D. Felipe VI en Mallorca, Rajoy en Galicia, y cada uno de los «jefes» de las distintas fuerzas políticas en sus lugares de retiro. Incluido el Sr. Pujol (que no tiene tratamiento ahora que «le han renunciado» a sus prerrogativas como ex-President) y sus familiares ¡Todos están de vacaciones!
Las vacaciones son un avance de la modernidad. Antes de ella sólo unos privilegiados las tenían. Los privilegiados iban a los balnearios y si eran reales (de rey) a San Sebastián, que por entonces no sólo no era aberchale, sino que era monárquica.
Los políticos postmodernos no deben tener vacaciones
Pero ya no estamos en la modernidad, sino en la post-modernidad. Así que la propuesta debe ser distinta ¿Tienen todos derechos a las vacaciones? ¡No! Los políticos no tienen derecho a las vacaciones.
No lo tienen mientras Putin decide no importar fruta española (entre otras) y Obama lanzar sus aviones contra los Yijadistas de Irak; mientras Hamas torpedee la tregua e Israel responda (dicen que desproporcionalmente); mientras la ANC (que no es una liga de deporte, sino la Asamblea Nacional Catalana) siga urdiendo una Diada secesionista; mientras la Sexta mantenga debates de cinco contra uno (el PP); mientras sigan las cifras de parados a niveles inadmisibles y los sueldos bajos; mientras…
El descanso sólo después de una labor acabada
Se puede argumentar que todo el mundo tiene derecho al descanso. Es más, que tiene deber de descansar para poder ser eficiente en su labor. Pero no debe ser así, mientras esa labor no está lo suficientemente realizada. No, cuando otros aprovechan para tomar decisiones y llevar la delantera.
Estuve en política y puedo asegurar que el mes de agosto es vital. Los que trabajan en él llevan mucho camino recorrido en septiembre; y pillan a los demás desprevenidos.
En política no hay vacaciones
En política no hay vacaciones. La política es una señora activa en cualquier época del año. Hacer un paréntesis es dar ventaja al contrincante. Salvo que todos los contrincantes decidan pararse. Pero eso nunca ocurre. Cuando vuelva la última semana de agosto, algunos se van a llevar la sorpresa de ver cómo otros han trabajado en los días del asueto estival.
Y si uno se «mete a político» (como se decía antes) ya lo sabe: las vacaciones para cuando deje de serlo. Yo lo hacía. Al fin y al cabo a nadie le obligan a ocupar un cargo público. Es más, no sólo es voluntario, sino que luchan y fuerte para conseguirlo.