Cuando Nadia Eweida, cristiana copta, fue despedida en 2006 de la compañía British Airways por negarse a quitarse la cruz que llevaba al cuello, comenzó una dura batalla legal que ha acabado en una sentencia histórica: la compañía aérea británica ha sido considerada responsable de discriminación religiosa por prohibirle llevar la cruz.
Elñ Tribunal de Derechos Humanos, con cinco votos a favor y dos en contra, ha considerado que se ha violado el artículo 9 de la Convención Europea de Derechos Humanos, y ha ordenado que se le entreguen 2.000 euros en concepto de indemnización y 30.000 en concepto de gastos. En su día, la azafata aseguró que tenía los mismos derechos que un sij con turbante o una musulmana con velo.
La azafata ha asegurado, en palabras recogidas por el Daily Mail, que «los cristianos tienen el derecho de expresar su fe en el trabajo y no avergonzarse de ella». El propio primer ministro ha escrito un tuit en el que se ha mostrado «encantado de que el principio del uso de símbolos religiosos en el trabajo haya sido salvaguardado; la gente no debe sufrir discriminación por sus creencias religiosas».
Sin embargo, el Tribunald e Derechos Humanos no ha dado la razón a otros tres cristianos que alegaron discriminación por motivos religiosos: se trata de Lillian Ladelle, una empleada municipal de Islington despedida porque se opuso a celebrar uniones civiles entre personas del mismo sexo; Gary McFarlane, un psicólogo de pareja depedido de la asociación Relate por decir que él objetaría a tratar problemas sexuales con parejas homosexuales; y la enfermera anglicana Shirley Chaplin, trasladada de estar con paciente sa una ofician por negarse a quitarse su cruz de la Confirmación.