Un atentado islamista en Kenia perpetrado contra una iglesia evangélica en Likoni (Kenya) durante la celebración litúrgica del pasado domingo 23 de marzo, ha dejado un saldo de al menos cinco muertos y más de 20 heridos, según datos de la agencia Zenit.
El padre Joseph Waithaka, misionero de la Consolata, una misión situada en Likoni a tan sólo 200 metros del lugar de los hechos, ha explicado a la agencia de noticias MISNA que poco después de las nueve de la mañana del domingo oyó “los primeros disparos y los gritos de la gente intentando escapara por donde podían”.
Likoni es una pequeña localidad al sur de Mombasa donde la gente vive en paz. En los últimos años no han faltado las tensiones causadas por la “polémica intervención militar de Kenya en Somalia”, según el misionero.
Desde que lanzó una intervención militar en el sur de Somalia, en octubre del 2011, para apoyar al gobierno central de Mogadiscio frente a los insurgentes, Kenya es blanco de grupos extremistas islámicos, principalmente de Al Shabaab.
A pesar de que el ataque no ha sido reivindicado, los indicios señalan a Al Shabaab, ya que los testigos afirman que los jóvenes que llevaron a cabo la masacre “eran somalíes”, agrega el religioso.
Las autoridades religiosas musulmanas han condenado el ataque y han destacado en un comunicado que el Islam es una religión de “diálogo y tolerancia que no tiene nada que ver con actos de odio contra nuestros hermanos”.
Emanuel Barbara, Obispo de Malindi y Administrador Apostólico de Mombasa, ha afirmado que aunque se desconoce la autoria del atentado, “lo más probable es que se trate de un grupo de fundamentalistas”.
Estos grupos “amenazan incluso a los imanes de la zona, acusados de ser moderados«, añadió Barbara y precisó que ha habido varias amenazas e intimidaciones a líderes religiosos musulmanes locales para que “prediquen una doctrina radical”.