Este nuevo procedimiento, aprobado por el Papa en la reunión del Consejo Ordinario de la Secretaría del 25 al 26 de mayo de 2015, responde a la petición de los Padres sinodales de la asamblea del año pasado para que los participantes pudieran intervenir más y para que las reuniones en los círculos menores tuvieran más peso.
Por ello, se amplían de ocho a 13 el número de sesiones de estos círculos menores, donde los Padres sinodales, agrupados por su lengua de origen, reflexionarán sobre el documento de trabajo, enriquecido por las aportaciones efectuadas en el aula. Además, en favor de una mayor apertura informativa, este año se publicarán las síntesis de todos los trabajos desarrollados en estos círculos.
Esta Asamblea es la culminación del camino comenzado hace dos años, con el envío del primer cuestionario a todas las Iglesias particulares, mediante el cual fue posible esbozar el perfil de la familia en el mundo, de sus riquezas y sus desafíos.
Posteriormente, la Asamblea General Extraordinaria preparó una Relación final (Relatio Synodi) que originó más cuestiones, cuyas respuestas confluyeron en el actual documento preparatorio para el Sínodo, el Instrumentum laboris. Con este texto, los padres sinodales se disponen a comenzar un debate sobre los retos de la familia.
En total, participarán en el Sínodo 270 padres sinodales –42 de oficio, 183 por elección y 45 por nombramiento papal–. Atendiendo a la procedencia, 54 son de África, 64 de América, 36 de Asia, 107 de Europa y 9 de Oceanía.
Entre los 270 padres sinodales se encuentran 74 cardenales, seis patriarcas, un arzobispo mayor, 72 arzobispos, 102 obispos, dos sacerdotes párrocos y 13 religiosos.
18 CÓNYUGES, PADRES Y JEFES DE FAMILIA
Además, participarán 24 expertos o colaboradores del Secretario Especial, 51 auditores y auditoras y 14 delegados fraternos. También ocupará un papel destacado la familia pues intervendrán 18 cónyuges, padres y jefes de familia.
En la sesión inaugural, el Papa abrirá los trabajos del Sínodo, el Secretario General y el Relator General expondrán sus respectivas relaciones y el Relator General presentará los temas de la primera parte del Instrumentum Laboris, »La escucha de los retos de la familia». Después del testimonio de un matrimonio de auditores, comenzarán las intervenciones de los Padres sinodales en las Congregaciones Generales y, a continuación, las sesiones de los Círculos Menores.
El mismo procedimiento se repetirá en la segunda parte, »El discernimiento de la vocación de la familia» y en la tercera, »La misión de la familia hoy», durante las dos semanas sucesivas.
La Comisión para la elaboración de la Relación Final, nombrada por el Papa, estará formada por: el cardenal Péter Erdo; el arzobispo de Chieti-Vasto, Bruno Forte; el arzobispo de Bombay, Oswald Gracias; el arzobispo de Washington, Donald William Wuerl; el arzobispo de Wellington (Nueva Zelanda), John Atcherley Dew; el arzobispo titular de Tiburnia y rector de la Pontificia Universidad Católica Argentina, Victor Manuel Fernández; el obispo de Mouila (Gabon), Mathieu Madega Lebouakehan; el obispo de Albano (Italia), Marcello Semeraro; y el Prepósito General de la Compañía de Jesús, en representación de la Unión de los Superiores Generales, el padre Adolfo Nicolás Pachón.
Esta Comisión deberá seguir cada etapa del proyecto y al final de las tres etapas de trabajo, supervisará la preparación del proyecto de la Relación final, que se presenta en el aula. El texto definitivo de la Relatio finalis se presentará el sábado 24 de octubre en el Aula y, por la tarde, se someterá a la votación de la Asamblea. Después, el documento se entregará al Papa, a quien compete tomar las decisiones al respecto.
TRES MINUTOS POR PARTICIPANTE
Según ha explicado Baldisseri, dado el gran número de personas con derecho a tomar la palabra (318 entre Padres, Delegados Fraternos y Auditores) y al mayor espacio reservado a los Círculos Menores (13 sesiones), cada orador podrá hablar en el Aula durante tres minutos e intervenir con más profundidad en los Círculos.
Al igual que en el Sínodo de 2014, en las Congregaciones generales habrá una serie de momentos, de una hora de duración cada uno, dedicados a las intervenciones libres de los Padres sinodales.
En todo caso, a pesar de la mayor apertura en la comunicación de los debates de los participantes, el Papa quiere que el Sínodo sea «un espacio protegido, para que pueda actuar el Espíritu Santo, de modo que los Padres tengan la libertad de expresarse con parresía».