Es un error muy común, pensar que beber agua, disminuye el rendimiento en el deporte. La pérdida de agua a través de la evaporación del sudor, es el mecanismo más importante para mantener la temperatura corporal estable, eliminando de este modo el exceso de calor producido por la práctica de ejercicio. La cantidad de agua eliminada, dependerá de la intensidad del ejercicio físico, la temperatura ambiente y la humedad.
En ambientes muy calurosos, se recomienda consumir unos 500 ml de agua fría entre 10 y 20 minutos antes de iniciar el ejercicio. Durante la práctica del mismo, lo ideal sería beber aproximadamente 250 ml de líquido, a intervalos de 15 minutos.
Y, ¿qué debemos beber?
Para una actividad física moderada, el agua es más que suficiente. Obviamente hay que evitar las bebidas que contienen alcohol y cafeína, por sus efectos diuréticos que facilitan la pérdida de agua por parte del organismo.
Los preparados ideales, deben tener buen sabor, ser de rápida absorción y mejorar el rendimiento sin provocar trastornos gastrointestinales. En general, una bebida con una concentración de hidratos de carbono-electrolitos de un 8% será bastante apropiada.
Habrá que tener algo más de cuidado, si hablamos de personas con algún problema de salud, que implique una dieta pobre en sal o la ingesta de medicación (diuréticos, por ejemplo). En esos casos, es aún más importante que en el resto de las personas, consultar con el médico antes de lanzarse al apasionante mundo del deporte.