Cuchí ha destacado la cifra por su valor cuantitativo y porque «estos impactos no se evalúan del mismo modo que los que se producen durante el uso del inmueble y que se regulan en el código técnico, como las emisiones de gases de efecto invernadero». «De algún modo, son desconocidos y no se tiene consciencia de ellos», ha añadido.
El ha recordado la huella ecológica del sector de la edificación en España. «En 2006, un grupo de investigadores preparamos un informe para el Ministerio de Vivienda, en el que se demostraba que el 30 por ciento de las emisiones de la economía del país, según la metodología del Protocolo de Kioto, eran imputables a la construcción», ha precisado.
En ese sentido, ha indicado que la actual crisis inmobiliaria supone una ocasión para contribuir a la sostenibilidad. «No debemos pensar en la obra nueva, sino en la rehabilitación del parque edificado para conseguir una habitabilidad con menos emisiones de gases de efecto invernadero», ha recalcado.
«Para que España tenga una economía con bajo consumo de carbono, hay que actuar sobre el parque de viviendas. Si se reducen sus emisiones de CO2, se pueden »rescatar» para otras actividades productivas que sí contribuyen a lograr una economía saneada y competitiva», ha resaltado.
Asimismo, ha animado a «reinterpretar los edificios y vivir con eficiencia los espacios», pues en su opinión, «no es el inmueble el que consume energía, sino las personas que lo usan». Para Albert Cuchí, esto implica «reducir la dependencia del carbono a través de hábitos cotidianos, como iluminar las habitaciones con lámparas eficientes o acercarnos a una ventana para leer». «Se puede vivir con comodidad sin hacerse cómplices de la brutal transformación del mundo», ha concluido.