momentos, y de otros previos a la muerte de Franco, se resolvieron gracias a que primero el Príncipe y luego el Rey se enfrentaron a muchos problemas con ese guiño del destino.
Claro que, con el tiempo, hemos descubierto que aquella suerte se la trabajaba a conciencia don Juan Carlos.El viernes, en la surrealista rueda de prensa de La Zarzuela, se habló varias veces de mala suerte. Mala suerte por la infección de cadera -que solo se da en un uno o dos por ciento de los casos-; mala suerte del doctor Vilariño, el que mas debía hablar y que casi no abrió el pico; y mala suerte -esto es ya mío- por producirse una recaída del Jefe del Estado en plena crisis secesionista de Cataluña y País Vasco. Pero la suerte es para el que la trabaja.
Don Juan Carlos conoce muy bien a los políticos que hicieron la Transición en Cataluña, y también a algunos -quedan menos- del País Vasco. Van a ponerse en marcha, por parte del Gobierno todos los recursos para hacer frente a la que se nos viene encima. Coordinados. Por eso la decisión de operar al Rey en España y no en la Clínica Mayo de Rocherter como estaba previsto es ya un buen paso. Como dicen desde el Gobierno: «Hay que estar». Pues vamos a ver si Rajoy y sus ministros también se ponen las pilas y están. No hay que decirlo. Lo tenemos que notar desde hoy mismo.